’Foto de familia’ de los 36 alcaldes del Área Metropolitana de Barcelona como nuevos consejeros metropolitanos. / Zowy Voeten

La mayor anomalía que sufre Catalunya es que el gobierno de su capital se ve reducido a un espacio absolutamente ridículo, que deja fuera a la ciudad metropolitana de los más de tres millones de ciudadanos. El término municipal de Barcelona tiene una superficie de 101,4 km2 y 1.660.000 habitantes en 2023. En extensión se sitúa al nivel de ciudades como Burgos o Castelló de la Plana. La comparativa con Madrid es escandalosa, el municipio tiene 607 km2 y un total de 3.273.000 habitantes. La realidad tantas veces comentada es que la ciudad metropolitana de Barcelona abraza 36 municipios, 636 km2, 3.303.000 habitantes, y se organiza tras muchos sinsabores en un ente supramunicipal, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Como vemos, son cifras muy parecidas a las del Ayuntamiento de Madrid, pero la realidad jurídica y política entre ambas administraciones es completamente diferente, y eso implica limitaciones e ineficiencias que venimos pagando los barceloneses metropolitanos.

Como muy bien sostiene el experto Joan Perdigó deberíamos dejar de hablar de área metropolitana para afirmar la existencia de la ciudad metropolitana. Un hecho que no es de ahora, sino que se remonta en la historia. Curiosamente, los nacionalistas, que tanto hablan de 1714 para lamentar la supresión de la Generalitat, esconden que hasta el Decreto de Nueva Planta Municipal en 1716 y la Real Cédula de 1718 el Consell de Cent de Barcelona extendía su jurisdicción administrativa, penal y fiscal prácticamente sobre los mismos límites que abraza la actual AMB. Tras esas fechas, Barcelona quedó reducida a sus murallas, al barrio del Poble Sec, a los campos de l’Eixample y al barrio de Gràcia, que se segregó en 1850. El término histórico de Barcelona fue desgajado en el siglo XVIII en muchos pequeños municipios (Sant Adrià, Esplugues, L’Hospitalet, Sant Just, etc.). Como escribe Perdigó, la capital de Catalunya sufrió desde 1714 una auténtica jibarización (Anuario del Gobierno Local 2022). La ciudad metropolitana, por tanto, no es un fenómeno urbanístico y socioeconómico de la segunda mitad del siglo XX, sino una realidad que funcionó desde el siglo XIII hasta el final de la Guerra de Sucesión.

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A lo largo de la etapa contemporánea ha habido una cierta reversión a esa amputación, con la anexión a Barcelona a finales del siglo XIX y principios del XX de algunos pocos municipios limítrofes (Sants, Sant Andreu, Sant Martí, Gràcia, Horta, Sant Gervasi y Sarrià). No hay espacio para relatar todos los cambios territoriales y administrativos. Pero mientras las anexiones a favor de Madrid fueron mucho más generosas, Barcelona quedó muy constreñida. Solo la creación de la Corporación Metropolitana en 1974 supuso un cambio cualitativo para empezar a abordar la planificación urbanística y la gestión de algunos servicios comunes (agua, residuos, control ambiental, cementerios, etc.). La supresión de la CMB que hizo Jordi Pujol en 1987, en un pulso político contra Pasqual Maragall, fue traumática, y generó la creación de unas entidades metropolitanas muy débiles. Tras la aprobación del nuevo Estatut de Catalunya, confluyeron en la nueva Área Metropolitana de Barcelona (2010), con más atribuciones y posibilidades de intervención en urbanismo y vivienda, transporte y movilidad, aguas, residuos, medio ambiente, infraestructuras o cohesión social, pero sin visibilidad política ni posibilidad que la ciudadanía evalúe su actuación.

El AMB se financia esencialmente a través del IBI y de algunos tributos del Estado y la Generalitat. En 2023 su presupuesto ha alcanzado los 2.470 millones, una cifra muy importante teniendo en cuenta que el del Ayuntamiento de Barcelona es de 3.595. Se gobierna a través del Consejo Metropolitano, integrado por todos los alcaldes con un voto ponderado en función de su población. La alternativa jurídica y política sería la del sufragio universal, lo que permitiría empoderar a la ciudad metropolitana, eligiendo a un superalcalde y a unos consejeros metropolitanos. Si nunca se da ese paso será muy difícil que los barceloneses, desde Montgat hasta Molins y Castelldefels, tomemos conciencia de que vivimos en una misma ciudad y exijamos soluciones metropolitanas.

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Alcalde metropolitano, ¿para cuándo?

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12.12.2023

’Foto de familia’ de los 36 alcaldes del Área Metropolitana de Barcelona como nuevos consejeros metropolitanos. / Zowy Voeten

La mayor anomalía que sufre Catalunya es que el gobierno de su capital se ve reducido a un espacio absolutamente ridículo, que deja fuera a la ciudad metropolitana de los más de tres millones de ciudadanos. El término municipal de Barcelona tiene una superficie de 101,4 km2 y 1.660.000 habitantes en 2023. En extensión se sitúa al nivel de ciudades como Burgos o Castelló de la Plana. La comparativa con Madrid es escandalosa, el municipio tiene 607 km2 y un total de 3.273.000 habitantes. La realidad tantas veces comentada es que la ciudad metropolitana de Barcelona abraza 36 municipios, 636 km2, 3.303.000 habitantes, y se organiza tras muchos sinsabores en un ente supramunicipal, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Como vemos, son cifras muy parecidas a las del Ayuntamiento de Madrid, pero la realidad jurídica y política entre ambas administraciones es completamente diferente, y eso implica limitaciones e ineficiencias que venimos pagando los barceloneses........

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