En la primera contienda mundial, los imperios alemán y austro-húngaro frente a la Triple Entente -Reino Unido, Francia, Rusia y añadidos-.

Revoluciones como la rusa, germen de la Unión Soviética, los nacionalismos y el fascismo llevarían irresolublemente a la segunda: las potencias del Eje, con la devastadora Alemania, frente a los Aliados finalmente vencedores.

El aparente oasis de paz no lograría mitigar la guerra fría entre la URSS y EE. UU. Ni la ONU podría evitar que el Estado de Israel y las palestinas Gaza y Cisjordania fuesen enemigos hasta nuestros días. Y eso que el pueblo judío, el ‘elegido’, sufrió en su carne la diáspora y la destrucción, desde los romanos, turcos y otomanos, al genocidio nazi. No se termina de entender.

«A partir de 1933, el barrio de Rehavia, en Jerusalén, establecido como ciudad jardín a principios de la década de 1920, se convirtió en epicentro de la comunidad judeoalemana de Israel» (Thomas Sparr). Escritores como Else Lasker-Schüler, Gershom Scholem o Martin Buber huirían de la persecución. Después, y con el progresivo desarrollo, vendría la revancha: los asentamientos se comieron literalmente a la población árabe.

El bestial atentado del pasado octubre, la violencia que no cesa contras Hamás -hasta sumir a miles de niños palestinos en la muerte o la hambruna- y el ataque de drones iraníes es más de lo mismo. Estados Unidos y Europa, incluida España, más Australia, pro israelíes; una gran mayoría árabe, Venezuela o Chile, pro palestinos.

La historia se repite una y otra vez. Cafarnaún, Betsaida, el Templo de Jerusalén, el propio Santo Sepulcro… No quedó piedra sobre piedra. Santa Helena de Constantinopla, San Francisco de Asís, reconstruyeron y dieron vida nueva. Los hijos de la luz. Y quizá esa noche oscura de la humanidad, de la que ya escribe San Juan de la Cruz, sea fruto de nuestra historia. «Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como ladrón, pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas» (Primera carta de San Pablo a los tesalonicenses, 5-6).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

QOSHE - Guerra en Gaza: Hijos de la noche - María Pilar Martínez Barca
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Guerra en Gaza: Hijos de la noche

11 0
21.04.2024

En la primera contienda mundial, los imperios alemán y austro-húngaro frente a la Triple Entente -Reino Unido, Francia, Rusia y añadidos-.

Revoluciones como la rusa, germen de la Unión Soviética, los nacionalismos y el fascismo llevarían irresolublemente a la segunda: las potencias del Eje, con la devastadora Alemania, frente a los Aliados finalmente vencedores.

El aparente oasis de paz no lograría mitigar la guerra fría entre la URSS y EE. UU. Ni la ONU podría evitar que el Estado de Israel y las palestinas Gaza y Cisjordania fuesen enemigos hasta........

© Heraldo de Aragón


Get it on Google Play