Para saldar una deuda que teníamos con Bogotá, decidimos aprovechar la Semana Santa para recorrerla y conocerla como si fuera la primera vez; usar los ojos del turista para caminar por el centro, sus calles envejecidas, sus museos y restaurantes.

El primer paso fue contratar un tour a pie que arrancaba en el Chorro de Quevedo y terminaba en la Plaza de Bolívar. En realidad acababa después, pero lo que escuchamos nos llevó a abandonar el recorrido con anterioridad.

El tour -que reservamos desde la plataforma Gurú y fue prestado por la empresa Gran Colombia Tours- lo compartimos con unas 25 personas, turistas que venían por primera vez a la ciudad: mexicanos, españoles, salvadoreños, argentinos, peruanos, franceses y uno que otro local que nos visitaba desde otra ciudad colombiana y que querían saber más de la capital.

Aprendimos de las plazas, las calles que rodean la Candelaria y el privilegio que tenemos por la variedad de las frutas colombianas. Pero también nos dimos cuenta de la historia que describen los guías. La nuestra no solo cometió algunas pequeñas imprecisiones sobre el pasado cachaco, sino que en distintas ocasiones se desmarcó de la historia oficial con sus opiniones políticas e ideológicas.

Su narración de algunos hechos fue tanto imprecisa como sesgada. Según ella, las guerrillas colombianas fueron percibidas por la población como unos “Robin hood” que les roban a los ricos para darle a los más vulnerables, desconociendo el pasado violento que tuvieron desde sus inicios.

Además, según su historia, el gran responsable de la tragedia del Palacio de Justicia fue el Ejército colombiano, al pretender “quemar los expedientes sobre los falsos positivos ocurridos en los años 2000 que ocasionaron recientemente la investigación a un presidente muy reconocido”. Los datos y fechas no cuadraban ni en calendario ni en la calculadora, pero eso a nuestra guía poco le importaba y los turistas no tenían interés en ahondar más. Ellos solo escuchaban y recibían su información como una certeza.

Por el piso quedó también la imagen de Simón Bolívar, a quien pintó como un guerrero de derecha muy promiscuo, al partido Conservador casi como un grupo armado terrorista y a Jorge Eliecer Gaitán como un héroe nacional, esto último, por sus supuestos aportes a la economía.

Esa es la historia que les estamos contando a los turistas. Al parecer nadie se da cuenta y al parecer nadie lo controla.

La historia, ese complejo tejido de narrativas, no solo registra lo que hemos sido, sino que moldea colectivamente nuestra comprensión del mundo y de nuestra cultura. Al abordar lo que hemos sido con seriedad y responsabilidad, enlazamos a la filosofía de la historia y la ética para valorar la verdad como la base principal de nuestras identidades.

El desafío de contar la historia de un país de forma objetiva es tan grande como Monserrate. Los encargados de guiar a los turistas por nuestra ciudad tienen la obligación de alejar los prejuicios, inherentes a cada persona, y así evitar teñir sus interpretaciones con deshonestidad e injusticia. Ojalá la Alcaldía de Bogotá, el Instituto Distrital de Turismo o la Secretaría Distrital de Cultura hagan algo al respecto.

En un país cada vez más inundado de desinformación, la verdad histórica se vuelve un acto de valentía y de humanidad, una responsabilidad por la preservación de la integridad de nuestro pasado y por el honor de las generaciones que disfrutaron y sufrieron la Bogotá de antes.

QOSHE - La historia que contamos - Alejandro Riveros González
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La historia que contamos

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17.04.2024
Para saldar una deuda que teníamos con Bogotá, decidimos aprovechar la Semana Santa para recorrerla y conocerla como si fuera la primera vez; usar los ojos del turista para caminar por el centro, sus calles envejecidas, sus museos y restaurantes.

El primer paso fue contratar un tour a pie que arrancaba en el Chorro de Quevedo y terminaba en la Plaza de Bolívar. En realidad acababa después, pero lo que escuchamos nos llevó a abandonar el recorrido con anterioridad.

El tour -que reservamos desde la plataforma Gurú y fue prestado por la empresa Gran Colombia Tours- lo compartimos con unas 25 personas, turistas que venían por primera vez a la ciudad: mexicanos, españoles, salvadoreños, argentinos, peruanos, franceses y uno que otro local que nos visitaba desde otra ciudad colombiana y que querían saber más de la capital.

Aprendimos de las plazas, las........

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