Las contiendas electorales son “laboratorios” que se adaptan constantemente a los cambios sociales, los intereses del votante, los avances tecnológicos y tendencias digitales, buscando nuevas maneras de llevar su mensaje y movilizar a la ciudadanía a su favor. Y aunque no parezca obvio, es ahí donde las campañas tienen algunas enseñanzas que ofrecer al mundo empresarial.

Enseñanza 1: Conocimiento obsesivo de las audiencias

Las campañas y los políticos tienen un interés obsesivo por entender en detalle a su electorado. Desde hace décadas utilizan encuestas, grupos focales y trackings para entender qué piensan, quieren y sienten las personas sobre temas relevantes y los candidatos en la contienda. Igualmente, con la consolidación de las redes sociales, las campañas analizan en detalle los comportamientos y reacciones de las personas en redes sociales, sus datos demográficos y testean la aceptación de mensajes antes de pautarlos.

En el mundo corporativo también se realizan este tipo de análisis, pero por lo general son prácticas más limitadas al área de mercadeo, no se hacen de manera tan intensa y no son una preocupación permanente del CEO.

Enseñanza 2: Extrema adaptabilidad

Las campañas políticas son empresas temporales que deben estar preparadas para enfrentar cualquier reto y adaptarse permanentemente a cambios del entorno nacional, a sucesos políticos, a la estrechez financiera (cuando son honestas) y al desempeño en encuestas.

Las empresas, particularmente aquellas de gran tamaño o de mayor antigüedad, tienden a perder esa agilidad y es una característica clave de mantener si quieren seguir manteniendo su relevancia en el mercado y ante los consumidores.

Enseñanza 3: Reacción rápida a crisis

Las buenas campañas políticas entienden que reaccionar en tiempo real a los ataques o crisis es un tema de supervivencia. Muchas empresas tienden a esperar antes de responder cuando están en un momento crítico, buscando tener toda la información y dando prelación a los posibles escenarios jurídicos. En un mundo con un ciclo noticioso que nunca duerme y donde las redes pueden generar una tormenta en cosa de minutos, nadie puede tomarse 24 o 48 horas antes de reaccionar. El silencio será ocupado por opositores, críticos, fake news y fuentes ávidas de clicks y es esencial aprender de las campañas políticas que siempre hay que estar a la defensiva.

Las crisis además ya no se resuelven con un comunicado o una entrevista. Tanto políticos como organizaciones cuentan con ejércitos digitales (bodegas) que buscan generar -de maneras no siempre éticas- matrices de opinión que pueden empezar en el pequeño, pero agresivo, mundo de Twitter/X y con el tiempo ir impregnando todo el ecosistema informativo.

Existen otras enseñanzas, pero estas tres son en mi opinión las más relevantes para que empresas analicen las campañas políticas como casos de estudio y sacar de estas aprendizajes valiosos para un mundo tan cambiante como en el que vivimos.