A muchos les atraen las historias de ídolos caídos, esas de estrellas que fueron desterradas del cielo tras conocer el lado oscuro de las alfombras rojas y los flashes y que terminaron, de golpe y porrazos, tirados en el suelo a la espera de la voluntad de los que pasen. De chico, perdón por la anairisimonada, recuerdo hojear las revistas del corazón de mi madre y contemplar la tremenda decadencia, semana a semana, de Tina, de Las Grecas: diagnosticada de esquizofrenia paranoide, agravada por el consumo de alcohol y drogas, acabó en la calle, huyendo de todas y cada una de las clínicas psiquiátricas en las que la ingresaban; hasta el que el sida zanjó su vida en 1995. O, más recientemente, todos vimos en los programas del corazón a la recordada Terele Pávez hablando sola en la calle, aparentemente enajenada, lejos de todo: al parecer, vagaba y dormía por Malasaña, aunque ella siempre negó ser alcohólica e indigente. Hace sólo unos días, se ha descubierto que la actriz malagueña Mónica Cervera, musa de Ramón Salazar y Álex de la Iglesia, vive en un parque, donde pide limosna. Lo sacó, de nuevo, una revista del corazón, creo que 'Semana', que, seguramente, no publicó en su día ni una sola noticia de la intérprete cuando triunfaba con 'Crimen ferpecto' o recibía críticas estupendas por 'Piedras' (desengañémonos: Mónica no eran popular cuando triunfaba). Y ahí ya se puso el titular solito: "Mónica Cervera, de rozar la gloria en los Goya a vivir en la calle".

Bueno, se trata de una noticia, es un hecho llamativo y destacable, que puede atraer la atención del lector; el titular está un poco engalanado pero lo podríamos pasar. Las fotos con las que se ilustraron los artículos eran las subidas por la propia Mónica a su cuenta de Instagram, por lo que no se estaba enseñando nada que ella no quisiera mostrar. Se habló con la actriz y ella dijo lo que quiso decir, que no es lo que muchos querían oír, claro: "Me tienen que respetar. Quiero que me dejen en paz y vivir como yo he elegido vivir". Hasta ahí, todo bien, trabajo cumplido. Dejémosla allá donde ella quiera estar, viviendo como ella quiera vivir, acertando o equivocándose en sus decisiones, que es el más básico de los derechos que tenemos los seres humanos.

Pero, sorpresa, no se la ha respetado: como la noticia habrá tenido una audiencia más que potable en internet, las publicaciones han vuelto a la carga y han seguido a la marbellí, fotografiándola durmiendo y comiendo en el parque, con reportajes tan deleznables como éste de 'Marca' titulado "Así es un día en la nueva vida de Mónica Cervera: duerme y come en un banco y se asea donde puede". ¿Por qué esta atracción por la desgracia ajena? Ya ni siquiera se disfraza de solidaridad, la ropa habitual con la que muchas veces vestíamos el morbo para dormir tranquilos; no, directamente se cuenta el relato incidiendo en sus detalles peliagudos y dejando interrogantes en el aire para que el lector se haga una especie de fantasía de la pornomiseria.

Desconozco por completo, no me interesan, los motivos que han llevado a que Mónica Cervera pase su existencia en la calle. ¿Problemas mentales? ¿Adicciones? Ni idea, no me compete en absoluto. Ella tuvo éxito en lo suyo y gozó de popularidad durante cierto tiempo; pero eso no me da a mí, simple espectador, un desconocido, un extraño, el derecho a conocer las causas por las que, según nuestras convicciones y forma de ver la vida, haya caído en desgracia o en el más absoluto fracaso personal, ni tampoco las consecuencias de sus decisiones, insisto, acertadas o equivocadas.

En unos pocos años, Mónica Cervera pasó de posar en un photocall patrocinado por la revista 'Semana' (la imagen que corona estas páginas) a salir en la misma publicación pero ya como un ídolo caído. Al final, y no lo digo por esta revista en concreto, me valdría cualquiera, el logotipo siempre está ahí: acompañándote en tus éxitos, vampirizando tus sonrisas, para terminar contando tus supuestas miserias y relatar cómo haces tus necesidades en un parque de Marbella.

La vida es dura, complicada y jodida. Pero algunos, con cosas como éstas, la hacen aún peor. Y yo lo único que sé es que si seguimos consumiendo estos contenidos, que trascienden lo noticioso para habitar directamente en la mugre moral, nosotros sí que sufrimos de problemas mentales y adicciones. Que una cosa es vivir en la miseria (elegida o sobrevenida) y otra muy distinta es ser un miserable, enfermo de escudriñar la desgracia ajena.

QOSHE - Mónica Cervera: la diferencia entre vivir en la miseria y ser un miserable - Víctor A. Gómez
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Mónica Cervera: la diferencia entre vivir en la miseria y ser un miserable

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11.01.2024

A muchos les atraen las historias de ídolos caídos, esas de estrellas que fueron desterradas del cielo tras conocer el lado oscuro de las alfombras rojas y los flashes y que terminaron, de golpe y porrazos, tirados en el suelo a la espera de la voluntad de los que pasen. De chico, perdón por la anairisimonada, recuerdo hojear las revistas del corazón de mi madre y contemplar la tremenda decadencia, semana a semana, de Tina, de Las Grecas: diagnosticada de esquizofrenia paranoide, agravada por el consumo de alcohol y drogas, acabó en la calle, huyendo de todas y cada una de las clínicas psiquiátricas en las que la ingresaban; hasta el que el sida zanjó su vida en 1995. O, más recientemente, todos vimos en los programas del corazón a la recordada Terele Pávez hablando sola en la calle, aparentemente enajenada, lejos de todo: al parecer, vagaba y dormía por Malasaña, aunque ella siempre negó ser alcohólica e indigente. Hace sólo unos días, se ha descubierto que la actriz malagueña Mónica Cervera, musa de Ramón Salazar y Álex de la Iglesia, vive en un parque, donde pide limosna. Lo sacó, de nuevo, una revista del corazón,........

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