En el suelo se aprende. Sentado en el suelo, la miseria puede acapararlo todo: hambre, pobreza, sed, tristeza por quienes no lograron llegar a aquel escalón en un barrio de cualquier ciudad… En el suelo se aprende. Mucho. La vida no para de ofrecer lecciones. Una tras otra. Y cuando crees que todo seguirá gris, cuando el telediario convierte la actualidad en un recuento de tragedias, descubres al final del pasillo, casi en el descuento, en el cierre de las noticias, que aún existe luz.

No, no fue el telediario de ayer. Un nigeriano, joven de unos treinta años, curtido por un mar que siempre apretará sus vidas. Un profesor. Universitario. Ya jubilado. Lleva años sentándose en el escalón de la calle donde a diario pide el joven. No tiene hogar, pero aspira a tenerlo. A cambio, el profesor le ayuda a estudiar todos los días. Prepara ejercicios, los hace con él, y luego corrigen juntos. Matemáticas, lengua, Historia y Ciencias. Sobre un taburete que porta cada día y en plena calle, resuelve sus dudas. Mi profesor se jubiló de las clases en la Universidad, que no de la enseñanza. Ahí está hoy. Cabezón. Terco. Hasta que su alumno del suelo saque al menos un graduado escolar que le ayude a encontrar trabajo.

Hay muchos escalones. Demasiados. Sólo que en aquel, mientras a diario pide limosna, aprovecha para estudiar. A vueltas con una vida que trata de levantarse, me apresuro a creer que la noticia no está en los nigerianos que se dispersan en este país de claroscuros y miserias del alma. Que la noticia está en personas a quienes aprieta su humanidad, a quienes la vida conduce a la dignidad del escalón, a la esencia de sentirse conforme con uno mientras, ya haga frío, lluvia o calor, repasa los ejercicios de lengua del último día.

Hoy es el día europeo de las personas sin hogar. Reservo días para la dignidad, para el respeto, para tomar conciencia de sentirme parte del problema y voluntario de la solución. Reservo días para tener el valor suficiente de sentarme como mi profesor en el escalón, de desterrar mi eterna cobardía y mi falsa autocomplacencia. Nunca serán días de gloria, pero sí de acostarte con la sensación de que la vida posee mil maneras de sonreír.

Sentado en el escalón, donde la caridad se entiende no como limosna de un domingo cualquiera, sino obligación de ofrecer parte de lo que a diario recibiste. Sentado en el escalón, mientras ocupas tu tiempo con interminables clases y difíciles exámenes. Y con la ilusión de abandonar el escalón. Como este joven, hay muchos por el mundo. Pero temo, por desgracia, que ejemplos como el de mi favorito profesor, apenas quedan.

QOSHE - Sin hogar - Juan Pablo Luque Martín
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Sin hogar

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24.11.2023

En el suelo se aprende. Sentado en el suelo, la miseria puede acapararlo todo: hambre, pobreza, sed, tristeza por quienes no lograron llegar a aquel escalón en un barrio de cualquier ciudad… En el suelo se aprende. Mucho. La vida no para de ofrecer lecciones. Una tras otra. Y cuando crees que todo seguirá gris, cuando el telediario convierte la actualidad en un recuento de tragedias, descubres al final del pasillo, casi en el descuento, en el cierre de las noticias, que aún existe luz.

No, no fue el telediario de ayer. Un nigeriano, joven de unos treinta años, curtido por un mar que siempre apretará sus vidas. Un profesor. Universitario. Ya........

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