En España, hay dos maneras fundamentales de ir a caballo, la de Nico y la de Santiago Abascal. Ambas son preconstitucionales; pero es que, en nuestro país, y prácticamente en el resto del mundo, hubo caballos desde antes que se escribieran constituciones. ¿Habría sido más correcto, entonces, poner dos caballos a la entrada del Congreso, en Madrid, en vez de dos leones? No, porque de ese modo el Parlamento hubiera parecido un coche para aquellos franceses de antes, que iban a por el vino a la cooperativa agrícola. Y los españoles llamaríamos a la sede de nuestra democracia: el dos caballos. Somos nominalistas, y le ponemos nombre a todo lo que no tenemos, ya que es la única manera de tener que nos ha sido posible a lo largo del tiempo.

El modo de ir a caballo de Nico, aunque por su calado entre nosotros es plenamente nacional, lo mismo que el brandy de aquellas bodegas Terry que anunciaba, debe considerarse, sin embargo, extranjerizante. Esto no es a causa de que la modelo, cantante y artista fuese rubia. También eran rubias las pesetas, y nada hubo más flamenco y español que la peseta. Era muy querida por todos los españoles (la peseta, aun más que Nico). Y, en sus frecuentes y penosos episodios de devaluación (que es como la depresión en las monedas), la peseta se vio alentada, con el noble propósito de levantarle la moral, por la pareja de artistas Juanito Valderrama y Dolores Abril, que le dedicaron una copla que decía: “Mi peseta, mi peseta, qué le pasa a mi peseta, que ahora vale dos reales, yo me vuelvo majareta por la gloria de mi pare...”. Quizá Dolores Abril no fuese una Nico; pero, de un modo popular, Juanito Valderrama fue nuestro Lou Reed con sombrero cordobés.

QOSHE - ¡A los caballitos! - Javier Pérez Andújar
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¡A los caballitos!

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08.11.2023

En España, hay dos maneras fundamentales de ir a caballo, la de Nico y la de Santiago Abascal. Ambas son preconstitucionales; pero es que, en nuestro país, y prácticamente en el resto del mundo, hubo caballos desde antes que se escribieran constituciones. ¿Habría sido más correcto, entonces, poner dos caballos a la entrada del Congreso, en Madrid, en vez de dos leones? No, porque de ese modo el Parlamento hubiera parecido........

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