Encontrar las palabras, el objetivo del artículo, la reflexión adecuada... Pero me he quedado clavada en la historia de Marta y Ramón, y sus dos hijos pequeños, uno de ellos recién nacido; los cuatro encontrados muertos, abrazados, refugiados en el lavabo de su casa, en un intento desesperado de sobrevivir al fuego. Y al imaginar esta escena tan terrible, las ideas se colapsan y pierden su sentido.

Ciertamente, hay decenas de artículos que merecerán ser escritos: las historias de cada víctima devorada por el fuego; los relatos de las familias que han sobrevivido, pero lo han perdido todo, casa, recuerdos, esperanzas; las experiencias aterradoras de los bomberos. Y desde una perspectiva más prosaica y exigible, las causas del incendio, los interrogantes sobre la construcción, las imprudencias, si existieran... Palabras y palabras para entender el contexto, formular las preguntas necesarias, exigir las respuestas, averiguar las presuntas responsabilidades...

Pero al intentar escribir un texto frío, alejado de las emociones, el artículo se me hace añicos, estéril e inútil. Y todo me devuelve a Marta, Ramón, sus hijitos. No puedo imaginar una escena más conmovedora, ni una historia más triste. Una familia que se construía, un bebé que justo iniciaba el camino de la vida, millones de ilusiones y, de repente, el fuego, el miedo, la lucha por sobrevivir, la protección de los hijos, el humo... Su muerte, abrazados, como símbolo supremo del amor, un abrazo que contiene todos los abrazos de la historia. Pero también como metáfora de la insoportable fragilidad de la vida, la mueca perversa del destino. ¿Dónde está el sentido? ¿Qué idea trascendente podría explicar, hacer entender, iluminar una oscuridad como esta? Y cuando las preguntas se acumulan en el saco de la inutilidad, allí donde pierden toda posibilidad de obtener respuesta, el absurdo de la vida toma cuerpo de manera hiriente.

Son cuatro víctimas más de una tragedia que se ha llevado muchas otras vidas, historias, memorias, ilusiones; pero, al mismo tiempo, son la triste alegoría de todas ellas

Es en estos casos en que nada tiene sentido, cuando los creyentes toman su espacio y nos hablan de la fe. Personalmente, puedo entender la fuerza que emana de la creencia en Dios. La habría necesitado cada vez que he perdido a un ser querido. En aquellos momentos de profunda derrota, cuando la pérdida nos provoca una mezcolanza de emociones, la ausencia de fe nos deja más solos, más abatidos, más desesperanzados. Recuerdo que tuve este profundo sentimiento de abismo interior cuando murió mi padre. ¡Lo que me habría consolado poder aferrarme a una luz lejana, un aliento superior, una brizna de esperanza! Pero creer en Dios no es una tabla de salvación ocasional, sino un acto de trascendencia, y si no se ha llegado a ese punto, uno no puede hacerse trampas a sí mismo. En este sentido, no me avergüenza reconocer que envidio profundamente a los creyentes, porque, a pesar de sufrir el mismo dolor, no están tan perdidos, ni tan asustados ante la muerte.

Acabo este artículo como lo he empezado: con desesperanza. Solo ha sido un intento inútil de expresar la mezcla de emociones que me ha provocado la historia de esta familia. Son cuatro víctimas más de una tragedia que se ha llevado muchas otras vidas, historias, memorias, ilusiones. Pero, al mismo tiempo, son la triste alegoría de todas ellas, porque condensan la tragedia en estado puro. Una familia joven, un bebé que empezaba a latir, un proyecto de vida paralizado, el amor en el último momento.

QOSHE - Marta, Ramón y los dos pequeños - Pilar Rahola
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Marta, Ramón y los dos pequeños

4 1
25.02.2024

Encontrar las palabras, el objetivo del artículo, la reflexión adecuada... Pero me he quedado clavada en la historia de Marta y Ramón, y sus dos hijos pequeños, uno de ellos recién nacido; los cuatro encontrados muertos, abrazados, refugiados en el lavabo de su casa, en un intento desesperado de sobrevivir al fuego. Y al imaginar esta escena tan terrible, las ideas se colapsan y pierden su sentido.

Ciertamente, hay decenas de artículos que merecerán ser escritos: las historias de cada víctima devorada por el fuego; los relatos de las familias que han sobrevivido, pero lo han perdido todo, casa, recuerdos, esperanzas; las experiencias aterradoras de los bomberos. Y desde una perspectiva más prosaica y exigible, las causas del incendio, los interrogantes sobre la construcción, las imprudencias, si existieran... Palabras y palabras para entender el contexto, formular las preguntas........

© ElNacional.cat


Get it on Google Play