El ya clásico «Imagine», de J. Lennon, —«imagina a toda la gente viviendo la vida en paz»—nos sacó de la zona de confort que había sido el Gran Café Teatro, tres horas de talento, diversión, algo de gamberreo escénico, un punto de trasgresión y desparpajo, y todo ello con la habitual complicidad de artistas y espectadores cuyo pacto se pierde en la noche de los tiempos de hace treinta y siete años en el local cívico del Barrio de la Vega. Tres horas ajenas a guerras y guerrillas políticas de andar por casa de las que no extrajo «Imagine» con la calidad voz de Eloísa de Guzman, la vocalista de Blue Room Jazz, legendario nombre de la Historia del Jazz. Tocaba el piano Maestro Ruiz, cómplice necesario de las actuaciones de Miguelón, piedra de clave de esta cita imprescindible, como lo son las «Divinas» con Maribel Iglesias, Maite Iglesias o Mari Ángeles Alonso, históricas de nuestra escena y el Café Teatro, que este año ha incorporado a ese fenómeno del acordeón que es Raúl de Dios, a los bailarines de Arge Dance y ha consolidado al talento gestual de Jess Martin's. Ya forma parte de la casa Armando de Miguel, mago cómico o cómico mago, tanto da, y naturalmente Carlos de Vicente, maestro de ceremonias. En la función del viernes vi a espectadores jóvenes, que garantizan unas cuantas ediciones más del Café Teatro si sus organizadores resisten. Quizá hasta cumplir los cuarenta. Y naturalmente el público maduro, el de toda la vida de Dios, que llevo viendo en las funciones desde aquellos días de la Vega con botellines y cacahuetes, que nos jugábamos la vida por las condiciones del local, nos dijeron desde la autoridad antes del destierro. Una vez más, solicito desde aquí que las entradas al Café Teatro formen parte de la oferta de la Seguridad Social, que se receten por el bien de nuestra salud mental.
Cuando salí de la Sala B del Caem el turismo más joven llenaba los locales de la noche. Ha sido el puente con el que la hostelería sueña y ahora viene el tiempo de comidas y cenas navideñas de empresa, y la Nochevieja Universitaria esta semana. La ocupación navideña de la Plaza de Anaya, el Patio Chico y el Huerto de Calixto y Melibea ha hecho que el paseo de estos días vaya más allá de la Plaza Mayor y su campana, lo mismo que los belenes de La Salina y la Torre de los Anaya convierten la calle de San Pablo de otra Rúa, con el permiso de los coches que transitan por ella buscando, supongo, un aparcamiento. Alguien debería aclarar si San Pablo es o no peatonal. Cuando pase el puente de la Constitución Inmaculada creo que será más fácil acceder al Huerto Navideño de Calixto y Melibea porque estos días las colas eran extraordinarias: casi se metían en la Cueva de Salamanca importunando a Torres Villarroel. Más tranquila está este año Carmen Martín Gaite en su Plaza de Los Bandos, que ha lucido estos días un ramo de flores que recuerda su cumpleaños. El año que entra será de preparativos para el centenario de nuestra escritora en 2025, preparativos entre visillos y con la buena nueva de que Salamanca guarda parte de su legado y sobre todo su espíritu. Aún hoy ver en Youtube su paseo por Salamanca emitido décadas atrás por la televisión pública emociona y acrecienta la injusticia de que no tenga medallón en su Plaza Mayor. Puede que ahora sea el momento. De otro de los nuestros, Luciano González Egido, me he acordado estos días por el homenaje a las víctimas de la vía férrea que hoy conocemos como Camino de Hierro porque una de sus mejores novelas, «Los túneles del paraíso», habla de su construcción y sus tragedias. Ahora que tanto se habla de la Variante de Pajares y la magna obra de ingeniería (obviando el desastre ecológico) mirar a cómo se hizo el ferrocarril entre La Fuente de San Esteban y Barca d´Alva sobrecoge, y aún siendo novela Luciano recoge muy bien lo que fue aquello. Así despedimos a los turistas que nos han acompañado y abrimos una semana protagonizada por los de casa y quienes vengan a la Nochevieja Universitaria, otro clásico como el Gran Café Teatro.
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Talento, trasgresión y gamberreo
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10.12.2023
El ya clásico «Imagine», de J. Lennon, —«imagina a toda la gente viviendo la vida en paz»—nos sacó de la zona de confort que había sido el Gran Café Teatro, tres horas de talento, diversión, algo de gamberreo escénico, un punto de trasgresión y desparpajo, y todo ello con la habitual complicidad de artistas y espectadores cuyo pacto se pierde en la noche de los tiempos de hace treinta y siete años en el local cívico del Barrio de la Vega. Tres horas ajenas a guerras y guerrillas políticas de andar por casa de las que no extrajo «Imagine» con la calidad voz de Eloísa de Guzman, la vocalista de Blue Room Jazz, legendario nombre de la Historia del Jazz. Tocaba el piano Maestro Ruiz, cómplice necesario de las actuaciones de Miguelón, piedra de clave de esta cita imprescindible, como lo son las «Divinas» con Maribel Iglesias, Maite Iglesias o Mari Ángeles Alonso, históricas de nuestra escena y el Café Teatro, que este año ha incorporado a ese fenómeno del acordeón que es Raúl de Dios, a los bailarines de........
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