Honestamente hubo un momento en mi vida, entre los treinta y los cuarenta, que pensé que la sociedad iba camino de eliminar las desigualdades; que los fascismos y nacionalismos, incluido el español, eran cosa del pasado y que la Constitución te ampara, la justicia te defiende y la policía te guarda, como cantaba Serrat. Pero el noi advertía que tocaras madera porque también hacen la siesta los árbitros y los jueces.

En este 2023 que agoniza veo claro que he errado en mis augurios más que la bruja Lola y alguna otra nigromante de bola de cristal que conozco. Es mucho decir que la sociedad va a peor, pero desde luego no a mejor ni por la senda esperada. En algún momento se jodió el Perú, probablemente cuando Vargas Llosa se hizo político ultra, y en vez de escoger el camino bueno nos hemos metido en unos callejones de gueto norteamericano.

Veamos. Por principio y por historia todo sistema político es imperfecto y toda administración, corrupta. Tres mil y pico años no son pocos para evaluar las estructuras humanas y siempre se producen los mismos resultados. Cómo hemos podido sobrevivir es un misterio tan grande como la construcción de las Pirámides o por qué en una época escolar había que aprenderse la lista de los Reyes Godos.

Partiendo de una base tan desesperanzadora no se pueden tener grandes expectativas y, francamente España y el Mundo están en un repunte de populismos, ultra nacionalismos, ultra fascismos, ultra comunismos, lenguajes políticamente correctos, «me too» varios y anti tolerancias, que más vale no salir mucho a la calle. Por si acaso.

Es fácil echarle la culpa a las redes, pero no son más que una herramienta del ser humano y como especie cada vez somos más un parásito devorador del Planeta, un virus incurable. Todo ello no hace más que exacerbar la misantropía de este indignado burgués, que ya la trae de serie, junto a la incontinencia escrita y la impaciencia.

Hay quienes lo pasan peor. El otro día leí en algún sitio una frase del que fuera presidente de los EE UU, Lyndon B. Johnson: «Si una mañana, me levanto y camino sobre las aguas del Potomac, por la tarde los titulares dirán que el presidente no sabe nadar». Es buena, muy buena. Define perfectamente que hay ocasiones en las que hacer milagritos no puede nada contra ideas apriorísticas y, sobre todo, que a muchos bípedos les importa un bledo lo que seas capaz de hacer, sólo verán en ti defectos. Ya saben que el Sanxe no me cae nada bien, pero seguro que en la frase del yanqui se siente reflejado.

Yo aconsejaría a cualquiera que haya llegado a un cargo público gordo que, ahora que está en racha, reflexione sobre la fugacidad, para no tirarse de un puente cuando la tortilla dé la vuelta, que la dará. El triunfo lleva aparejada la tragedia de cumplir tus deseos, pero por poco tiempo. Otros más cínicos dirían que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.

Y luego está lo de la justicia. Quien crea que el «lawfare» no existe ni ha existido nunca es que no sabe de qué va esto. Antes que Dios fuera Dios y los peñascos, peñascos, quien tiene poder lo ejerce y podría ser que pudiera ser que, en algún remoto país, algunos togados tuvieran predilección por unos y manía a otros. Que lleguen a la prevaricación es discutible, que tengan mayor celo contra unos que contra otros... Dicen que la justicia debe ser ciega para aplicar a todos por igual la ley, pero ¿es siempre así? Me gustaría estar convencido.

Peor están la educación y la igualdad de oportunidades que en tiempos fueron una ficción y ya son una entelequia absoluta. No es sólo que los ricos vayan a mejores colegios, es que encima les regalan aprobados y notas. Lo señala el Informe PISA: a igualdad de resultados en exámenes de matemáticas y ciencias, los chicos más pobres tienen 3,7 veces más probabilidades de repetir que los más ricos. Toma ya igualdad y meritocracia. Con las mismas respuestas al mismo examen los pobres suspenden cuatro veces más. Es como para plantearse dejar de ser pobre.

Quien se piense que en la educación hay una brecha de género acertará también, pero seguro que al contrario de lo previsto. Resulta que haciendo lo mismo los chicos suspenden el doble que las chicas. Como decía mi padre y no sé de dónde lo habría sacado: si eres guapa y eres rica, ¿qué más quieres, Federica?

Ah, y en Cataluña, los malos resultados, dice su Conseller, vienen por culpa de los niños inmigrantes, que por cierto han nacido allí y son, por tanto, tan catalanes como la Virgen de Monserrat. Eso sí, deben llevar la ignorancia en sus genes oscuritos, lo contrario que los catalanes de pedigrí. Manda huevos.

Si en política, justicia y educación las cosas van como van, ya me contarán a qué nos agarramos para no salir rumbo a Júpiter. Bueno, que también es muy inhóspito, pero al menos no hay políticos a semanas luz.

Con todo y con eso les deseo una feliz Navidad a todos, incluidos mandamases nefastos, que hasta los más malos tendrán una madre que los quiere y diga qué mono es mi niño o mi niña. Y del resto, que los dioses provean y nos pillen confesados.

QOSHE - Cuesta abajo y sin frenos - Javier Mondéjar
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Cuesta abajo y sin frenos

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24.12.2023

Honestamente hubo un momento en mi vida, entre los treinta y los cuarenta, que pensé que la sociedad iba camino de eliminar las desigualdades; que los fascismos y nacionalismos, incluido el español, eran cosa del pasado y que la Constitución te ampara, la justicia te defiende y la policía te guarda, como cantaba Serrat. Pero el noi advertía que tocaras madera porque también hacen la siesta los árbitros y los jueces.

En este 2023 que agoniza veo claro que he errado en mis augurios más que la bruja Lola y alguna otra nigromante de bola de cristal que conozco. Es mucho decir que la sociedad va a peor, pero desde luego no a mejor ni por la senda esperada. En algún momento se jodió el Perú, probablemente cuando Vargas Llosa se hizo político ultra, y en vez de escoger el camino bueno nos hemos metido en unos callejones de gueto norteamericano.

Veamos. Por principio y por historia todo sistema político es imperfecto y toda administración, corrupta. Tres mil y pico años no son pocos para evaluar las estructuras humanas y siempre se producen los mismos resultados. Cómo hemos podido sobrevivir es un misterio tan grande como la construcción de las Pirámides o por qué en una época escolar había que aprenderse la lista de los Reyes Godos.

Partiendo de una base tan........

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