La estampa daba para una de esas obras de Goya capaces de narrar en una imagen un episodio trascendente de los que marcan época: el pintor trabajaba en uno de los árboles del bosque de Oma mientras un escolta velaba por su seguridad. Quién lo diría del hijo del obrero del caserío cercano. Del niño que, a falta de pinturas, utilizaba pequeñas piedras calizas para dibujar animales en las rocas cercanas al paraje que le vio nacer. Del joven que trabajaba en una fábrica de calzado y un compañero rifaba sus obras. Hasta que a los 18 años hizo su primera exposición y empezó poco a poco a abrirse camino en el arte utilizando el material a su alcance: piedra o maderas (pobreza obligaba).

Ni en sus peores pesadillas del tiempo oscuro que le tocó vivir durante la dictadura, cuando se afilió al PCE para luchar por las libertades, hubiera creído que sufriría semejante situación: tener que trabajar protegido en plena era democrática y en la tierra que le vio nacer. Pero la amenaza de ETA no era un brindis al sol. De permanecer encarcelado dos veces en el franquismo a convertirse en diana de los terroristas. Salir de la oscuridad para meterse en las tinieblas. Jugarse la vida por negarse a cerrar la boca o aparcar los pinceles. Por seguir luchando desde el caserío de Oma por la libertad al lado de quienes carecían de ella: las víctimas del terrorismo. Por no bailar al son de los que otros tocaban, por salirse del pensamiento único. En definitiva, por tener criterio propio al margen de la propaganda.

Agustín murió el pasado viernes y deja no solamente su impronta artística, sino también vital. Que los árboles nos dejen ver el bosque de Ibarrola.

QOSHE - El pintor con escolta - Nuria Casas
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El pintor con escolta

4 0
22.11.2023

La estampa daba para una de esas obras de Goya capaces de narrar en una imagen un episodio trascendente de los que marcan época: el pintor trabajaba en uno de los árboles del bosque de Oma mientras un escolta velaba por su seguridad. Quién lo diría del hijo del obrero del caserío cercano. Del niño que, a falta de pinturas, utilizaba pequeñas piedras calizas para dibujar animales en las rocas cercanas al paraje que........

© Heraldo de Aragón


Get it on Google Play