Razón tienen quienes dicen que la tasa de cambio es tal vez el precio más importante de la economía, pues define los términos de intercambio e incide directamente en nuestro comercio exterior. Pensar que el nivel de la tasa de cambio no es relevante y que frente a niveles bajos únicamente hay que aumentar la productividad no solo es simplista sino una apreciación incompleta, por decir lo menos.Las empresas están permanentemente en búsqueda de mejoras de su productividad, pero no se debe olvidar la teoría de los rendimientos decrecientes: las mejoras son cada vez menores, más costosas y difíciles de obtener, además de que cada vez llevan más tiempo. Hay que ser empresario para entenderlo.La tasa de cambio no se puede mirar aisladamente, una cosa es en un escenario con inflación del orden del 4 %, y otra con una inflación del orden del 10 % más que incide, como en las actividades formales intensivas en mano de obra, directamente en el costo laboral. En los últimos tres años el salario mínimo se ha incrementado en cerca del 40 % y los ingresos de los exportadores netos han disminuido en cerca del 20 % el último año.La teoría de “paridad en el poder adquisitivo” (purchasing power parity) establece que las tasas de cambio deberían ajustarse para homologar el nivel de precios de dos países, lo cual puede verse afectado también por los diferenciales en productividad. Pero adicionalmente, en nuestro caso el costo laboral ha estado muy por encima de la inflación.En el momento actual, cuando ya se siente la desaceleración de la economía, esta se puede acentuar por baja competitividad de las exportaciones, que tendrán dificultad para crecer e inclusive mantenerse. Y como ya ocurrió en el período revaluacionista de 2003 a 2013, con una tasa de cambio revaluada puede volver a resultar más económico y atractivo tomar vacaciones en el exterior, así como comprar productos importados, inclusive de lujo, en lugar de productos de fabricación nacional. Esto constituye una riqueza ficticia e insostenible que vulnera las exportaciones y la producción nacional, debilitando el aparato productivo. La tasa de cambio sí importa, y son más los beneficios con una tasa de cambio competitiva.Aunque los distintos sectores tienen diversos problemas, no me cabe duda de que para los sectores con mayores volúmenes de exportación este será cada vez más un factor crítico para su viabilidad.Una disminución rápida de la inflación que permita reducciones significativas de la tasa de interés contribuirá a atenuar el ingreso de capitales especulativos y eventualmente puede contribuir a una reactivación de la actividad económica y del comercio exterior.Continuar con la acertada política del Gobierno de no monetizar, pero también incrementar las reservas del Banco de la República y revisar la procedencia de los flujos de divisas para tomar medidas son algunas de las acciones posibles, mientras la tasa de interés pueda disminuir significativamente y mitigar los flujos de capital especulativo.* Presidente de Asocolflores
QOSHE - Una riqueza ficticia y efímera - Augusto Solano Mejíaaccount_circleinfobrightness_mediumcancel
Razón tienen quienes dicen que la tasa de cambio es tal vez el precio más importante de la economía, pues define los términos de intercambio e incide directamente en nuestro comercio exterior. Pensar que el nivel de la tasa de cambio no es relevante y que frente a niveles bajos únicamente hay que aumentar la productividad no solo es simplista sino una apreciación incompleta, por decir lo menos.Las empresas están permanentemente en búsqueda de mejoras de su productividad, pero no se debe olvidar la teoría de los rendimientos decrecientes: las mejoras son cada vez menores, más costosas y difíciles de obtener, además de que cada vez llevan más tiempo. Hay que ser empresario para entenderlo.La tasa de cambio no se puede mirar aisladamente, una........
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