El arte como la naturaleza que gusta son privilegios que centran el alma distraída o inquieta y le entregan a veces una reflexión, un placer o una esperanza. En estos días tuve la alegría de recibir una obra de la escultora Tal Nehoray. Curiosamente este año. En medio de una nueva guerra en Gaza donde da angustia, las imágenes de víctimas israelíes y palestinas conmocionan, aparece esta artista contemporánea y multidisciplinaria, nacida en 1975 justamente en ese territorio en conflicto.

(También le puede interesar: El valor de pensar diferente)

La autora tiene una colección llamada “Happy Pills” (Píldoras Felices). Se trata de piezas volumétricas que asemejan píldoras y expresan una crítica a cómo la cultura occidental cree y delega su felicidad a soluciones instantáneas materializadas en químicos contenidos en cápsulas. A casa llegaron 20 mg de Esperanza y 20 mg de Amor. Geniales. Pero la esperanza llegó rota. Claramente partida en dos. Irreparable. Sin embargo, para mi fortuna, después de una conversación, una nueva versión de 20 mg de Esperanza fue creada y atracó a los días sana.

La propuesta analítica de Nehoray propone una reflexión válida sobre cuáles son los vacíos que invaden de angustias a la sociedad contemporánea y la pertinencia de la soluciones que esta utiliza y busca. Me evoca la herencia de “adquirir dinero fácil, rápido y mucho” de la cultura mafiosa. O las consideraciones sobre la generación conocedora de sus derechos, pero ignorante ante sus deberes, que desconoce el esfuerzo del camino.

¿Cuál es el punto de estar vivo si no es ayudar uno al otro? Fue la pregunta que movió a Furlong.

Compartí esta historia con otro artista, esta vez un colombiano: Danilo Rojas. Este hombre, que plasma su creatividad en obras sutiles, me hizo una pregunta: ¿Si regalaras dos píldoras a Colombia en Navidad qué le entregarías?

Dos píldoras para mi país. Dos píldoras… Dos… quizás priorizaría mi orden médica con 20 mg. de Con(s)ciencia y 20 mg. de Propósito diarios y tomados con al menos dos vasos de agua.

20 mg de Con(s)ciencia. Consciencia –con “s”– como el “conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones” (RAE). Y Conciencia –sin “s”– como el “conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios” (RAE). Me explico. El primero porque propone reconocerse como nación con una mirada justa, honesta y cruda lejos de emociones, miedos, distorsiones y agendas. El segundo porque obliga a ese análisis que valora y reconoce lo que está bien y lo que esta mal. Un espejo limpio. Sólo si Colombia se para en la verdad, o lo más cerca viable de ella, tendrá un punto de partida para una, o unas, nuevas llegadas. Cuesta mucho como individuos reconocer las realidades de país de otros, distintas a las propias, y como colectivo, y los aciertos y desaciertos, pero solo así es posible crear vínculos de confianza para crear proyectos realistas.

20 mg de Propósito. Propósito como el “Objetivo que se pretende conseguir.” (RAE). Colombia, ya parada en la consciencia y conciencia podría establecer las razones de su existir, soportar las exigencias del camino y conquistar nortes viables comunes y blindadas por los vaivenes políticos.

El libro Small Things Like These (Pequeñas Cosas Como Esta) de la irlandesa Claire Keegan me dejó anoche esta reflexión. Furlong, el protagonista, afronta sus pensamientos después de salvar a la joven violentada del convento temiendo la reacción de la sociedad: “Lo peor está por venir, él lo sabia. Ya podía sentir el mundo de problemas esperándolo detrás de la siguiente puerta, pero lo peor que hubiera pasado estaba ya detrás de él; las cosas no hechas, lo que hubiera sido –eso con lo que hubiera tenido que vivir el resto de su vida” (mi traducción)–.

¿Cuál es el punto de estar vivo si no es ayudar uno al otro? Fue la pregunta que movió a Furlong. Feliz Navidad Colombia, plena de medicinas, resultados del esfuerzo. Sin placebos. Fórmula indefinida.

MARTHA ORTIZ@MOrtizEDITOR

(Lea todas las columnas de Martha Ortiz en EL TIEMPO, aquí)

QOSHE - La píldora - Martha Ortiz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

La píldora

10 1
22.12.2023

El arte como la naturaleza que gusta son privilegios que centran el alma distraída o inquieta y le entregan a veces una reflexión, un placer o una esperanza. En estos días tuve la alegría de recibir una obra de la escultora Tal Nehoray. Curiosamente este año. En medio de una nueva guerra en Gaza donde da angustia, las imágenes de víctimas israelíes y palestinas conmocionan, aparece esta artista contemporánea y multidisciplinaria, nacida en 1975 justamente en ese territorio en conflicto.

(También le puede interesar: El valor de pensar diferente)

La autora tiene una colección llamada “Happy Pills” (Píldoras Felices). Se trata de piezas volumétricas que asemejan píldoras y expresan una crítica a cómo la cultura occidental cree y delega su felicidad a soluciones instantáneas materializadas en químicos contenidos en cápsulas. A casa llegaron 20 mg de Esperanza y 20 mg de Amor. Geniales. Pero la esperanza llegó rota. Claramente partida en dos. Irreparable. Sin embargo, para mi fortuna, después de una conversación, una nueva........

© El Tiempo


Get it on Google Play