Mientras escribo esta columna con un café en mi mano, aprecio una vista inigualable en una sierra ubicada entre São Paulo y Rio de Janeiro, y reflexiono sobre aspectos que estoy debatiendo con colegas de todo el mundo en la Escuela de Ciencias Avanzadas de São Paulo (SPSAS, por sus siglas en inglés).

(También le puede interesar: Misión Gualí)

A pesar de la belleza natural que me rodea por estos días, no dejo de pensar en lo difícil que es acercarnos a la sostenibilidad mientras habitamos sistemas complejos con alta incertidumbre y a veces, poca posibilidad de apertura. Seguimos construyendo fragilidad con cada paso que damos.

Durante estos días de lecciones, clases magistrales y actividades prácticas hemos profundizado en la importancia que tiene la transdisciplinariedad como herramienta para co-construir una nueva manera de acercarnos a las ciencias y en general, darnos la oportunidad de co-crear conocimiento en favor de la sostenibilidad desde otras formas, muchas de ellas, no convencionales.

No todo se resuelve con la “técnica pura y dura” y/o el conocimiento académico. Es posible mirar alternativas, generar incidencia y promover la participación de más (y otros) actores; si incorporamos nuevas maneras de ver el mundo. Porque finalmente la policrisis que actualmente afrontamos, no se puede resolver bajo los mismos patrones y paradigmas con los que fueron concebidas originalmente.

Todo esto para decir que necesitamos nuevas y frescas perspectivas, que pueden venir de las ciencias sociales y/o humanas, del arte, de la música, de herramientas digitales o de cualquier otro método que nos permita explorar el metaverso de posibilidades que se puede abrir ante nosotros si empezamos a ver, sentir y pensar las cosas de manera diferente. Romper las barreras, deconstruir el conocimiento y abrir nuestras posibilidades a un mundo que aún desconocemos, es parte de transitar hacia la sostenibilidad para potenciar transformaciones que en la mayoría de los casos, son necesarias y urgentes.

Las sociedades tienen preferencia más sobre soluciones técnicas, que sobre soluciones integrales que conlleven a cambios de comportamiento de las personas, o incluso de las instituciones. Debemos agenciar los problemas complejos del “mundo real” integrando la co-construcción de conocimientos, las alianzas, coaliciones y por supuesto, arreglos institucionales.

Si algo nos debe quedar claro, es que seguir haciendo las cosas tal cual las hemos hecho hasta hoy, no nos llevará a ningún lado nuevo. Seguiremos cultivando los mismos resultados si no abrimos nuestra manera de pensar, actuar y sentir (este mensaje quizás aplica para todo en la vida).

Maria Eugenia Rinaudo Mannucci