La tecnología ha jugado un papel decisivo en la supervivencia de Israel como Estado. Desde que este fue creado en 1948, decenas de enemigos han buscado su extinción. Irán, Egipto, el Líbano, Jordania, Arabia Saudí, Catar, Siria, Hamás, Hezbolá, el Estado Islámico, Yemen, y la Yihad Islámica Palestina, entre muchos otros, han hecho hasta lo imposible por borrarlo del mapa político, económico, geográfico, cultural y social del planeta.

Afortunadamente, han fracasado estrepitosamente en el intento. Tanto así que algunos de los países mencionados no solo se vieron obligados a firmar acuerdos de paz, sino que también tuvieron que aceptar su existencia como nación. La guerra de los Seis Días, la guerra del Yom Kippur, las dos guerras con los libaneses, las intifadas y múltiples enfrentamientos con movimientos terroristas, financiados por países árabes, han marcado sus 75 años de historia.

Sin el programa tecnológico al que le apostó sin remilgo, Israel no existiría hoy. Por supuesto que no es la única razón, pero sí la más importante. La tecnología le ha permitido ganar enfrentamientos imposibles, en los que el atacante lo superaba en número de combatientes; decenas de miles de cohetes, misiles y morteros lanzados contra ciudades israelíes han sido neutralizados, gracias a su escudo de defensa: Cúpula de Hierro. No menos destacable, la destreza de sus ingenieros, que ha impedido que piratas electrónicos extranjeros intercepten sus sistemas internos de protección.

Además de lo anterior, a lo largo y ancho de su pequeño territorio, de 22.000 kilómetros cuadrados, algo así como el tamaño del Valle del Cauca, Israel desplegó una red de radares y cámaras de seguridad a comienzos de siglo que impidieron, en gran medida, ataques terroristas en contra de su población.

Lo que para muchos ciudadanos del mundo resultaría en una agobiante y asfixiante angustia, el estar en un vecindario que a diario procura su destrucción, para los israelíes se convirtió en su pan de cada día. Pero en ese día a día, se dieron a la tarea de no amilanarse jamás. La tecnología, y la absoluta determinación del Gobierno a defenderlos, los llevó a vivir con suma tranquilidad, inclusive en medio de las sirenas que anunciaban un ataque con cohetes. “Nos resguardamos en el refugio y listo”, me señaló un israelí en mi visita a ese país la semana pasada.

Pero sucedió el 7 de octubre. En esa fatídica fecha, no hubo tecnología que impidiera que más de 3.000 integrantes de Hamás ingresaran en el sur de Israel y mataran a más de 1.200 personas, con sevicia y maldad. Todo el sistema de inteligencia del país falló. Y la tragedia hubiera sido infinitamente mayor si Hamás hubiese coordinado los ataques con Hezbolá, el grupo terrorista que se encuentra en el Líbano, en la frontera norte.

¿Qué pasó el 7-10? Los israelíes son los primeros en autoflagelarse. “Nos confiamos en exceso en la tecnología que tanto nos ha protegido. Nos dormimos y nos sorprendieron” fue una frase recurrente entre las diversas fuentes con las que hablé. Hoy, el israelí duerme con miedo. Y quizás ese sea el mayor éxito logrado por Hamás, el haber quebrado el estado mental de tranquilidad que tanto le sirvió a Israel para progresar y crecer.

Años difíciles, pues, los que se le avecinan a Israel, que deberá ser muy audaz para reinventarse. La tecnología seguirá siendo un elemento central de su continua lucha por su supervivencia, pero con nuevos paradigmas.

No obstante, la defensa de Israel, tristemente, ya no pasa solo por defender a sus ciudadanos, sino también por defender su nombre en medio de una campaña internacional de antisemitismo que va a requerir mucho más que tecnología para vencerla. Ese campo, ojo, no lo puede descuidar. ‘Am Yisrael Chai’.

DIEGO SANTOS

Analista digital

En X: @DiegoASantos

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Israel se confió en exceso en su poder tecnológico y lo pagó muy caro

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07.03.2024
La tecnología ha jugado un papel decisivo en la supervivencia de Israel como Estado. Desde que este fue creado en 1948, decenas de enemigos han buscado su extinción. Irán, Egipto, el Líbano, Jordania, Arabia Saudí, Catar, Siria, Hamás, Hezbolá, el Estado Islámico, Yemen, y la Yihad Islámica Palestina, entre muchos otros, han hecho hasta lo imposible por borrarlo del mapa político, económico, geográfico, cultural y social del planeta.

Afortunadamente, han fracasado estrepitosamente en el intento. Tanto así que algunos de los países mencionados no solo se vieron obligados a firmar acuerdos de paz, sino que también tuvieron que aceptar su existencia como nación. La guerra de los Seis Días, la guerra del Yom Kippur, las dos guerras con los libaneses, las intifadas y múltiples enfrentamientos con movimientos terroristas, financiados por países árabes, han marcado sus 75 años de historia.

Sin el programa tecnológico al que le apostó sin remilgo, Israel........

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