Asesor en políticas públicas de la Asociación de AFP

Estas semejanzas marcan la cancha sobre los elementos mínimos que la reforma que se apruebe debiera incluir.

¿Cuáles son estos elementos? El primer punto de convergencia es la imperiosa necesidad de establecer una pensión mínima para todos los peruanos que dedican esfuerzo a ahorrar para su jubilación. Actualmente la pensión mínima ya existe en la ONP para quienes acumulan más de 10 años de aportes, y es posible porque el tesoro público destina subsidios para este fin. Corresponde que lo mismo aplique para el Sistema Privado de Pensiones. En ese caso, el Estado solo cubriría la diferencia necesaria para llegar a la pensión mínima en caso los aportes del trabajador no lo permitan. Al igual que en la ONP, se deberá requerir un número mínimo de años de aporte, y el monto de pensión iría creciendo de manera escalonada a medida en que crece el número de años aportados.

De hecho, el Ejecutivo ya ha planteado incluso una propuesta de cifra de pensión mínima (S/ 600). Aunque el monto y los mecanismos de actualización pueden ser discutidos, es importante que se haya puesto un planteamiento en blanco y negro como base para el debate.

Un segundo punto de coincidencia es la necesidad de introducir mecanismos para incluir a los trabajadores informales e independientes, que son 3 de cada 4 en nuestro mercado laboral. Este grupo, que es el más vulnerable de nuestra economía, no encaja dentro del actual diseño del sistema previsional, pensado más bien para trabajadores formales en planilla.

Las propuestas sobre la mesa plantean diversos mecanismos para incluir a este gran grupo de peruanos. Así, por ejemplo, está la propuesta de devolución de una parte del IGV aportado por el trabajador para que vaya directamente a una cuenta individual que va creciendo a lo largo de su vida y cuyo destino es el financiamiento de la pensión. También está la idea de los aportes equiparados, es decir, una contribución del Estado que guarda proporción con lo aportado por el trabajador. Así, por ejemplo, por cada sol destinado por este, el Estado puede sumar un sol o cincuenta céntimos, lo que incentiva el esfuerzo individual y conduce a la construcción de una pensión.

Otra alternativa es el capital semilla. Es decir, un pequeño monto que se deposita al nacimiento en una cuenta individual abierta por cada peruano. Gracias a la rentabilidad, el monto va creciendo a través del tiempo de modo que permita, al momento de la jubilación, acceder a una pensión o complementar la que el trabajador haya construido con otros mecanismos.

Aunque todas estas propuestas tienen un costo fiscal, es preciso recordar que el Estado ya gasta cerca del 1% del PBI por los subsidios al sistema público, además del presupuesto que se destina a Pensión 65. Lo que se debe buscar es que el gasto público en pensiones tenga el mayor impacto posible en términos de cobertura y mejores pensiones.

Finalmente, otro elemento de coincidencia es la necesidad de introducir una mayor competencia en el sistema privado. Esto implicaría que otras entidades puedan ofrecer servicios previsionales. Eso sí: es importante que todos los actores que entren a competir se atengan a una serie de reglas que las AFP cumplen. Por ejemplo, que el patrimonio de la entidad financiera sea separado del de sus afiliados para así evitar cualquier perjuicio a estos ante el improbable caso de que algo pase con la entidad.

Aunque hay muchos otros elementos sobre los que se podría discutir, lo importante es empezar con los puntos sobre los que existe una coincidencia, que, como hemos visto, no son pocos.

Lo que no debemos seguir haciendo es postergar un debate de tanta importancia para nuestro futuro y el de nuestros hijos. La pelota está en cancha del Congreso. Es hora de jugar el partido.

QOSHE - Pensiones: la hora de reformar - Joaquín Rey
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Pensiones: la hora de reformar

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25.02.2024

Asesor en políticas públicas de la Asociación de AFP

Estas semejanzas marcan la cancha sobre los elementos mínimos que la reforma que se apruebe debiera incluir.

¿Cuáles son estos elementos? El primer punto de convergencia es la imperiosa necesidad de establecer una pensión mínima para todos los peruanos que dedican esfuerzo a ahorrar para su jubilación. Actualmente la pensión mínima ya existe en la ONP para quienes acumulan más de 10 años de aportes, y es posible porque el tesoro público destina subsidios para este fin. Corresponde que lo mismo aplique para el Sistema Privado de Pensiones. En ese caso, el Estado solo cubriría la diferencia necesaria para llegar a la pensión mínima en caso los aportes del trabajador no lo permitan. Al igual que en la ONP, se deberá requerir un número mínimo de años de aporte, y el monto de pensión iría creciendo de manera escalonada a medida en que crece el número de años aportados.

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