Dentro de todos los reportes de literatura gris que llegan a diario, recientemente recibí uno de McKinsey & Company titulado “Diversity matters even more” (el título de esta columna). Me llamó la atención porque desde el Centro de Estudios en Gobierno Corporativo recurrentemente presentamos el caso de negocio alrededor de los temas de diversidad y su importancia para las empresas desde la internalización de las expectativas de los diferentes grupos de interés. Pero constantemente nos preguntan: ¿esto si tiene un impacto en el desempeño y resultado de las organizaciones? De acuerdo con el informe que menciono, el caso por la diversidad de género en los equipos de alta gerencia se ha doblado en la última década. Según McKinsey & Company, la probabilidad de un desempeño superior en empresas con mayor participación de la mujer en posiciones de liderazgo ha pasado de 15 % a 39 % desde el 2015 a 2023. Como este, tenemos cientos de análisis en la literatura académica y gris, incluidas nuestras investigaciones en el CESA.

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La pregunta no es si esto nos beneficia, la pregunta es ¿por qué el avance es tan lento? En el 2018, cuándo la participación de la mujer en las juntas directivas de emisores de valores era del 15 %, nos fijamos la meta de alcanzar el 30 % para Colombia en el año 2026. Algunos nos invitaban a ser más ambiciosos y propusieron alcanzar ese porcentaje para 2022. Otros nos decían que en lugar del 30 %, debíamos esperar el 4 0% o 50 % para 2026. La realidad es que a 2023 llegamos al 22.3 % y esperamos con interés lo que sucederá en las asambleas de 2024. Si el país crece a las tasas a las que ha venido creciendo llegará al 30 % entre el 2027 y 2030.

El avance es lento no solo en posiciones de liderazgo. Lo es en todos los ámbitos de la sociedad. Por eso el Foro Económico Mundial siempre menciona la necesidad de esperar entre uno y tres siglos para alcanzar la equidad de género. Un desafío de esta magnitud requiere un trabajo conjunto como sociedad en el que todos jugamos un papel crítico. El papel de la educación es relevante desde etapas tempranas resaltando el rol de los referentes y entendiendo aspectos históricos que han restringido el avance de la mujer y las minorías étnicas en nuestro país. Los investigadores son cruciales demostrando el caso de negocio y realizando investigaciones sobre el impacto de la falta de diversidad en la economía.

La equidad de género es un desafío tan complejo que requiere de un trabajo mancomunado, de un entendimiento profundo, de un activismo asertivo y de un compromiso real.

El papel de los hacedores de política pública es importante, diseñando programas que dan oportunidades para la mujer para su empoderamiento económico y la protejan de la violencia de género y actos discriminatorios en el hogar y en el trabajo. Los organismos multilaterales pueden favorecer el avance en los países del mundo entero, trabajando la equidad de género como el objetivo de desarrollo sostenible que representa. Las organizaciones no gubernamentales igualmente pueden apoyar el desarrollo de la equidad de género a través del desarrollo de programas de impacto.

Pero una contraparte que resulta fundamental y que no he mencionado es el sector empresarial. Aquellos que gozan de un trabajo formal en una empresa en nuestro país, están la mayoría de su tiempo en el ambiente laboral. Los líderes empresariales impactan de manera determinante las creencias y comportamiento de sus colaboradores. Aquí tenemos una gran oportunidad de sensibilizar, movilizar, educar y avanzar, a través de auto regulación hacia una sociedad en donde la mujer puede desarrollar todo su potencial. Esto depende de los hombres y mujeres que hoy están en posiciones de poder y toman decisiones en las empresas día a día.

En general, esta tarea es de todos. Antes que egos y protagonismos, antes que buscar un beneficio particular, la equidad de género es un desafío tan complejo que requiere de un trabajo mancomunado, de un entendimiento profundo, de un activismo asertivo y de un compromiso real con la problemática y una mejor sociedad.

MARÍA ANDREA TRUJILLO, Ph.D
Profesora titular del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA), cofundadora y codirectora del Centro de Estudios de Gobierno Corporativo.

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La diversidad importa aún más

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06.03.2024

Dentro de todos los reportes de literatura gris que llegan a diario, recientemente recibí uno de McKinsey & Company titulado “Diversity matters even more” (el título de esta columna). Me llamó la atención porque desde el Centro de Estudios en Gobierno Corporativo recurrentemente presentamos el caso de negocio alrededor de los temas de diversidad y su importancia para las empresas desde la internalización de las expectativas de los diferentes grupos de interés. Pero constantemente nos preguntan: ¿esto si tiene un impacto en el desempeño y resultado de las organizaciones? De acuerdo con el informe que menciono, el caso por la diversidad de género en los equipos de alta gerencia se ha doblado en la última década. Según McKinsey & Company, la probabilidad de un desempeño superior en empresas con mayor participación de la mujer en posiciones de liderazgo ha pasado de 15 % a 39 % desde el 2015 a 2023. Como este, tenemos cientos de análisis en la literatura académica y gris, incluidas nuestras investigaciones en el CESA.

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