Durante el verano de 2019, los CDR, a los que hoy, por mor de las dádivas de Pedro Sánchez al golpismo acaso haya que darles el trato de muy honorables CDR, llamaron a cortar la AP-7. Los encapuchados trataban de yugular una artería fundamental para el flujo de mercancías entre España y Francia, «Estado español» y «Catalunya Nord» en jerigonza lazi. Decepcionados ante la falta de firmeza golpista de Torra, máximo representante del Estado en Cataluña, que harto tenía con detectar baches en el ADN de los españoles, los CDR pretendían mantener el corte de una forma prolongada y sostenida en el tiempo, a la espera de la sentencia del Tribunal Supremo en relación a los llamados «hechos de octubre». Con este sabotaje a una infraestructura de tal entidad trataban de condicionar la decisión de los togados que hoy, por primera vez, se han puesto de acuerdo contra un presidente, Sánchez, que ha emponzoñado sus togas hasta extremos indecibles.

Cinco años después, el doctor ha sido investido presidente del Gobierno después de cederlo todo a las facciones que tratan de erosionar, algunas de balcanizar, la nación que pretende dirigir al precio de su desmantelamiento. Rodeado de un ejército de asesores y aduladores, con una policía que de nacional parece mutar a gubernamental, Sánchez, al que la calle le fue siempre mucho más hostil que los salones donde se diseñan las estrategias globalistas, se mantiene en La Moncloa a la espera del agotamiento de las protestas, mientras sus sicofantes a sueldo se desgañitan en los medios subvencionados gritando «¡que viene la ultraderecha!» o sosteniendo que el Gobierno rematado en Bruselas es el democrático resultado de las elecciones de julio.

Sin embargo, a pesar de la aplastante propaganda, pese a que la grey socialista es capaz de tragar con todo lo que beneficie a sus siglas —las roturas de carnés han sido excepcionales—, se percibe preocupación en las filas del partido que coordina el desguace de España. Son ya muchos los días en los que la blindada Ferraz asiste a unas protestas que el Gobierno trata de desvirtuar mediante viejas argucias callejeras puntualmente televisadas. Maniobras estériles para quienes no están dispuestos a convertirse en españoles de segunda, los mismos que dieron cuerpo a las enormes movilizaciones de Madrid y Sevilla que han ciertos voceros que tratan de encapsular bajo la etiqueta Cayetana.

Pese al enorme aparato mediático del que dispone, no va le va a resultar fácil al PSOE, configurador de la España del último medio siglo, acallar la ola de protestas. Y ello a pesar del intento de equiparar a los CDR con quienes se concentran en Ferraz horas antes del televisivo reparto de jarabe de porra. Dentro de esta estrategia se inscribe el intento de igualar el corte de la AP-7 con el del colapso de la A-6 del pasado sábado. Vana ilusión pues, aunque en apariencia se trata de lo mismo, de interrumpir el tráfico, las razones son radicalmente opuestas. Si el corte barcelonés formó parte de una ofensiva que buscaba la sustracción de parte del territorio español, pues la secesión es un robo, la sentada de la A-6 trataba de impedir que el embuste que pernocta en La Moncloa siga colaborando con los beneficiarios de los encapuchados.

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De la AP-7N a la A-6

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20.11.2023

Durante el verano de 2019, los CDR, a los que hoy, por mor de las dádivas de Pedro Sánchez al golpismo acaso haya que darles el trato de muy honorables CDR, llamaron a cortar la AP-7. Los encapuchados trataban de yugular una artería fundamental para el flujo de mercancías entre España y Francia, «Estado español» y «Catalunya Nord» en jerigonza lazi. Decepcionados ante la falta de firmeza golpista de Torra, máximo representante del Estado en Cataluña, que harto tenía con detectar baches en el ADN de los españoles, los CDR pretendían mantener el corte de una forma prolongada y sostenida en el tiempo, a la espera de la sentencia del Tribunal Supremo en relación a los llamados «hechos de octubre». Con este sabotaje a una infraestructura de tal entidad trataban de condicionar la decisión de los togados que hoy, por primera vez,........

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