Los que nacimos en la época de la EGB, Enseñanza General Básica, lo que ahora se llama ESO -aclaración para los más jóvenes- estábamos condenados: o estudiábamos una carrera universitaria, que comenzaba a ser imprescindible para subsistir en el medio laboral que se nos venía por delante como un tsunami, o estábamos abocados a una vida de fracasos permanentes. Vamos, que los tics apocalípticos no son únicos de estos tiempos, sino que nacieron con la humanidad política, tan básica y poco argumental que sigue haciendo del miedo a la hoguera su único y pobre argumentario. Sálvese quien pueda.

Total, que los jóvenes que no querían seguir la formación reglada se encontraban con el problema de qué hacer con sus miserables vidas. Las familias solían sumirse en un pequeña o gran depresión, según el caso. Mayor, desde luego, en aquellas cuyos ancestros habían cursado estudios superiores, creando así su modo de vida. Si no apestados, sí que se había comenzado a poner un cierto estigma sobre estos muchachos -más que muchachas, debido al machismo reinante-, porque la sociedad decidió fijar el título universitario como única salida para tener una vida digna.

Por suerte, entre avance tecnológico y avance tecnológico, hemos sido capaces de poner en marcha otros de tipo social, en este caso educativo. Hace unos días, tuve la fortuna de compartir unas horas con profesores y alumnos del CIFP Río Tormes y recogí unas cuantas enseñanzas de enorme utilidad. Primero, que ya no estamos en la época de la EGB. Lo digo en el sentido de que hay opciones de calidad, sobre todo de futuro, para que los jóvenes salmantinos aprendan una profesión y sean profesionales, que no es lo mismo. Está la parte formativa, decisiva, si queremos que la segunda sea exitosa, pero ahí deberán tomar acción las empresas. Pude comprobar también el ambiente reinante. Si estás cursando unos estudios de manera obligada, en los que no te ves, ni ves tu futuro, es natural que aparezcan la desmotivación, la falta de actitud y la desidia. Si, por el contrario, estás trabajando en lo que quieres ser, con un profesorado volcado en que lo consigas, entra la luz y la alegría, como si la Esthética Originaria del profesor Pérez Gago sirviera de referente, sentimientos religiosos aparte, claro está. Resulta, por lo tanto, igualmente natural que la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León haya anunciado ya nuevas titulaciones, de cara al próximo curso escolar. Haciéndose las cosas en orden y con orden, se producen buenos resultados, y eso permite seguir mejorando. Siento envidia sana. Yo decidí ser rupturista y lanzarme a la vocación sin miedo, asumiendo un riesgo enorme. Eran otros tiempos. Ahora, la FP es un modelo estupendo para que no perdamos profesiones y para que las dignifiquen buenos profesionales. Pues todo bien.

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QOSHE - Profesiones, profesionales - Fernando Garrido
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Profesiones, profesionales

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20.05.2024

Los que nacimos en la época de la EGB, Enseñanza General Básica, lo que ahora se llama ESO -aclaración para los más jóvenes- estábamos condenados: o estudiábamos una carrera universitaria, que comenzaba a ser imprescindible para subsistir en el medio laboral que se nos venía por delante como un tsunami, o estábamos abocados a una vida de fracasos permanentes. Vamos, que los tics apocalípticos no son únicos de estos tiempos, sino que nacieron con la humanidad política, tan básica y poco argumental que sigue haciendo del miedo a la hoguera su único y pobre argumentario. Sálvese quien pueda.

Total, que los jóvenes que no querían seguir la formación reglada se encontraban con el problema de qué hacer con sus........

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