En los últimos días se ha vuelto a reavivar el debate frente a una realidad palpable entre el profesorado universitario de todo nuestro país. Hemos leído recientemente titulares como "Profesorado universitario: una especie sometida, en un mundo digital, a la asfixia burocrática" o "La burrocratización de la universidad: una paradoja en un mundo digital". El malestar es evidente al cual, si añadimos las regulaciones del acceso del profesorado a unas plazas regidas por unas acreditaciones que priman la publicación en revistas o editoriales de impacto más que la calidad en si de sus investigaciones, provoca una desmotivación generalizada que puede afectar la calidad de su enseñanza. Una rápida contrastación con las compañeras y los compañeros de la Universidad donde trabajo ofrece una percepción con tintes apocalípticos, ocupan una porción importante de su tiempo en la previsión de publicación de artículos en ese tipo de publicaciones, sin prestar la atención que quisieran a la preparación de materiales docentes o a la atención al alumnado. Las fórmulas de acceso a las plazas de profesorado vienen determinadas por ese peculiar perfil investigador sin que se potencie las cualidades docentes de su trayectoria.

Por todo ello, es un sentir general que, a pesar de la digitalización de los procedimientos administrativos, la cantidad de documentación a preparar para cualquier trámite sigue teniendo un comportamiento alcista de gran envergadura. Todo docente universitario sabe que su función principal, además de la correspondiente investigación, es transmitir su conocimiento al alumnado. Perder este punto de vista empeora, sin ninguna duda, la perspectiva de las instituciones de educación superior. Debemos volver a escuchar la realidad de las aulas, donde la tendencia, a causa de las dedicaciones ajenas a estas, obligan al profesorado a no dedicarle el tiempo de preparación correspondiente. Por este motivo, el educador colombiano Julián de Zubiría, director del Instituto de renovación pedagógica Alberto Merani, apuntaba: "los rectores no asisten a las reuniones de profesores ya que suelen permanecer encerrados en sus oficinas resolviendo problemas legales y administrativos. Sin ellos es impensable fortalecer los Proyectos Educativos Institucionales. Sin ellos es casi imposible cualificar el clima institucional. Sin ellos es impensable aprender de la experiencia previa, revisar los logros y retroalimentar los procesos. Y sin todo lo anterior, es imposible mejorar la calidad de la educación". Tenemos que huir de las jaulas de hierro que el sociólogo Max Weber utilizó en su estudio La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1958) para denunciar el aumento de la racionalización de la vida social en un sistema basado en la eficiencia tecnológica, el control y el cálculo racional. Revisemos procedimientos y simplifiquemos su aplicación.

Una muestra de la consciencia que no tiene que perderse desde un equipo de gobierno es el titular de la entrevista reciente en el Diario Información a Juan Mora, vicerrector de Investigación de la Universidad de Alicante: "Los investigadores tienen que perder demasiado tiempo con trabajo burocrático". El vicerrector apunta que el aumento de dedicación a trámites administrativos de quienes abordan la investigación es "un tema que habría que revisar". Entiendo por sus palabras que se refiere al compromiso electoral del actual equipo de gobierno del año 2020 en su objetivo 4 del programa para el PDI (Personal Docente e Investigador): "disminuir y optimizar las tareas de gestión realizadas por el PDI en docencia e investigación". Todo ello con las propuestas concretas de elaborar un diagnóstico de la situación, establecer un plan de reducción de la burocracia y simplificación de los procesos, reforzar el apoyo administrativo al PDI, fortalecer la Unidad de Apoyo a la Investigación y revisar y agilizar el sistema de compras de material y contratación de viajes. El reconocimiento del ahogo burocrático de este colectivo en la entrevista citada es una buena muestra del incumplimiento de las propuestas anteriores. No sólo no se ha reducido esta realidad, sino que, en general, se ha incrementado. Tampoco se ha planteado ningún tipo de análisis de los procesos y seguimos la tendencia marcada por normativas estatales que obligan a unos procesos de contratación desde cualquier coste que ralentizan y dificultan la obtención de materiales imprescindibles en la investigación.

Aunque empezamos a tener gestores expertos en gestionar proyectos, los continuos cambios del personal en departamentos e institutos de investigación, a causa de la consolidación de plazas o de otros concursos, dificulta la formación específica de este colectivo que tendría que auxiliar a los investigadores en sus trámites. Necesitamos, pues, encontrar el punto lógico de apoyo a un personal que, además de hacerse cargo de su docencia e investigación, necesita la inmediatez de unas adquisiciones o la justificación de los gastos de un proyecto concedido. Si añadimos la constante revisión de algunas aplicaciones digitales, como la encargada de la gestión de los trabajos de final de grado, que cada vez más carga todas las tareas en el profesorado, conseguiremos ahogar definitivamente unas trayectorias personales que acuden con resignación y escasa motivación a su lugar de trabajo. Con las lógicas limitaciones de las normativas externas a la Universidad, esperemos definitivamente un plan de reducción de estos trámites y que simplifique los procesos a nivel interno.

QOSHE - El incremento de la burocratización del profesorado universitario - Carles Cortés
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El incremento de la burocratización del profesorado universitario

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11.11.2023

En los últimos días se ha vuelto a reavivar el debate frente a una realidad palpable entre el profesorado universitario de todo nuestro país. Hemos leído recientemente titulares como "Profesorado universitario: una especie sometida, en un mundo digital, a la asfixia burocrática" o "La burrocratización de la universidad: una paradoja en un mundo digital". El malestar es evidente al cual, si añadimos las regulaciones del acceso del profesorado a unas plazas regidas por unas acreditaciones que priman la publicación en revistas o editoriales de impacto más que la calidad en si de sus investigaciones, provoca una desmotivación generalizada que puede afectar la calidad de su enseñanza. Una rápida contrastación con las compañeras y los compañeros de la Universidad donde trabajo ofrece una percepción con tintes apocalípticos, ocupan una porción importante de su tiempo en la previsión de publicación de artículos en ese tipo de publicaciones, sin prestar la atención que quisieran a la preparación de materiales docentes o a la atención al alumnado. Las fórmulas de acceso a las plazas de profesorado vienen determinadas por ese peculiar perfil investigador sin que se potencie las cualidades docentes de su trayectoria.

Por todo ello, es un sentir general que, a pesar de la digitalización de los procedimientos administrativos, la cantidad de........

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