Hasta la fecha, la gran oposición al gobierno de Petro no la han hecho los líderes políticos. Ni siquiera el fiscal Barbosa, quien ha usado la Fiscalía para cuestionar decisiones políticas de Petro, ha sido el personaje clave. La gran oposición la ha hecho una mezcla, un tanto sui géneris, de medios, periodistas y analistas, junto con escándalos, deserciones y desatinos que provienen del Gobierno y de Petro mismo. Si hubiera que escoger a alguien en particular, no habría duda de que Vicky Dávila representa hoy en día la figura más característica de la oposición a Petro. Como ella hay otros tantos periodistas muy pendientes de cualquier oportunidad que ofrezca el Gobierno para cuestionar sus actuaciones y políticas.

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En parte, la politización de un sector del periodismo y columnistas de opinión obedece a cuestiones ideológicas: el medio y los periodistas están en contra de la concepción del Estado, los mercados y la sociedad de Petro. Sin embargo, la politización también obedece a la preocupación de los resultados de gestión y de las eventuales reformas del Gobierno. Y, por supuesto, los escándalos que han surgido del círculo cercano a Petro –los dineros recibidos por Nicolás Petro, los audios de Benedetti, las reuniones del hermano en La Picota, etc.– han servido para apalancar las críticas del periodismo politizado.

¿A qué se debe que la clase política haya cedido al periodismo la iniciativa en las funciones de oposición? Hay posibles interpretaciones. La primera, que la clase política en un principio le apostó a trabajar con Petro y moderar las reformas sociales que proponía, así matizaban su perfil populista. La segunda, que comprendió que una oposición implacable le convenía a la narrativa populista de Petro que divide el país entre el pueblo y quienes se oponen a la realización de los intereses del pueblo (en ese entonces Petro todavía no había perdido su popularidad). La tercera, que Uribe prefirió sellar un pacto de paz con Petro para apaciguar su disputa judicial y en espera de que el Gobierno se debilitara por falta de resultados.

¿A qué se debe que la clase política haya cedido al periodismo la iniciativa en las funciones de oposición?

En todo caso, la situación ahora es distinta y probablemente este 2024 los políticos comiencen a jugar un papel más relevante con relación al periodismo en el ejercicio de la oposición. Es claro que el músculo político de Petro no le da para grandes cambios institucionales. El temor a un proyecto populista dejó de estar en primera línea. La primacía la ocupa la competencia por las elecciones de 2026.

Aún es temprano para los potenciales presidenciables, exponerse mucho los pone en riesgo de quemarse llegado el momento en que la campaña entre en su recta final. No obstante, hay situaciones que pueden llevar a que se vean obligados a exponerse. Un amigo decía hace poco: “El problema de Petro es que cree que las cosas aparecen de las palabras”. En el cónclave con su gabinete regañó al ministro de Transporte porque no había recursos para los trenes prometidos en campaña. ¿Puede ser medianamente viable un proyecto de infraestructura de tal magnitud sin un presidente que esté al día en la gestión directa de los recursos?

Lo de los trenes, aunque anecdótico, es la constante de Petro: un presidente que cree que basta con dar instrucciones para que las cosas se hagan. Si a eso se le suman propuestas en teoría innovadoras, que en la práctica han fracasado ya en muchos otros casos, lo más probable es que ocurra un deterioro crítico en asuntos cruciales como salud, economía y seguridad.

La impopularidad del Presidente está lejos de tocar fondo. Quien madrugue a liderar el sentimiento de indignación contra el Gobierno puede alcanzar una ventaja irrecuperable en las próximas elecciones. Si no, basta recordar que el propio Petro arrancó su campaña a fondo desde antes que el estallido social se manifestara en las calles en 2021.

GUSTAVO DUNCAN

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¿Y la oposición qué?

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03.01.2024

Hasta la fecha, la gran oposición al gobierno de Petro no la han hecho los líderes políticos. Ni siquiera el fiscal Barbosa, quien ha usado la Fiscalía para cuestionar decisiones políticas de Petro, ha sido el personaje clave. La gran oposición la ha hecho una mezcla, un tanto sui géneris, de medios, periodistas y analistas, junto con escándalos, deserciones y desatinos que provienen del Gobierno y de Petro mismo. Si hubiera que escoger a alguien en particular, no habría duda de que Vicky Dávila representa hoy en día la figura más característica de la oposición a Petro. Como ella hay otros tantos periodistas muy pendientes de cualquier oportunidad que ofrezca el Gobierno para cuestionar sus actuaciones y políticas.

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En parte, la politización de un sector del periodismo y columnistas de opinión obedece a cuestiones ideológicas: el medio y los periodistas están en contra de la concepción del Estado, los mercados y la sociedad de Petro. Sin........

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