Cuando nos referimos a las organizaciones sociales de base, pensamos en aquellas organizaciones fundadas por iniciativa de ciudadanos locales con el propósito de contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de su comunidad o ayudar a resolver algún problema. Son el resultado de la decisión de una o varias personas que, en su momento, se vieron a sí mismas como agentes del cambio. En lugar de sentarse, quejarse y esperar que alguien resolviera los problemas por ellos, decidieron levantarse, tomar control de sus vidas y ser partícipes en la construcción del entorno que querían ver.

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Este tipo de organizaciones emergen con mayor frecuencia en territorios donde las condiciones de violencia son más complejas, existe vulnerabilidad en las poblaciones y la presencia del Estado es precaria o no existe. Esto demuestra que estas comunidades no están dormidas ni resignadas. Todo lo contrario, de ellas surgen personas con una riqueza de espíritu, una fuerza vital y una determinación envidiables. La apuesta por la esperanza es lo que enciende sus almas con un propósito transformador que las pone en acción. El dolor es el primer maestro, y la bondad nace del dolor.

En el fondo, lo más importante que hacen las organizaciones sociales, independientemente del camino que utilicen, es ofrecerles a las personas una oportunidad para soñar. Esto significa dar propósito, crear posibilidades y mostrar que hay futuro. Muchas de ellas se convierten en escuelas en torno a actividades de arte, cultura, deporte o cualquier otro tipo de formación, donde, en una especie de jornada complementaria, los niños y jóvenes hacen buen uso del tiempo libre. Los motiva el propósito de alimentar el espíritu, ya que en estas organizaciones hallan espacios seguros, donde pueden socializar con sus pares, sentirse acompañados, entretenerse e, incluso, en algunos casos “descansar” de sus realidades; encontrando así sentido de pertenencia, identidad y, en muchas ocasiones, un lugar en el mundo donde son “alguien”.

Los nuevos alcaldes deben poner sus ojos en lo que ocurre allí, no para instrumentalizar a estas organizaciones, sino para apoyar, fortalecer y potenciar la labor que realizan.

El proceso de transformación social a través de las organizaciones comunitarias sensibiliza, hace que la coraza y la máscara queden a un lado y que florezca el ser humano que está adentro. Sus líderes se convierten, asimismo, en referentes positivos en los territorios, haciendo un contrapeso en lugares donde el aspiracional de muchos es ser como los jefes de las organizaciones armadas. El hecho de que existan personas que digan “yo antes quería ser bandido y ahora quiero bailar al lado de él” tiene un valor impresionante en la transformación de imaginarios.

En fin, no hay procesos de organización social mejores que aquellos que surgen de forma espontánea en las mismas comunidades. Tampoco hay una forma más eficaz y eficiente de construir confianza, cambiar referentes y reconstruir el tejido social que a través de aquellas organizaciones que han tenido por años un vínculo directo con la comunidad y, por lo tanto, entienden como nadie sus dolores, frustraciones, miedos, sueños y alegrías.

Si bien en Colombia abundan este tipo de organizaciones, a muchas de ellas no se les ha dado el valor y el reconocimiento que se merecen. Los nuevos alcaldes deben poner sus ojos en lo que ocurre allí, no para instrumentalizar a estas organizaciones, sino para apoyar, fortalecer y potenciar la labor que realizan. Así como para velar por el bienestar y el fortalecimiento de sus líderes, ya que, al ser ellos los que cuidan de otras personas en su entorno, también necesitan ser cuidados, por cuanto son tan vulnerables como cualquier otro ser humano. Este es un camino para extender el brazo social de una nación por fuera de los vaivenes políticos.

JULIANA MEJÍA

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El valor de las organizaciones sociales de base

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14.12.2023

Cuando nos referimos a las organizaciones sociales de base, pensamos en aquellas organizaciones fundadas por iniciativa de ciudadanos locales con el propósito de contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de su comunidad o ayudar a resolver algún problema. Son el resultado de la decisión de una o varias personas que, en su momento, se vieron a sí mismas como agentes del cambio. En lugar de sentarse, quejarse y esperar que alguien resolviera los problemas por ellos, decidieron levantarse, tomar control de sus vidas y ser partícipes en la construcción del entorno que querían ver.

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Este tipo de organizaciones emergen con mayor frecuencia en territorios donde las condiciones de violencia son más complejas, existe vulnerabilidad en las poblaciones y la presencia del Estado es precaria o no existe. Esto demuestra que estas comunidades no están dormidas ni resignadas. Todo lo contrario, de ellas surgen personas con........

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