Sofia Coppola, neoyorquina criada en California, hija consentida del empresario y cineasta Francis F. Coppola, quinceañera debutó siendo protagonista del último episodio de Historias de Nueva York (1990). Actuó dos veces bajo las riendas de su célebre progenitor, con no muy buenos comentarios, pero al incursionar en 1999 como directora de cine se habló de su especial talento detrás de cámaras (“dulce autoría y frívola mirada feminista”). ‘Perdidos en Tokio’, segunda película de su brillante filmografía, cosechó el Óscar como guionista mas no por directora.

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Priscilla Beaulieu Presley, nacida en Austin (Texas, 1945), casada con el máximo ídolo del rocanrol -desde 1967 a 1973-. Siete años de noviazgo, dos en unión libre -entre Wiesbaden, Las Vegas y Memphis-, más otros seis de matrimonio. Priscilla Presley, opacada y relegada a segundos planos como novia colegiala, amante confinada y esposa distanciada de reencuentros esporádicos en casa. Permaneció algún tiempo encerrada en la mansión de Graceland, ahora santuario, junto a la abuelita de Elvis y varios servidores.

Mientras que las portadas de revistas de chismes se referían a escenas comprometedoras de su marido estrella, en conciertos y rodajes con Nancy Sinatra o la gatita sueca Ann Margret. Aun educanda, viviendo con sus estrictos padres en una base militar alemana-americana, la niña Priscila se ganó el amor del ya para entonces espectacular músico con fanaticada femenina propia, quien a su vez lució el uniforme de soldado regular en Alemania (1958-60) y acrecentó el aprecio de su fanaticada mundial. Lo demás… es película.

Priscilla (Sofia Coppola, 2023). Film biográfico y melodramático cuyo guion, coescrito con Sandra Harmon, parte del capítulo autobiográfico de la adolescente Priscilla Presley que fuese publicado en 1985 (Elvis y yo). Abarca una curiosa relación afectiva, que duró cerca de quince años y atravesó las sutiles facetas que van del noviazgo puro al amor distante o esporádico de pareja, cuando la menuda tímida chiquilla se roba la atención del superastro de uniforme. El tamaño no importa, por cuanto “tienes una cara divina y mirada linda” en palabras de su dulce tormento.

La Priscilla real, también productora ejecutiva, con la fresca revelación actoral de Cailee Spaeny, acompañada para la ocasión por la no muy convincente y lánguida figuración del australiano Jacob Elordi de 1.97 m. de estatura. Sorprende, eso sí, la desigualdad de medio metro de tan legendaria relación de pareja; así mismo, no se oyen las canciones originales del mítico artista y tampoco saltan a la vista sus espectaculares shows.

Ganadora en Venecia de la Copa Volpi, esta bonita cinta romántica de época años 50 tiende hacia la infelicidad y desemboca en el divorcio; también, fue nominada al Globo de Oro hace pocos días por los corresponsales extranjeros de Hollywood en la categoría ‘actor femenino’.

Las vírgenes suicidas (The Virgin Suicides, 1998). Producida por papá Francis (American Zoetrope), adaptación en imágenes de la desgarradora novela de Jeffrey Eugenides y reconstrucción fantasmagórica de una tragedia familiar juvenil en un pueblito de Michigan años 70 -cinco rubiecitas hermanas, las jóvenes Lisbon, se quitaron la vida en el transcurso de un año-. Algunos admiradores refieren lo sucedido tiempo atrás, cuando eran el centro de atención y todas las miradas se dirigían hacia ellas. “A quienes han sufrido con los años por culpa de aquellas niñas que nunca comprendieron y cuyas determinaciones permanecerán para siempre misteriosas”. Un crítico ponderó: “el film es una canción, casi una melodía pop”.

Perdidos en Tokyo (Lost in Traslation, 2003). Mediante imágenes penumbrosas y plomizas, las circunstancias extrañas vividas por dos turistas americanos en hoteles de cadena. En descripciones cotidianas precursoras del cine independiente (indie-film), la Coppola captó lugares comunes con ironía: bar americano a media luz y música lánguida, cortinas de doble velo que se corren automáticamente con el reloj despertador, fax que suena en la madrugada o regaderas bajas para ser utilizadas en la tina; cambios drásticos de horarios, cerebros que actúan lentamente y vigilia reflejada en las caras confundidas o desconcertadas de tales huéspedes. Comediante en vacaciones exóticas --alicaída expresión de Bill Murray-- y la sosegada belleza de Scarlett Johansson, quienes deambulan por pagodas, avenidas luminosas, restaurantes de sushi y jardines ikebana.

María Antonieta (La reina adolescente, 2006). De Viena a París, espléndida recreación del decadente imperio de luises y borbones desde 1772. Lo banal o frívolo de sus negaciones inocentes de alcoba pone en ascuas a las monarquías austríacas y francesas tras un heredero varón al trono. En tonalidades fucsia, toques roqueros anacrónicos y concesiones pictóricas que ambientan las pompas cortesanas de forma deliciosa, pero sin referirse a la hecatombe. Al llegar de Viena la jovencísima archiduquesa de los Habsburgos para casarse con el delfín y nieto de Luis XV, ellos ingenuamente desconocen las alianzas políticas trenzadas en torno de sus majestades. Biografía escrita por Lady Antonia Fraser, esposa del dramaturgo nobel Harold Pinter, donde se recrean intimidades de la vida cotidiana versallesca con derroches gastronómicos y pomposo vestuario en cromatismos de fina pastelería.

MAURICIO LAURENS

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Intimidades juveniles de la mujer del ídolo

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21.12.2023

Sofia Coppola, neoyorquina criada en California, hija consentida del empresario y cineasta Francis F. Coppola, quinceañera debutó siendo protagonista del último episodio de Historias de Nueva York (1990). Actuó dos veces bajo las riendas de su célebre progenitor, con no muy buenos comentarios, pero al incursionar en 1999 como directora de cine se habló de su especial talento detrás de cámaras (“dulce autoría y frívola mirada feminista”). ‘Perdidos en Tokio’, segunda película de su brillante filmografía, cosechó el Óscar como guionista mas no por directora.

(También le puede interesar: Las debatibles películas históricas de Ridley Scott)

Priscilla Beaulieu Presley, nacida en Austin (Texas, 1945), casada con el máximo ídolo del rocanrol -desde 1967 a 1973-. Siete años de noviazgo, dos en unión libre -entre Wiesbaden, Las Vegas y Memphis-, más otros seis de matrimonio. Priscilla Presley, opacada y relegada a segundos planos como novia colegiala, amante confinada y esposa distanciada de reencuentros esporádicos en casa. Permaneció algún tiempo encerrada en la mansión de Graceland, ahora santuario, junto a la abuelita de Elvis y varios servidores.

Mientras que las portadas de revistas de chismes se referían a escenas comprometedoras de su marido estrella, en conciertos y rodajes con Nancy Sinatra o la gatita sueca Ann Margret. Aun educanda, viviendo........

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