…y solo ahora que conquistas la primera pausa del día y te sientas a tomar un café, y despliegas las páginas del diario sobre la mesa, o haces clic para que las noticias de muertos y de corruptos, de campeones y de intermediarios, se tomen la pantalla del teléfono y te conecten con ese mundo que a veces parece a la vuelta de la esquina, solo ahora, después de haber vencido la tentación de arruinar el café con un poco de azúcar, mientras te acercas la taza a la boca, tímidamente, para medir la temperatura con los labios y decidir si es el momento de beberlo, fijas la mirada en la fecha, esa fecha que nunca consultas pero que algunos días, como hoy, salta a la vista, y te quedas petrificado, como estatua bíblica, cuando compruebas que has transitado, sin saberlo, por las primeras horas de un martes 13. Como si nada. Como si acaso no fuera el día que más temes, el día que evitas, el día que prefieres ni siquiera mencionar, aunque no sepas por qué.

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Te aterras. Sientes como si los temores empezaran a trepar por tu cuerpo, como la hiedra, y cubrieran tu piel hasta ocultarla. Hasta dejar en el olvido la piel de ese otro que andaba por el mundo, que andaba por el día, con decisión, inmune a los riesgos y ajeno a los peligros.

Te aterras, porque te has creído una cantidad de historias que no tienen pies ni cabeza, pero que han pasado de boca en boca y han tomado una fuerza desmedida, y piensas que esta vez puedes ser tú el destinatario de esos dardos de la mala suerte, imposibles de esquivar. Te has creído tantas historias que no sabes por dónde llegará al ataque. Andas tan aturdido que no te das cuenta de que llevas unos cuantos segundos tratando de mantener en un equilibrio imposible la taza de café, y las primeras gotas que caen y mojan tu vestido las interpretas como una señal de que las cosas han empezado a andar mal.

Quisieras ser ese del otro lado de la página que espera el 13 para jugarse los restos porque sabe que ahí está la suerte, la buena. El 13 negro de las ruletas, que le pagará treinta y seis veces lo apostado. El 13 en el que solo esperas buenas noticias.
Ese es el que quisieras ser, el que añora un martes como hoy, pero te pesan tanto las razones sin razón que has empezado a dar traspiés y a equivocar las palabras. Dices “trece” y temes lo peor... aunque sabes que es tanto como decir miércoles, como decir catorce.

FERNANDO QUIROZ

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Martes

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13.02.2024

…y solo ahora que conquistas la primera pausa del día y te sientas a tomar un café, y despliegas las páginas del diario sobre la mesa, o haces clic para que las noticias de muertos y de corruptos, de campeones y de intermediarios, se tomen la pantalla del teléfono y te conecten con ese mundo que a veces parece a la vuelta de la esquina, solo ahora, después de haber vencido la tentación de arruinar el café con un poco de azúcar, mientras te acercas la taza a la boca, tímidamente, para medir la temperatura con los labios y decidir si es el momento de beberlo, fijas la mirada en la fecha, esa fecha que nunca consultas pero que algunos........

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