Desgraciadamente para la doctora Amelia Pérez Parra, los desafueros de su marido por las redes sociales la volvieron imposible de ser elegida fiscal.

Yo, ingenuamente, cuando se conocieron los resultados de la nueva ronda del jueves en la Corte, en la que tampoco una candidata obtuvo los 16 votos necesarios para ser elegida, pero fue noticia que el perfil de quien sacó más ventaja fue el de la abogada Amelia Pérez, me estudié cuidadosamente su hoja de vida, que me mereció comentarios amables públicos por sus contrastes. Antes de su obligado e infame exilio en Canadá, le correspondió con gran entereza y valentía desempeñarse como fiscal y juez en polvorines como Puerto Boyacá, cuna del paramilitarismo, y en Pacho, Cundinamarca, en pleno reinado del peligroso Gacha. Hasta que en el 2003 su situación de seguridad –luego de haber intervenido en peligrosos procesos como las masacres de El Aro, Pichilín, Trujillo– la llevó a considerar, en compañía de su esposo, el también fiscal Gregorio Oviedo, que, para no dejar dos hijos huérfanos, era mejor que toda la familia buscara asilo en Canadá. Se fueron ella, su marido, quien había sido director del CTI en Antioquia; sus dos hijos, su mamá, hermanos y sobrinos, 17 en total. Se instalaron en Quebec con muchas dificultades, empezando porque no hablaban el idioma. Obviamente el dinero del asilo no alcanzaba y la doctora Amelia relata que fueron años muy difíciles, cuando tuvo que lavar platos y ser niñera para sobrevivir. A Canadá emigró el 23 de abril de 2003 y volvió once años después, luego de que su madre no aguantó el frío canadiense y regresó a morir en Colombia.

Desde su retorno al país se ha dedicado a asesorías académicas y consultorías en derechos humanos. Su sacrificada vida profesional le daba puntos para su inclusión en la terna de fiscal. Y en eso iba mi análisis, luego de la noticia de que la doctora Amelia quedó a tres votos de convertirse en la nueva fiscal, aunque solo ejercería por menos de 3 de los 4 años que dura el período, porque le llegará la edad del retiro forzoso a los 70.

Cuando súbitamente, el viernes en la mañana, alertados por las periodistas D’Arcy Quinn y Ani Abello, saltó a la luz pública la vorágine de mensajes de Twitter y X que el marido de doña Amelia, Gregorio Oviedo, “petrista de primera línea”, activista de la Primera Línea y además contratista de la alcaldía de Petro, viene escribiendo en contra absolutamente de todo el mundo.

Lo de Nicolás Petro “es una aberración (...) que cubre intereses políticos y económicos muy poderosos, que instrumentalizan la justicia; se trata de debilitar al máximo la gobernabilidad, de cara a generar una caída del gobierno, con ánimos vindicativos, cuidadosa y sutilmente orientados”, escribió. ¿Qué pensará su esposa al respecto, a quien le tocaría acusar al hijo del Ejecutivo?

Pero además, los periodistas hemos sido una de sus presas favoritas. Ha insultado a Caracol, al que acusa de “ensañamiento esquizofrénico contra Petro” por cubrir las noticias sobre su hijo; a EL TIEMPO, a la FM, A Blu Radio, a la W, “que no son ajenos a la falta de ética y a la completa impudicia”.

Y se ha expresado en términos muy desobligantes y descalificativos, con tono amenazante, contra periodistas a quienes menciona con nombre propio, en cuya lista no faltan la propia D’Arcy (“alimaña y vergüenza del periodismo”). La Guri, J. R. Vargas, Arizmendi y “su lacayo Gustavo Gómez”, Yamid, “Nesticor”, L. C. Vélez, F. Zuleta, “el narigón” Juan Lozano, “la chapetona Salud”, “Julito” (de quien dice irrespetuosamente: “Pareciera como si le encantara vivir en el campo santo de los sepulcros que fue y sigue siendo la tal seguridad democrática del matarife. Se venden al mejor postor y terminan comprados por genocidas”). Y concluye con “el resto de alimañas”, lista en la que incluye a esta servidora, a la que manda a responder por la debacle de Hidroituango. (???)

Tampoco faltan en su larga lista los insultos a conocidos abogados. Al expresidente Pastrana le dice “pedófilo”. Al exfiscal Barbosa, “rata”.

Ni la Corte, que hasta el jueves tenía de favorita a su esposa, se salva de sus ataques: “La Corte Suprema de Justicia, hace muchos años, dejó de ser la reserva moral de este país”.

La mayoría de los colombianos, y particularmente los medios de comunicación, no dudamos en rodear a la Corte con nuestro respeto en medio de los asedios de los que ha venido siendo víctima nacional e internacionalmente, para que escoja ya fiscal y se salte las reflexiones sobre la hoja de vida de las candidatas. Por lo tanto sería injusto que ahora la Corte ignore esta andanada amenazante del señor Oviedo y como futuro “primer damo” de la Fiscalía nos ponga a todos, por falta de garantías, incluyendo a expresidentes, abogados y periodistas, a alistar maletas.

MARÍA ISABEL RUEDA

(Lea todas las columnas de María Isabel Rueda en EL TIEMPO aquí)

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Candidata inelegible

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25.02.2024

Desgraciadamente para la doctora Amelia Pérez Parra, los desafueros de su marido por las redes sociales la volvieron imposible de ser elegida fiscal.

Yo, ingenuamente, cuando se conocieron los resultados de la nueva ronda del jueves en la Corte, en la que tampoco una candidata obtuvo los 16 votos necesarios para ser elegida, pero fue noticia que el perfil de quien sacó más ventaja fue el de la abogada Amelia Pérez, me estudié cuidadosamente su hoja de vida, que me mereció comentarios amables públicos por sus contrastes. Antes de su obligado e infame exilio en Canadá, le correspondió con gran entereza y valentía desempeñarse como fiscal y juez en polvorines como Puerto Boyacá, cuna del paramilitarismo, y en Pacho, Cundinamarca, en pleno reinado del peligroso Gacha. Hasta que en el 2003 su situación de seguridad –luego de haber intervenido en peligrosos procesos como las masacres de El Aro, Pichilín, Trujillo– la llevó a considerar, en compañía de su esposo, el también fiscal Gregorio Oviedo, que, para no dejar dos hijos huérfanos, era mejor que toda la familia buscara asilo en Canadá. Se fueron ella, su marido, quien había sido director del CTI en Antioquia; sus dos hijos, su mamá, hermanos y sobrinos, 17 en total. Se instalaron........

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