Koldo García era asesor. El ex concejal navarro, que antes fue portero de un club nocturno, segurata, sindicalista y activista antidesahucios, llegó a ser lo que Francisco Umbral anheló y nunca fue. Mucho antes de que el siglo XX tocara a su fin, la Administración del Estado ya disponía de 1.400 millones (de pesetas, se entiende) para contratar asesores. Cuando el insigne escritor conoció el montante de la partida se empeñó en que quería asesorar algo, asesorar en algo y lucrarse de aquel presupuesto aunque fuera modestamente con un nombramiento de libre designación que nunca le llegó. Escribió que Madrid había pasado de ser capital de burócratas a ciudad de asesores, y que ser asesor era mucho más que ser burócrata. Más incluso que ser político, porque esa categoría era como estar sin estar en la política y, además, le permitía a uno ir por la vida de estrella invitada.

“¿Y es que entre tanto personal no voy a tener yo un hueco de asesor, cuando hasta he pegado carteles por la democracia y he movido pancartas en las manifestaciones? Voy a echar una instancia para que me hagan asesor de algo. ¿Y en qué podría yo asesorar al Gobierno? Digamos que uno, especialista en ideas generales. Pero también podría asesorar sobre cosas concretas…”, escribió en los años dorados del felipismo.

QOSHE - Cómo estar en política sin estar - Esther Palomera
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Cómo estar en política sin estar

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23.02.2024

Koldo García era asesor. El ex concejal navarro, que antes fue portero de un club nocturno, segurata, sindicalista y activista antidesahucios, llegó a ser lo que Francisco Umbral anheló y nunca fue. Mucho antes de que el siglo XX tocara a su fin, la Administración del Estado ya disponía de 1.400 millones (de........

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