Cuando hablo de su santidad Francisco, mi amiga la duquesa Benedetta de Salviati me increpa: “¡Tu Papa peronista!”. Más bien “justicialista”, respondo yo. Entonces le pedí a la inteligencia artificial que escribiera para mí, y para ustedes, naturalmente, un breve ensayo sin opinión de parte, únicamente de hechos. Y aquí se lo expongo:

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El papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio, ha sido una figura destacada desde su elección en 2013. Su liderazgo se ha caracterizado por un enfoque en la compasión, la misericordia y la inclusión, así como por su crítica a las injusticias sociales y económicas. Como primer papa latinoamericano y el primer jesuita en ser elegido para el cargo, su papado ha sido distintivo en muchos aspectos.

Una de las áreas donde ha generado un impacto significativo es en su relación con la curia romana, el cuerpo administrativo que asiste al santo padre en el gobierno de la Iglesia católica. Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha buscado reformar y revitalizar la curia, con el objetivo de hacerla más eficiente, transparente y centrada en el servicio a la Iglesia y al mundo.

El papa Francisco ha expresado su deseo de transformar la curia romana en una institución más humilde y cercana a las necesidades de los fieles, mostrando preocupación por evitar la burocratización y la rigidez en favor de una mayor apertura y diálogo. Sus esfuerzos se han centrado en promover una cultura de colegialidad y sinodalidad, fomentando la participación activa de los obispos y líderes eclesiásticos de todo el mundo en la toma de decisiones importantes para la Iglesia.

Además, ha enfatizado la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la gestión financiera y administrativa de la Iglesia, abordando abiertamente los casos de corrupción y mala conducta dentro de la curia romana. Ha implementado reformas para mejorar el manejo de los recursos y garantizar que estos se utilicen de manera ética y efectiva en el cumplimiento de la misión de la Iglesia.

En resumen, el papa Francisco ha demostrado un compromiso firme con la renovación y el fortalecimiento de la curia romana, orientándola hacia una mayor sintonía con las necesidades y aspiraciones del pueblo de Dios. Su visión de una Iglesia más humilde, compasiva y servicial se refleja en sus esfuerzos por reformar la estructura y el funcionamiento de la curia, con la esperanza de que esta institución pueda ser un instrumento eficaz para llevar el mensaje del evangelio a todos los rincones del mundo.

SALVO BASILE

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