¿Qué admiro en una persona? Su conducta; soy poco dado a admirar la grandeza humana centrada en el poder económico, político, académico, social, físico, etc.; admiro a las personas íntegras: las que saben excusarse, saben reconocer sus errores, las que ofrecen disculpas, las que rectifican sus comportamientos y reemprenden la marcha con donaire y alegría.

Infortunadamente, en la vida pública no es tan fácil encontrar personas íntegras. Pero, por favor, ¿para dónde voy? Para mí, el único paradigma con mayúscula fija es JESUCRISTO. Sin embargo, tengo otros referentes con minúscula, por ejemplo, Nelson Mandela, ¡ah, qué admirable hombre!; un Martin Luther King; Alma Grande, Gandhi; la madre Teresa de Calcuta, y tantos hombres y mujeres.

Permítanme hablar de una persona perteneciente a la vida pública contemporánea. Se trata de la excanciller alemana Angela Merkel. Una mujer que gobernó a Alemania por dieciséis años continuos. Encontré estas píldoras en internet. Alemania despidió con seis minutos de aplausos a la gran líder de los últimos años –el pueblo suele ser muy ingrato, en este caso no–, caso insólito. No se aprovechó de su poder para asignar a familiares suyos en cargos claves de la administración pública, no recibió pagos millonarios, no criticó a los que la precedieron, fiel a su partido y abierta a todos sin favoritismos; gobernó a su país sin sesgos sectarios: su compromiso era su país, no su partido –claro, gobernó a nombre de él– y mostró la calidad de su talante, dejando una Alemania posicionada internacionalmente. Ha sido una auténtica demócrata, reconoció de inmediato el triunfo de su adversario político Olaf Scholz y le ofreció su apoyo. Eso se llama gobernar por encima de los partidos.

En una conferencia de prensa una periodista le preguntó: “Notamos que estás usando el mismo traje, ¿no tienes otro?”. Ella respondió: “Soy una empleada del Gobierno y no una modelo”. En otra rueda de prensa le preguntaron: “¿Tienes servidumbre?”. “No, no tengo sirvientes y no los necesito. Mi esposo y yo hacemos este trabajo en casa todos los días”. La señora Merkel vive en un apartamento normal; vivió en ese apartamento antes de ser elegida canciller; no es dueña de una villa, criados y piscinas; vive con dignidad, sin ostentación.

Y para los que no estaban informados, algo que siempre llevó en alto y siempre dejó en claro dondequiera que iba: “Siempre haré las cosas como a Dios agradan, porque le temo y le sirvo con todos mis bienes y todo mi corazón, porque desde hace muchos años le abrí mi vida y mi corazón a Jesucristo, y desde entonces soy cristiana, no solo de palabra sino sobre todo de hechos”.

¿Será que todos los líderes son como ella? ¡Cuántos se avergüenzan de llamarse cristianos en esta ciudad secular que vivimos! Personas como ella necesita nuestro país para salir de la descomposición social en que vivimos. Por favor, ¿sí tenemos personas íntegras? Sea parte de la solución, no del problema. Infortunadamente en nuestro medio sociopolítico crece el resentimiento social.

Ayer le vendieron al pueblo el sectarismo partidista, hoy le venden muchos líderes el resentimiento social. Este odio es mucho más visceral que el de ayer. ¡Qué horror! Muchos llegan al poder con hambre atrasada, a devorar con frenesí lo que queda en el erario: clientelismo galopante, despilfarro del presupuesto. Si todo se va en funcionamiento, ¿qué queda para inversión y para proyectos productivos? Pasemos del subsidio a la mendicidad, al subsidio a la productividad. Con proyectos productivos se acaba el desempleo. ¡Qué tristeza! Con más de doscientos años de vida republicana y siendo Colombia uno de los países más ricos del mundo, ¡qué paradoja!, seguimos siendo pobres. Por favor, no nos lavemos las manos, ni les echemos la culpa a los marcianos. Superemos las excusas.

FROILÁN CASAS
Obispo emérito de Neiva

(Lea todas las columnas de Froilán Casas en EL TIEMPO, aquí)

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Angela Merkel

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03.03.2024

¿Qué admiro en una persona? Su conducta; soy poco dado a admirar la grandeza humana centrada en el poder económico, político, académico, social, físico, etc.; admiro a las personas íntegras: las que saben excusarse, saben reconocer sus errores, las que ofrecen disculpas, las que rectifican sus comportamientos y reemprenden la marcha con donaire y alegría.

Infortunadamente, en la vida pública no es tan fácil encontrar personas íntegras. Pero, por favor, ¿para dónde voy? Para mí, el único paradigma con mayúscula fija es JESUCRISTO. Sin embargo, tengo otros referentes con minúscula, por ejemplo, Nelson Mandela, ¡ah, qué admirable hombre!; un Martin Luther King; Alma Grande, Gandhi; la madre Teresa de Calcuta, y tantos hombres y mujeres.

Permítanme hablar de una persona perteneciente a la vida pública contemporánea. Se trata de la excanciller alemana Angela Merkel. Una mujer que gobernó a Alemania por dieciséis años continuos. Encontré estas píldoras en internet. Alemania........

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