La educación española vuelve a resentirse. Lo dice el informe PISA 2022. Estoy convencido que si les preguntáramos a profesores españoles, cada uno daría respuestas diferentes y variadas alternativas, pero en todas abría algo: falta dinero. Es recurrente. Y sí, hay que invertir más en educación. Pero, ¿consideramos la falta de inversión pública la única culpable de los resultados? ¿No hay otros a la misma altura? ¿Qué damos? ¿Cómo lo damos? El aprendizaje que se ofrece en las aulas, ¿es proporcional a la importancia de su contenido? ¿Está jerarquizada su importancia? Es verdad que se trata de un informe que surge del caos y descontrol educativo de la pandemia. Caída libre en Matemáticas (de 481 a 473 puntos de 2018), y en comprensión lectora. Además de la mejor calificación de los centros educativos que prohiben el uso del móvil, quizá lo que más llame la atención sean los resultados desastrosos que ofrece el informe para Cataluña. Las autoridades educativas catalanas han minimizado estos resultados achacándolos, repito, de la pandemia. Pero no han faltado voces que ofrecen otra lectura: el fanatismo nacionalista, la exclusión radical del castellano y la minimización de la lectura. El Govern catalán pasa de puntillas: “Hay que volver a lo básico y enseñar a leer a los niños”.

Coincidimos. Volver a lo básico es algo que desde muchos sectores se reclama. Gabriel Heller Sahlgren, en Las auténticas lecciones finlandesas: la verdadera historia de una potencia educativa, terminaba concluyendo que aquellas posiciones destacadas que Finlandia venía alcanzado desde Pisa 2001, no lo fueron a causa de un particular y avanzado sistema educativo, sino, muy al contrario, por su especial idiosincrasia socioeconómica e histórica, en combinación con una cultura educativa tradicional. Por el contrario, el descenso padecido en sucesivos informes, lo es por la aplicación de “novedades” que conducen a su declive: ausencia de exámenes estandarizados, de rendición de cuentas, de criterios competitivos, de reducción del tiempo lectivo escolar, poca cantidad de deberes, los sistemas de formación del profesorado… curiosamente, las “novedades” españolas.

Uno, ignorante, reconoce que este tema le supera y le desborda. Pero sí que nuestras familias detectan algo: nuestros hijos no leen. Culpa, por supuesto de sus padres. Cómo no. El centro educativo no está para leer. Eso es para sus cosas. No lo digo yo, me lo decía hace fechas no tan lejanas un profesor. Sea como fuere, el sistema no aguanta más búsqueda de culpables, como tampoco el que se sigan sumando conocimientos, trabajos y salidas, donde nuestros hijos no siguen estructurando lo que es principal y lo que no los es tanto. Sólo algo que espero estemos de acuerdo: si no nos obligamos a mejorar la comprensión lectora de nuestros hijos, no podemos aspirar a mejorar su formación. No sabrán matemáticas, ni ciencias, ni tecnología, ni igualdad, ni todo aquello que les hemos ido cargando en sus “pesadas” y solo aparentes mochilas de conocimiento.

QOSHE - PISA 2022: un desastre esperado - Juan Pablo Luque Martín
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PISA 2022: un desastre esperado

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08.12.2023

La educación española vuelve a resentirse. Lo dice el informe PISA 2022. Estoy convencido que si les preguntáramos a profesores españoles, cada uno daría respuestas diferentes y variadas alternativas, pero en todas abría algo: falta dinero. Es recurrente. Y sí, hay que invertir más en educación. Pero, ¿consideramos la falta de inversión pública la única culpable de los resultados? ¿No hay otros a la misma altura? ¿Qué damos? ¿Cómo lo damos? El aprendizaje que se ofrece en las aulas, ¿es proporcional a la importancia de su contenido? ¿Está jerarquizada su importancia? Es verdad que se trata de un informe que surge del caos y descontrol educativo de la pandemia. Caída libre en Matemáticas (de 481 a 473 puntos de 2018), y en comprensión lectora.........

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