El sarampión es una enfermedad viral y muy contagiosa. Se manifiesta a través de granitos en el cuerpo. Los niños menores de cinco años y las personas mayores de 30 años pueden tener complicaciones severas en la salud si la contraen. La vacuna se encuentra en el programa de vacunación gratuita en muchos países en el mundo para los niños entre 12-14 meses de edad y un refuerzo entre los 9-11 años de edad.

Conocer la historia del sarampión puede ayudar a comprender el valor de la vacuna. En 1954, los doctores John F. Enders y Thomas C. Peebles logran aislar el virus del sarampión llamado la cepa Edmonston y en 1963 logran elaborar las vacunas que comenzaron a ser administradas desde 1965. Mientras que en esos años, en los Estados Unidos, el sarampión atacaba con 500,000 o medio millón de casos por año, hoy en día se tienen un promedio de 13. Las personas adultas que la contraían podían sufrir alguna de las siguientes complicaciones: encefalitis, parálisis, epilepsia o la muerte. Desde 1971 se inventó una combinación de vacunas en solo una dosis llamada la vacuna Triple vírica que protege contra el sarampión, la rubeola y la parotiditis.

El año 2018, Bolivia se declaró territorio libre de sarampión y en muchos otros países años antes o después. Sin embargo, otros muchos países nunca eliminaron el problema por diferentes factores, siendo uno la baja inmunización o bajo nivel de vacunación. Como las personas viajan, el sarampión ha vuelto a ser una enfermedad prevalente en muchas naciones que ya erradicaron el problema, incluida Bolivia. Bolivia ha bajado su cobertura de vacunas a solo el 15% de la población objetivo. Según la Organización Mundial de la Salud, el sarampión se ha incrementado al 79% de manera global el 2023 y ha matado a mas de 130mil personas -sobre todo niños- alrededor del mundo.

Muchas personas han dejado de recibir o acceder a la vacuna por la infodemia. Desde el COVID-19, los grupos antivacunas han tomado mayor fuerza y sus mensajes se esparcen fácilmente por el internet y los diferentes grupos de social-media. La gente cree que las desventajas son mayores a la ganancia en salud y eligen no vacunar a sus pequeños hijos cuando les corresponde. En muchos casos, la vacuna se ve innecesaria cuando los hijos tienen la enfermedad y la pasan sin mayores complicaciones ignorando que su sistema inmune puede estar afectado para el largo plazo. Lo que se ve hoy pesa mucho más y al postear un mensaje indicando “mi hijo tuvo la enfermedad y no le pasó nada” atrae a más adeptos a no vacunarse. ¿Cuántas personas postearían en sus medios si su hijo tuvo complicaciones severas? ¿cuántas más personas que sufren las consecuencias de una enfermedad que sí pudo prevenirse con una vacuna postearían en los medios?. Seguramente, no muchas admitirían su error públicamente.

Es bueno informarse bien antes de tomar una decisión. Las vacunas existen para prevenir las enfermedades y sus consecuencias. No todos los tratamientos o vacunas funcionan sin efectos secundarios. Sin embargo, si el tratamiento o vacuna preventiva puede librarnos de la enfermedad o la muerte, seria tonto de no accederla, más aun, si un pequeño niño depende de nosotros para accederla.