Es común que, en el agite de la existencia, se nos olviden los logros que vamos materializando.

(También le puede interesar: Hasta pronto, querido Rodrigo)

Vivimos en medio del torbellino de supervivir, del trabajo, el estudio, los problemas, la sociedad que cada día se inventa un nuevo estándar de aprobación, las emociones personales y profesionales y el día a día, implacable y acelerado.

Hablamos de medio ambiente, política, guerras, odios, moda y gastronomía (término ahora más común); nos embelesamos, afortunadamente, con los videos de redes sociales sobre gatos y perros y mascotas, y también con chismes de aquí y de más allá.

Se nos pasa la semana y el mes y los años revisando periódicamente el contador económico que incluye los recibos de la luz, el agua y el gas, el mercado, la hipoteca, los medicamentos, la cuota del carro, el tratamiento estético o clínico, el celular, los impuestos... la cuota de vivir.

Pero siempre hay, debe haber, un minuto para parar y pensar qué hemos hecho. Seguro que cada ser humano tiene un punto a favor en su registro, y seguro que ese pequeño o gran logro impactó positivamente a alguien.

Hoy, 7 de marzo, hago ese alto de un minuto para revisar los últimos 15 años de mi vida, desde que nació algo que llamé No Es Hora De Callar.

Una frase, una simple frase que le solté en medio de una entrevista a un colega de El País de España, una tarde demoledora para mí, en un café de Madrid.

Me preguntó por qué había decidido contar, esa mañana del 9 de septiembre de 2009, frente a un considerable grupo de extraños, que había sido violada masivamente en medio de mi trabajo como reportera de El Espectador, nueve años atrás.

De tajo le dije: ¡Porque entendí que no era hora de callar más!

Y eso me volvió profeta en otra tierra y me llevó a arriesgarme a presentar mi caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la mano de la Fundación para la Libertad de Prensa.

Cuando regresé semanas después a Colombia, decidí imprimir la frase en cintas y se las até a mis compañeras de la redacción de EL TIEMPO en la muñeca; otras se las di en la calle a mujeres que me crucé y que la recibieron desconfiadas y viéndome como enajenada. Tal vez lo estaba un poco, pero necesitaba sentir que el dolor de ese momento tenía algún tipo de significado.

Han pasado casi 15 años desde ese día. Tres largos lustros entre mi contador económico, el periodismo, el activismo (que no sabía habitaba en mi hasta ese 2009), la lucha por la justicia, el insomnio que me acompaña desde el secuestro y un escenario internacional que ha sido inmensamente generoso conmigo y con las víctimas de violencia sexual.

En este minuto de pensar qué he hecho, me alegra compartirles a través de este espacio de opinión que dejar trocitos y trozos (en mayúsculas) de mi ser en el camino le dará vida mañana, Día Internacional de la Mujer, a algo que me soñé para ellas. Y para las niñas y adolescentes.

La frase, impresa en la cinta más económica que encontré en el San Andresito de San José, en Bogotá, mañana se convierte en el sitio de difusión nacional para prevenir, educar y concientizar sobre las violencias de género.

El programa transmedia No Es Hora De Callar, una de las medidas de reparación que ordenó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su fallo contra el Estado colombiano, inicia este 8 de marzo su primera emisión, por todos los canales de televisión y emisoras públicas del país, y estará 5 años al aire.

Como es un tema pedagógico, habrá un personaje que conducirá todos estos relatos, información y contenidos clave. Su cara y su nombre también se conocerán mañana, a las 6 de la tarde, en la torre Colpatria y en la fachada del Museo Nacional.

Los cambios solo se logran si se entiende el significado colectivo del trabajo, la responsabilidad y la voluntad de generarlos. El Ministerio de Tecnologías de Información y las Comunicaciones, RTVC y la Cancillería lo han entendido así. Por eso confío en que el camino y el caminar de los próximos 5 años fluyan, por las mujeres y también por los hombres. Por las personas que tienen una identidad de género distinta. Por la sociedad.

QOSHE - No Es Hora De Callar - Jineth Bedoya Lima
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No Es Hora De Callar

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07.03.2024
Es común que, en el agite de la existencia, se nos olviden los logros que vamos materializando.

(También le puede interesar: Hasta pronto, querido Rodrigo)

Vivimos en medio del torbellino de supervivir, del trabajo, el estudio, los problemas, la sociedad que cada día se inventa un nuevo estándar de aprobación, las emociones personales y profesionales y el día a día, implacable y acelerado.

Hablamos de medio ambiente, política, guerras, odios, moda y gastronomía (término ahora más común); nos embelesamos, afortunadamente, con los videos de redes sociales sobre gatos y perros y mascotas, y también con chismes de aquí y de más allá.

Se nos pasa la semana y el mes y los años revisando periódicamente el contador económico que incluye los recibos de la luz, el agua y el gas, el mercado, la hipoteca, los medicamentos, la cuota del carro, el tratamiento estético o clínico, el celular, los impuestos... la cuota de vivir.

Pero siempre hay, debe haber, un minuto para parar y pensar qué hemos hecho. Seguro que cada........

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