La polifonía ocupa la tarde de este lunes, recordando que es un género muy querido en Salamanca, bendecida por coros extraordinarios con un denso e intenso currículum, y una afición a los bandos y discusiones extraordinaria por su ciudadanía. Este lunes coinciden el ciclo polifónico navideño de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, el concierto navideño del Coro de la Universidad de Salamanca y el del Coro Francisco de Salinas, que interpreta el «Gloria» de Vivaldi junto a la orquesta del Casino de Salamanca, institución que esta semana daba su máximo reconocimiento a Pedro Méndez, alma, corazón y vida de la entidad.

Así como el Viernes Santo se inventó para comer potaje y torrijas, según alguno, también la Navidad se pudo crear para escuchar a un coro, pongamos que de pastores. Usted le quita a la Navidad la música y le ha arrebatado una parte de su esencia. Entre las primeras canciones que aprendemos está seguro un villancico, género en el que fue muy prolífico nuestro Juan del Enzina, cuyo gesto puedo imaginar escuchando «Salamanca cuna blanca», que es un villancico que compuso hace un par de años el grupo «Abrazando lobos» con texto de Óscar Borona, que ve la Plaza Mayor como un portal de Belén, y cuando lo escucho recuerdo aquel año en el que robaron de la Plaza Mayor la figura del Niño Jesús, que luego apareció casi en una acequia, cuando muchos pensábamos que igual se pedía un rescate al Ayuntamiento.

La música tradicional salmantina está surtida de villancicos como el de «Los Charafallos», que escuché por primera vez a Rosa María y desde entonces forma parte de mi banda sonora de la Navidad. Seguro que José Ramón Cid Cebrián despliega, si le pregunto, un rosario infinito de piezas navideñas para acompañar con gaita, tamboril, pandereta y zambomba.

La Universidad de Salamanca tampoco es ajena a los villancicos, como tiempo atrás explicó nuestra Josefa Montero en un trabajo sobre los villancicos en las ceremonias universitarias con atención especial a la figura de Juan Antonio de Aragüés, que era maestro de capilla, personaje cuya influencia llegó a la propia catedral salmantina, que tenía su coro y este tenía su casa, la Casa de los Niños de Coro, que está en la Puerta de San Pablo.

En ese coro estuvo Manuel Doyagüe, influyente compositor salmantino, protagonista de nuestra Semana Santa por su «Miserere», que también compuso villancicos. Si el alma de don Manuel anda por su calle estará sorprendida del trajín de vecinos que van, vienen y hacen cola para las atracciones audiovisuales navideñas, que han convertido a los salmantinos en iluminados. También los albercanos entran en la categoría con el despliegue de luces que han desplegado por el pueblo, que anda el cerdo de San Antón con gafas de sol para evitar chocar con cualquier cosa de lo deslumbrado que camina. Uno de los villancicos albercanos más conocidos habla de «esa luz que viene del cielo», recuerda Isidro Barcala en su blog, como una premonición de este momento luminoso que vive el pueblo.

En fin, entramos en la semana clave de la Navidad con despliegue de conciertos de polifonía y algo más de volumen a los villancicos que suenan en la Plaza Mayor, que hoy volverá a reunir a coches antiguos y de época en el ya tradicional Día del Guardia Urbano, que me recuerda que uno ya tiene una edad: vi el aguinaldo navideño que se dejaba a los guardias el siglo pasado y conozco la mayoría de modelos de coches que desfilan en tan señalada fecha. Todo ello me provoca emociones encontradas.

Llámelo casualidad, pero José María Hernández, uno de los sabios de la Educación, la Pedagogía y su Historia en Salamanca, entró esta semana en el Centro de Estudios Salmantinos al tiempo que el informe PISA no sé si ponía o no las cosas en su sitio, pero sí hacía que durante unos días hablásemos de Educación: un mérito con la que está cayendo. La pena es que la polifonía de opiniones sobre los móviles en el colegio, desvió la atención, así que a ver si en esto de la Educación, querido Josemari, encontramos las luces. Como en La Alberca.

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Luces y polifonía

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17.12.2023

La polifonía ocupa la tarde de este lunes, recordando que es un género muy querido en Salamanca, bendecida por coros extraordinarios con un denso e intenso currículum, y una afición a los bandos y discusiones extraordinaria por su ciudadanía. Este lunes coinciden el ciclo polifónico navideño de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, el concierto navideño del Coro de la Universidad de Salamanca y el del Coro Francisco de Salinas, que interpreta el «Gloria» de Vivaldi junto a la orquesta del Casino de Salamanca, institución que esta semana daba su máximo reconocimiento a Pedro Méndez, alma, corazón y vida de la entidad.

Así como el Viernes Santo se inventó para comer potaje y torrijas, según alguno, también la Navidad se pudo crear para escuchar a un coro, pongamos que de pastores. Usted le quita a la Navidad la música y le ha arrebatado una parte de su esencia. Entre las primeras canciones que aprendemos está seguro un villancico, género en el que fue muy prolífico nuestro Juan del Enzina, cuyo gesto puedo imaginar........

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