Se encuentran en la entrada del supermercado. Ambas tiran de sendos carritos de la compra. "-¿Qué tal fue la comunión? -¡Muy bien! Comimos sin conocimiento". Las tres últimas palabras, a modo de resumen de la celebración, retumban en su cabeza como un mantra. "Comimos sin conocimiento". ¡Qué buen epitafio para un panteón familiar! En este mundo sin medias tintas triunfan los excesos, y lo de menos es el motivo de la celebración.

Tampoco hay medias tintas en el Parlamento georgiano. El guantazo que le dio el lunes pasado un miembro de la oposición al líder del partido gubernamental en la tribuna fue implacable. Una piensa que nos quedan dos telediarios para ver algo similar en la Carrera de los Jerónimos. No hay grandes motivos para la esperanza, ni dentro ni fuera del hemiciclo: cuando esto ocurra, aplaudiremos como en la plaza de la Concordia parisina, llamada de la Revolución en tiempos de la guillotina.

Eso sí que es vivir "experiencias", como se denomina ahora a cualquier actividad por muy normal y corriente que sea. Ahora no se sale a tomar un vino, sino a disfrutar de la experiencia de probar un caldo elaborado con los mejores frutos de la vid.

Y hablando de denominar las cosas con otro nombre, aparece en el informativo el candidato de EH Bildu a lehendakari en las elecciones vascas, un tal Otxandiano. Se niega a calificar a ETA como banda terrorista. "¿Y a quién pretende engañar?", pregunta el chaval mirando pasmado al televisor. "A quien ya lo está", le responde su progenitor. "Parece Narnia", reflexiona el chico. "Tienes razón, es como si entraran a otro mundo a través de un armario encantado y vieran lo que quieren hacerles ver". A ver qué les depara la "experiencia" de acudir a las urnas el domingo.

QOSHE - Epitafios y experiencias - Nuria Casas
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Epitafios y experiencias

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17.04.2024

Se encuentran en la entrada del supermercado. Ambas tiran de sendos carritos de la compra. "-¿Qué tal fue la comunión? -¡Muy bien! Comimos sin conocimiento". Las tres últimas palabras, a modo de resumen de la celebración, retumban en su cabeza como un mantra. "Comimos sin conocimiento". ¡Qué buen epitafio para un panteón familiar! En este mundo sin medias tintas triunfan los excesos, y lo de menos es el motivo de la........

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