Donde se apriete, brotan los negocios turbios, o abiertamente ilegales, que el régimen neoliberal armó en beneficio de los multimillonarios marca Forbes, quienes, en su mayoría, han construido fortunas de ensueño siempre con dinero de la nación y el ahorro de los trabajadores. Como diría el filósofo, no dejaron piedra sin labrar hasta en el más recóndito ámbito económico-social, en la creencia, falsa, desde luego, de que ellos no son del país, sino que éste es de su propiedad. Y siempre son los mismos, a partir del salinismo, cuando el innombrable reconstruyó a la oligarquía.

Como a cada acción legal corresponde una reacción ilegal, cada vez que el gobierno federal descubre las tropelías, excesos, atracos y conexos de esos barones, de inmediato la derecha y sus jilgueros arman tremendas cuan sucias campañas propagandísticas para defender lo que ellos creen que les pertenece, como –entre lo más reciente, que no lo único– el ahorro de los trabajadores, que a lo largo de los últimos 29 años les ha dejado pingües ganancias (no a los propietarios de los recursos), por medio de las administradoras de fondos para el retiro (Afore).

En la mañanera de ayer, el presidente López Obrador lo explicó así: nadie se puede robar la pensión, porque queda a salvo el derecho del trabajador para que en cualquier circunstancia reclame su dinero. Nada más que ese dinero que no se reclama por ley lo debe de cuidar el Instituto Mexicano del Seguro Social y no las Afore, las que deben de entregar ese dinero al IMSS para que éste custodie y garantice que, si el trabajador reclama esa pensión, se le entregue. ¿Y qué es lo que estamos notando, por qué están enseñando el cobre? (léase la campaña sucia) Pues que no quieren entregar al Seguro esas pensiones no reclamadas, y las están administrando ellos.

Así es: por ley, desde 2020, las Afore deben entregar al IMSS la cuentas no reclamadas, pero los barones –especialistas en estos chanchullos y creyéndose impunes– han fingido demencia y de cada peso que legalmente deben regresar al Seguro Social sólo han depositado, si bien va, 2 centavos. De ese tamaño el negocio, uno más a costillas del ahorro de los trabajadores.

El director general del IMSS, Zoé Robledo detalló de qué se trata: el número de cuentas no reclamadas (luego de 10 años) que debe entregar a esa institución suma 259 mil 945, mismas que acumulan un monto de 41 mil 541 millones de pesos. Esta es la cantidad que los dueños de las 10 Afore en operación están obligados a depositar en el Seguro Social, pero en los hechos de ese total solo han entregado 946 millones 176 mil 804 pesos, es decir, apenas 2 por ciento de lo que la ley los obliga. Lo demás lo jinetean a su favor.

Para dar una idea de qué se trata: sólo invertidos en Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) y con las altísimas tasas de interés prevalecientes, esos 41 mil 541 millones de pesos generan un rendimiento anual cercano a 4 mil 673 millones de pesos (sólo en el año 2023), que fueron a parar no a las cuentas de los trabajadores, sino a las chequeras de los dueños de las Afore.

Como bien lo apuntó Zoé Robledo: a raíz de todo esto se han generado todo tipo de comentarios, críticas e incluso disparates, porque esto que se ha hablado de expropiación, confiscación, robo a las pensiones de las personas que no han reclamado después de 10 años, simplemente es una campaña de desinformación.

Y el citado sólo es un filón del negocio de las Afore, porque, además jinetean todas las cuentas de los aforados y al mismo tiempo les cobran altas comisiones por su administración, en el entendido de que si hay rendimiento positivo para el trabajador, entonces ganamos, hermano, pero si sucede lo contrario (les llaman minusvalías), simplemente perdiste y ni te conozco, porque los barones no pagan los platos rotos, aunque sean los responsables del quebranto. Cuando en julio de 1995 Ernesto Zedillo dio el banderazo de salida al nuevo negocio con dinero ajeno, estaban registradas 24 Afore; a estas alturas quedan 10, lo que da puntual cuenta de la concentración existente en ese mercado.

Es ocioso mencionar a los dueños, pues aparecen en todas partes, pero entre ellos está el impresentable Ricardo Salinas Pliego (Azteca), que solo ha entregado al IMSS uno por ciento de lo que, por ley, le corresponde; Carlos Hank Rhon, de Banorte, con 3 por ciento; Carlos Slim (Inbursa), 3 por ciento; la familia Coppel (nueva Forbes), con uno por ciento, y Profuturo, de la familia Bailleres, 2 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Entonces, ¿Quién roba a quién?

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20.04.2024

Donde se apriete, brotan los negocios turbios, o abiertamente ilegales, que el régimen neoliberal armó en beneficio de los multimillonarios marca Forbes, quienes, en su mayoría, han construido fortunas de ensueño siempre con dinero de la nación y el ahorro de los trabajadores. Como diría el filósofo, no dejaron piedra sin labrar hasta en el más recóndito ámbito económico-social, en la creencia, falsa, desde luego, de que ellos no son del país, sino que éste es de su propiedad. Y siempre son los mismos, a partir del salinismo, cuando el innombrable reconstruyó a la oligarquía.

Como a cada acción legal corresponde una reacción ilegal, cada vez que el gobierno federal descubre las tropelías, excesos, atracos y conexos de esos barones, de inmediato la derecha y sus jilgueros arman tremendas cuan sucias campañas propagandísticas para defender lo que ellos creen que les pertenece, como –entre lo más reciente, que no lo único– el ahorro de los trabajadores, que a lo largo de los últimos 29 años les ha dejado pingües ganancias (no a los propietarios de los recursos), por medio de las administradoras de fondos para el retiro (Afore).

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