En el libro ‘La invención del bien y del mal’, Hanno Sauer cuenta que el soldado estadounidense Ronald Ridenhour, al enterarse de la masacre llevada a cabo por parte de la compañía Charlie, en la población de My Lai, hizo un gran esfuerzo para denunciar ante las autoridades políticas de Estados Unidos, incluyendo al presidente Richard Nixon, lo que estaba sucediendo en la guerra de Vietnam.

La invasión al caserío por parte de la compañía militar Charlie, donde violaron cientos de mujeres, realizaron ejecuciones en masa y asesinaron a decenas de niños y ancianos, se debió a que el ejército gringo sospechaba que en May Lai se escondían las guerrillas enemigas del Vietcong.

Guardando la distancia histórica, esto es lo mismo que está sucediendo en la región de Gaza. El ejército israelí, conociendo que el grupo armado de Hamás se encuentra escondido en la zona, ha destruido el 40 por ciento de la infraestructura de Gaza, incluyendo casas, edificios y hospitales; ha dejado sin agua y luz a la región; y tiene un saldo hasta la fecha de más de 20.000 muertos, de los cuales el 70 por ciento son mujeres y niños.

Parece ser que al mundo occidental no le importa lo que está pasando en Gaza. La posición del presidente Joe Biden ha sido clara en el sentido de apoyar al gobierno sionista de Netanyahu, que con su posición bélica quiere exterminar al pueblo palestino.

La ceguera de Netanyahu es tanta que está desconociendo las voces de los judíos moderados que se oponen a la guerra y, lo que es peor, está desconociendo el llamado urgente de las Naciones Unidas para que se anuncie un alto al fuego, Hamás libere a los rehenes y se entre a negociar con la Autoridad Nacional Palestina.

La Unión Europea (a excepción de Bélgica y España), que ha sido la abanderada de la libertad y el derecho autonómico de los pueblos, calla y mantiene un silencio que aterra.

¿Cuál es la moral del mundo en el siglo XXI? ¿En qué quedó el Derecho Internacional Humanitario?

La guerra de Netanyahu contra la población gazatí es grave y tiende a ampliarse al Medio Oriente.

La muerte de Saleh al Arouri, uno de los máximos dirigentes de Hamás, en las afueras de Beirut, por un misil lanzado desde Israel, es una muestra clara de que el conflicto está traspasando fronteras. Los enfrentamientos con el grupo terrorista Hezbolá desde Líbano, y los ataques aéreos de los hutíes desde Yemen contra el pueblo judío, son una clara muestra de que el conflicto armado entre judíos y árabes se está extendiendo a toda la región.

¿Cuál es la posición de la Liga de los Estados Árabes?

Como nos recuerda el valiente soldado Ronald Ridenhour, hay que oponerse a la guerra, y luchar para que las posiciones extremistas, tanto del lado judío como del lado árabe, se amansen y puedan volver a dialogar en paz.

El fin de la guerra termina con la liberación de los rehenes que tiene Hamás en su poder, el cese del fuego por parte de Israel y el reconocimiento de dos Estados: el Estado de Israel y el Estado de Palestina.

La guerra no solo acarrea hambre, muerte y destrucción. Como dijo el papa Francisco, “la guerra es el fracaso de la política”.

FABIO MARTÍNEZ
hector.f.martinez@correounivalle.edu.co

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