En plena pandemia del coronavirus, en 2020, la empresa zaragozana Imascono, un estudio de realidad aumentada y metaverso, sacó al mercado su proyecto EVA (Enterprise Virtual Avatar), un asistente virtual creado con inteligencia artificial (IA). «Ayuda a evitar hasta un 80% los contactos humanos durante la visita a recepciones, puestos de información, espacios promocionales de ‘retail’ y eventos», indicaban entonces desde la firma creada por Pedro Lozano y Héctor Paz. «Los asistentes virtuales», señalaban también, «permiten ofrecer una atención 24 horas en tiempo real, reduciendo el tiempo de espera en la atención al cliente y, por consecuencia, mejorando notablemente la experiencia de usuario».

Otra empresa aragonesa del mismo ámbito, Deusens, tuvo en esos meses cierta notoriedad al desarrollar un software que «reformula los eventos del siglo XXI», un servicio que permitía reunir en un espacio (virtual, claro) a clientes, colaboradores y prescriptores en un mundo hecho a medida para ellos sin importar donde se encontraran. Deusens sacó también después su propio asistente virtual –en su caso se llama Alice–, que mediante IA prediseñada, afirma la compañía, «puede mantener conversaciones humanas en tiempo real para ayudar y orientar a clientes, resolver sus dudas o incluso participar en otros procesos de monitorización».

Eva y Alice (en la imagen) son solo dos exponentes de lo que la inteligencia artificial puede hacer para mejorarnos la vida. Dos de las numerosas creaciones aragonesas que ayudan a empresas de todo tipo de sectores de actividad a agilizar sus procesos, conocer mejor las preferencia de sus clientes y sacar productos punteros. Es tal la infinidad de datos a los que se puede acceder hoy que explotarlos se ha convertido en una herramienta determinante para ganar competitividad.

Las asistentes virtuales aragonesas (hay también versiones masculinas) nunca podrán sustituir a un humano, aunque sean capaces de relacionarse y responder a preguntas sencillas, como destacan sus creadores. Incluso cuando, como comentó Héctor Paz a este diario en su día, «pestañean, hacen gestos y te hablan».

Ya lo dijo en la edición de este periódico del pasado domingo Javier Orús, director general de PredictLand, empresa aragonesa referente en el mundo del big data: «La inteligencia artificial no suplanta la creatividad humana, y en ese sentido hay que decir que no tiene empatía». Él, como otros expertos, destaca el valor de la IA como una tecnología que ayudará mucho a que aquellos trabajos que sean repetitivos los hagan máquinas, mientras que las personas nos centremos más en realizar actividades que aporten más valor añadido.

La revolución industrial cambió la vida de la gente y democratizó el acceso a un buen número de productos que hasta entonces solo podían adquirir las clases más pudientes. La telefonía e internet han dado lugar más recientemente a otra auténtica revolución, modificando modos de trabajar en las empresas y la manera de relacionarnos. La inteligencia artificial, aseguran hoy quienes trabajan en la materia, supone una nueva vuelta de tuerca, con un aprovechamiento de los datos que ayudará –lo está haciendo ya– a prevenir enfermedades, a conseguir que las cadenas de montaje de las fábricas sean más eficientes y a que podamos centrarnos en lo importante. Quizás no podemos saber hoy el alcance real de lo que nos espera en los próximos años.

QOSHE - Eva, Alice y la inteligencia artificial - Luis H. Menéndez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Eva, Alice y la inteligencia artificial

3 0
26.12.2023

En plena pandemia del coronavirus, en 2020, la empresa zaragozana Imascono, un estudio de realidad aumentada y metaverso, sacó al mercado su proyecto EVA (Enterprise Virtual Avatar), un asistente virtual creado con inteligencia artificial (IA). «Ayuda a evitar hasta un 80% los contactos humanos durante la visita a recepciones, puestos de información, espacios promocionales de ‘retail’ y eventos», indicaban entonces desde la firma creada por Pedro Lozano y Héctor Paz. «Los asistentes virtuales», señalaban también, «permiten ofrecer una atención 24 horas en tiempo real, reduciendo el tiempo de espera en la atención al cliente y, por consecuencia, mejorando notablemente la experiencia de usuario».

Otra empresa aragonesa del mismo ámbito, Deusens, tuvo en esos meses cierta notoriedad al desarrollar un software que «reformula los eventos del........

© Heraldo de Aragón


Get it on Google Play