De esta sí no nos salva nadie, el desastre de Acuarela, la pintada de la muralla del fuerte del pastelillo, y tantos otros ataques a la ciudad amurallada obligarán sin duda a los sabios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como Unesco, a retirar la denominación tan honrosa de Cartagena como Patrimonio de la humanidad.

Una vez más el cuento del marido cornudo que encuentra a su mujer traicionándolo en el sofá de la casa con su mejor amigo, y lo único que se le ocurre es tirar el sofá a la basura... Así estamos haciendo nosotros con el problema de los paseos turísticos en coches llevados por caballos, como no pudimos reglamentar y salvaguardar la salud de los caballitos con unas pesebreras amplias y limpias, como no pudimos reglamentar los pesos máximos y el número de personas que pueden montar en coche decidimos suspender este servicio turístico que es prestado en todas las capitales del mundo.

Roma, Londres, París, Viena, Sevilla, se jactan de sus espléndidos caballos y sus coches de colección y pasean parejas de románticos enamorados y familias enteras de visitantes que gozan visiblemente de su andar a ritmo de pase y de trote, pero en los últimos años ha habido la mala suerte de unos accidentes que han desatado una furia animalista, a mi parecer, exagerada y descontrolada. Tengo amigas animalistas que, fieles a su credo, protestan a voz en cuello cada vez que un jamelgo se cae a causa de un deslizamiento y de un sobrepeso causado por la avaricia de algunos patrones, que han sustituido las elegantes victorias con unos armatostes que llenan de ocho gordos y a veces con un conjunto de músicos que montan junto a los turistas. Y los que doblan el peso que los caballitos tienen que jalar en el sol candente de las jornadas cartageneras.

Una de las desventajas de llenar el Centro Histórico de carrozas con caballos invisibles es que nuestra bellísima ciudad amurallada se va a parecer siempre más a Disney World, perdiendo la característica colonial que la hace única al mundo.

Tengo muchos amigos, cartageneros y bogotanos y extranjeros enamorados de nuestra ciudad, que me han pedido encarecidamente comenzar una campaña para rechazar esta invasión de coches eléctricos sin caballos en nuestras callecitas, únicamente por la inoperancia de nuestros gobiernos locales y nacionales. Amigos y amigas animalistas, por favor, recuerden que el caballo, “el noble bruto”, ha sido desde el principio un eslabón importantísimo en el desarrollo del hombre, y un emperador romano, Calígula, nombró a su caballo senador de la república.