Los pajaritos de Galdeano
Cada mañana pasaba por la calle de los pajaritos. Sabía que su nombre real era el de un tal Galdeano, pero la había rebautizado porque los trinos le alegraban la mañana de camino al trabajo. Le parecía un milagro que en esa parte de la ciudad, a escasos metros de la puerta del Carmen, en el cogollo de la Zaragoza más ruidosa, se pudiera escuchar el canto de los gorriones de forma tan clara. Había leído en alguna parte que el 20% de los pájaros vive en las ciudades, pero no era........
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