Respirar. Lentamente. Dejar que la mente se pierda por un instante en divagaciones vacías y libres parece ser la única manera de descansar para decantar las tensiones intelectuales y emocionales que genera el caos institucional y los riesgos democráticos en que está incurriendo el país. Y si, además, se camina por esas calles planas de Bogotá, inspirados por la imponencia de las montañas y el abrazo de este sol que nos acompaña en estos días, se invoca la posibilidad de pensar con más claridad. De aquí, una invitación a recorrer calles: Artbo fin de semana.

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En algún punto hay un error cuando a veces el arte en todas sus manifestaciones, pintura, performance, escultura, fotografía, video... se vuelve intimidante. Error que también puede aparecer en los lugares que la hospedan y en los diálogos de los expertos. Una imagen que lamentablemente afecta el alcance universal y la mágica oportunidad que esta ofrece.

Gianni Rodari, en su libro Gramática de la fantasía, quizás pueda ayudar a romper este cristal que distancia a algunos del potencial de este universo. En este caso el reconocido pedagogo italiano, promotor de la creatividad, expresa sobre la importancia de la literatura algo que yo atrevidamente aplicaría al mundo del arte sin temor: “A quien conoce el valor de la liberación que puede tener la palabra. ‘El uso total de la palabra para todos’ me parece un buen lema, de bello sonido democrático. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”.

Una herramienta que me ofreció este autor fue invitarme a alternar los procesos de lectura estrictos donde existe gran rigor y apropiarme de los “derechos del lector” para permitir también una lectura placentera. Así que se vale que no nos guste un libro –incluso una obra maestra–, dejarlo en la mitad, chismorrear desenlaces y finales, escribir en ellos para celebrar o debatir... disfrutar. Lo mismo debe presentarse para el mundo del observador del arte. Se vale que algo no nos guste, que no capte el interés, que no lo entendamos... en ese proceso se abre la ventana a sentir, crecer, conversar... y un día encontrar tesoros que hacen pensar, alegran e inspiran.

Por eso Artbo, que ha materializado el interés empresarial por las industrias culturales y creativas a través de la Cámara de Comercio de Bogotá desde el 2004, en este evento puntual de fin de semana, parece una invitación perfecta. Entre museos, galerías, centros académicos y culturales se puede disfrutar de exposiciones, lanzamientos de artistas, visitas guiadas, conversaciones y talleres en seis circuitos organizados en la ciudad que se componen por el Centro Histórico, La Macarena, Teusaquillo, Chapinero Central, San Felipe y Chapinero Norte. Con un elemento adicional: el diseño. El arte aplicada al objeto útil.

El Museo de Arte Moderno de Bogotá tiene, sin duda, un ciclo expositivo importante para introducir en estas caminatas. ‘Cromofilia’, en honor al fallecido gran artista francovenezolano Carlos Cruz-Diez, que celebra la belleza de las exploraciones de este con el color. ‘Postura y geometría en la era de la autocracia tropical’, del venezolano Esteban Apóstol, quien propone, de manera transgresora pero estética, una reflexión profunda sobre el desarrollo y la realidad del desarrollo político de Venezuela y en especial el chavismo. ‘El pasado nunca muere. Ni si quiera es pasado’, del colombiano Carlos Arias, quien con una estética cínica trae preguntas sobre la historia e historias de nuestro país.

Estos oasis necesarios también se aplican y recorren el país con eventos para los que vale la pena sacar agendas, como son los Festivales del Libro, el Cartagena Festival de Música, el Hay Festival, los conciertos de nuestras orquestas, las propuestas de cine y muchos tantos que están dispuestos para alimentar al ser humano, que ejerce sus derechos del observador activo mientras respira profundo y trae nitidez.

Transparencia: soy directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá.

@MOrtizEDITOR

QOSHE - Sin miedo al arte - Martha Ortiz
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Sin miedo al arte

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12.04.2024
Respirar. Lentamente. Dejar que la mente se pierda por un instante en divagaciones vacías y libres parece ser la única manera de descansar para decantar las tensiones intelectuales y emocionales que genera el caos institucional y los riesgos democráticos en que está incurriendo el país. Y si, además, se camina por esas calles planas de Bogotá, inspirados por la imponencia de las montañas y el abrazo de este sol que nos acompaña en estos días, se invoca la posibilidad de pensar con más claridad. De aquí, una invitación a recorrer calles: Artbo fin de semana.

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En algún punto hay un error cuando a veces el arte en todas sus manifestaciones, pintura, performance, escultura, fotografía, video... se vuelve intimidante. Error que también puede aparecer en los lugares que la hospedan y en los diálogos de los expertos. Una imagen que lamentablemente afecta el alcance universal y la mágica oportunidad que esta........

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