Hace unos meses nos encontramos con Rodrigo Pardo, un sábado, cuando caminaba por el Parque del Virrey y, en compañía de una amiga, decidimos almorzar juntos. El encuentro, como resulta fácil de imaginar, terminó en una grata tertulia, nutrida claro está de un profundo análisis político -propio de dos amigos generacionales-, ambos economistas de la misma universidad, además con pasión por la ciencia política y el periodismo. Aunque las anécdotas con sus nietas, contadas con una alegría desbordante, con un amor intenso, se robaban continuamente todos los argumentos.

Por supuesto, se plasmaron de sobremesa las inquietudes en sus análisis de El Espectador sobre el gobierno Petro y el futuro del país, que podían ser vistos desde dos perspectivas, una más liberal, otra más conservadora, siendo él capaz de aproximarlas. Retengo de Rodrigo su enorme aprecio por los consejos, a comienzos de su carrera, que pudo haberle dado en alguna ocasión mi padre, independientemente de su talante conservador.

Tardear, como ahora inapropiadamente se aduce al hecho de tomarse la tarde alrededor de un café o un vino, fue entonces un afable recuerdo. Fue, tal cual lo dice la definición de la Real Academia de la Lengua Española -RAE- un momento para detenerse más de la cuenta en hacer algo por mera complacencia, entretenerse o recrear el espíritu, como también podría haber sido con su recordado hermano Gabriel.

Sus apreciaciones de entonces animan a recoger, de sus últimos análisis en El Espectador, un legado que puede contribuirle al presidente Petro a repensar su gobierno. De la selección de cuatro de sus publicaciones más recientes se pueden deducir varias circunstancias actuales que no dejan de ser preocupantes.

En La hora del Eln, se pregunta ¿Qué es distinto en el diálogo gobierno Petro-Eln?, ¿Hay más optimismo o es más de lo mismo?, si la paz total es una “paz venezolanizada” y si esto puede o no contribuir. En La pelea por la calle, luego de analizar el discurso del balcón del presidente y las manifestaciones públicas como una nueva forma de la política, se pregunta si serán flor de un día o el inicio de un cambio. En Gustavo Petro, solitario, enmarca como en una especie de fotografía la característica de gobierno, propia del presidente, para el caso de la posición frente a Israel-Hamás y en un último deja, como la gran inquietud, más vigente que nunca, que El mayor enemigo del proyecto de Gustavo Petro puede ser la mala situación de la economía.

Gustavo Petro, el solitario, tal vez sea el llamado más fuerte a invitarlo a construir un trabajo más colectivo con otros gobernantes de la región, que entre líneas podríamos concluir también como la necesidad de enconcharse menos y buscar convergencia, equilibrio y moderación, en momentos donde la economía y la seguridad, son las mayores preocupaciones de los colombianos y requieren de prioritaria atención.

Además de su propia moderación, el estilo de Rodrigo Pardo brilló por el fino arte de saber preguntar, de manera que el argumento necesariamente tenía que salirse de la nubosidad que engendraba la polarización, de la que siempre estuvo en contra. Eso lo hizo capaz de manejar la serenidad en momentos muy difíciles que no le impidió ser firme en el argumento, en la convicción, como dice el pedagogo español, Jorge Larrosa, que “estudiar es insertar todo lo que lees y todo lo que escribes en el ardiente espacio de las preguntas”.

Por la partida de Rodrigo, presento mis más sinceras condolencias a mi prima, sus hijos, nietas, su familia y cercanos. Solo sé que nos ha dejado un gran talante y linda forma de ser.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com

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La partida de Rodrigo Pardo

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25.02.2024

Hace unos meses nos encontramos con Rodrigo Pardo, un sábado, cuando caminaba por el Parque del Virrey y, en compañía de una amiga, decidimos almorzar juntos. El encuentro, como resulta fácil de imaginar, terminó en una grata tertulia, nutrida claro está de un profundo análisis político -propio de dos amigos generacionales-, ambos economistas de la misma universidad, además con pasión por la ciencia política y el periodismo. Aunque las anécdotas con sus nietas, contadas con una alegría desbordante, con un amor intenso, se robaban continuamente todos los argumentos.

Por supuesto, se plasmaron de sobremesa las inquietudes en sus análisis de El Espectador sobre el gobierno Petro y el futuro del país, que podían ser vistos desde dos perspectivas, una más liberal, otra más conservadora, siendo él capaz de aproximarlas. Retengo de Rodrigo su enorme aprecio por los consejos, a comienzos de su carrera, que pudo haberle dado en........

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