Con temor recibí la pregunta, pues estos últimos tres años por primera vez escuché afirmaciones claras de juicios individuales negativos y prevención de personas en todos los niveles de argumentación. Siempre existió el rumor, pero solo ahora era testigo de algunas expresiones puntuales pero claras de cuestionamientos sobre Antioquia.

(También le puede interesar: La píldora)

El tema: Buenaventura. La meta de un pequeño grupo: ayudar. La pregunta: ¿qué puede aprender Buenaventura de Medellín? Venía de un ser impecable y generoso, un empresario excepcional, Manuel José Carvajal. Mi preocupación era que la respuesta se interpretara arrogante, pero con voluntad de reflexión interna listé algunos atributos que en mi concepto hacen que esa capital conquiste imposibles positivos y haga contrapesos a su historia violenta.

Ahora que se inician las alcaldías y con la intención de expandir la inspiración a otras ciudades, me atrevo a consignar algunas ideas, aunque los antropólogos de Pigmalión hace tiempo me enseñaron cuánto cuesta al paisa la crítica.

REGIONALISMO. Bueno y malo, el eje de sus impulsos. El medellinense genuinamente quiere sus montañas. En ellas, no afuera, está el orgullo de los ancestros; las oportunidades del presente y las proyecciones del porvenir de la familia. Es un amor comprometido, no retórico. El riesgo son las lecturas erradas de sí mismos, el centralismo en su propio departamento, el aislamiento del país, y rezagos en tendencias propias de las mentes globales.

Me atrevo a consignar algunas ideas, aunque los antropólogos de Pigmalión hace tiempo me enseñaron cuánto cuesta al paisa la crítica.

PROTAGONISTA. Medellín conoce los roles del Gobierno Nacional, sus deberes y derechos ante este, pero, aunque los exige y entrega de acuerdo con su población y economía, no se queda esperando a un Estado que no da abasto con las necesidades del país ni a esa política de vaivenes que afecta la continuidad del desarrollo sostenible y la competitividad de la ciudad. La capital antioqueña asume su destino. Se siente responsable.

ACCIÓN. Son ejecutores. Frente a una necesidad o un sueño hay respuesta. No todas las ciudades del país saben conversar; sin embargo, digamos que hablar es fácil, unirse en un propósito es difícil, y ejecutar es cerca de imposible. Medellín, a veces con alarde molesto, logra los tres con frecuencia. Trabaja y consigue lo que se propone. Y eso da orgullo.

SE LA CREEN Y ADOPTAN EL ROL. Un ejemplo, la capital había hecho unas intervenciones de ciudad que la pusieron en el radar de la innovación social. Proyectos puntuales y valiosos que inspiraron una decisión consciente frente a una oportunidad de progreso: crear una ciudad centro de innovación. Toman la etiqueta, trabajan en ella y hoy el eslogan, aunque imperfecto, es una realidad.

ALIANZAS Y LIDERAZGO EMPRESARIAL. La alianza entre lo público, la academia y el sector privado unidos con el interés honesto del bienestar y progreso de la ciudad es el gran éxito de la fórmula de Medellín. En ella el liderazgo empresarial es fundamental, y son ejemplo de capitalismo consciente antes de que este se convirtiera una tendencia de moda. Son compañías que han sido, y quizás deban dejar de serlo, discretas frente al soporte estructural y financiero que de manera contundente apoya el desarrollo integral de su sociedad.

ROPITA SUCIA, EN CASA. Cuidan su prestigio. En general, evitan deteriorar la confianza porque conocen el costo emocional y financiero de una mala reputación, así que cuando logran reconocer la crisis tratan de resolverla internamente. Evitan los tiros en el pie.

¿APRENDE DE SUS ERRORES? No fueron pocos quienes se molestaron conmigo cuando afirmaba que la ciudad de la eterna primavera era una ciudad frágil ¡Cómo después de tanto! ¿Estaba siendo ciega ante los logros e injusta con los esfuerzos? Ni lo uno, ni lo otro. Con toda mi admiración, me preocupaba una segunda ciudad que pocos leían. Una cultura subterránea aún sin resolver. Tengo la hipótesis de que esta situación sirvió al triunfo de Daniel Quintero, un alcalde cuya agenda personal irrespetuosa no se interesó por comprender ni desarrollar la ciudad, cuyo resultado en cifras es decepcionante y generador de un daño emocional al tejido social de la comunidad. Ese es el peligro de creer que algo está seguro. Pero Medellín sabe aprender y nada la detiene.

MARTHA ORTIZ@MOrtizEDITOR

(Lea todas las columnas de Martha Ortiz en EL TIEMPO, aquí)

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Medellín, mentor discreto

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05.01.2024

Con temor recibí la pregunta, pues estos últimos tres años por primera vez escuché afirmaciones claras de juicios individuales negativos y prevención de personas en todos los niveles de argumentación. Siempre existió el rumor, pero solo ahora era testigo de algunas expresiones puntuales pero claras de cuestionamientos sobre Antioquia.

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El tema: Buenaventura. La meta de un pequeño grupo: ayudar. La pregunta: ¿qué puede aprender Buenaventura de Medellín? Venía de un ser impecable y generoso, un empresario excepcional, Manuel José Carvajal. Mi preocupación era que la respuesta se interpretara arrogante, pero con voluntad de reflexión interna listé algunos atributos que en mi concepto hacen que esa capital conquiste imposibles positivos y haga contrapesos a su historia violenta.

Ahora que se inician las alcaldías y con la intención de expandir la inspiración a otras ciudades, me atrevo a consignar algunas ideas, aunque los antropólogos de Pigmalión hace tiempo me enseñaron cuánto cuesta al paisa la crítica.

REGIONALISMO. Bueno y malo, el eje de........

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