Apenas existe un debate solvente. Mucho menos un contraste riguroso de los hechos o los datos. Todo son choques. En el Parlamento, en el periodismo y hasta en la calle. Hay una sucesión de diálogos de sordos y una enfermiza necesidad de encasillar, cuando no de insultar. Con mucha más intensidad desde que existe twitter, ahora X, y además hay una estomagante proliferación de digitales en busca del clickbait que sobreviven no por su buen periodismo, sino por las subvenciones de las administraciones públicas.

El ruido es desasosegante. Ni hay un análisis riguroso ni importa la verdad. Pasa estos días con lo publicado, en exclusiva por elDiario.es, sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso. Dijeron desde su entorno que el hombre que compartía vida con la presidenta madrileña era un técnico sanitario y, claro, era tan amplia la categoría, que lo mismo podía ser un auxiliar de enfermería que un gerente de laboratorio farmacéutico. En realidad, era un comisionista. Que no es ni bueno ni malo, sólo un intermediario que facilita un negocio entre dos partes y cobra por ello un buen pellizco. En la familia de Ayuso son muy dados al gremio porque de lo mismo vive su único hermano. Miren que hay sagas de médicos, abogados, farmacéuticos, notarios y hasta de periodistas, pero Ayuso habita en la de los comisionistas, que ya es mucha casualidad.

QOSHE - La verdad sí importa - Esther Palomera
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La verdad sí importa

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15.03.2024

Apenas existe un debate solvente. Mucho menos un contraste riguroso de los hechos o los datos. Todo son choques. En el Parlamento, en el periodismo y hasta en la calle. Hay una sucesión de diálogos de sordos y una enfermiza necesidad de encasillar, cuando no de insultar. Con mucha más intensidad desde que existe twitter, ahora X, y además........

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