Puede decirse que un discurso de posesión de un cargo, si es bueno, logra proyectar del dirigente: qué recibe y cómo va a cambiar, continuar o mejorar las gestas. No necesariamente se centra en realizaciones sino más bien en una emoción central que inspire confianza. Para un político es clave porque es ahí donde comienza a dar señales de su posible capacidad para cumplir con las esperanzas removidas. Es algo así como el primer día de los cien primeros que tienden a marcar el talante y la efectividad de un gobierno.

Es el inicio de la administración. En este sentido, se resalta del discurso de posesión de Carlos Fernando Galán, como nuevo alcalde de Bogotá, su énfasis en el ímpetu que espera liderar. Rescatando de ímpetu, su connotación de impulso y movimiento o cambio. Esto resulta bueno para una ciudad ecléctica, donde las oportunidades, la calidad de vida y el trabajo de la gente se combinan con una aceleración tal que se convierte en virtud y defecto, donde si se ordenara se impulsaría la ciudad más que nunca.

Por supuesto, mencionó, sin cubrirlos todos, los proyectos puntuales. Entre ellos la nueva articulación para combatir la inseguridad o para dar lugar a un mejor avance de las obras. Pero es precisamente, en eso, en la forma de regir y de ejecutar donde sabe que puede sentar la confianza.

Así, más allá de una larga enumeración de propuestas de cambio o de continuidad, se concentró en cuatro actitudes que llaman bien la atención, que pueden anticipar la disposición y la actitud del gobernante pero que de hacerse realidad pueden convertirse en una exigencia o no vuelta atrás para los mandatos siguientes.

En primera instancia, habló de cultura ciudadana que la definió como esfuerzo colectivo y de la instrucción tajante “a todos los funcionarios a trabajar con la gente y desde los barrios, en la calle, siempre con la gente”. Podríamos atrevernos a sintetizar su línea de acción en una tesis, que hemos sostenido desde hace un tiempo, y es en el trabajo recíproco, entre ciudadano y gobernante, resumida en Activa la Manzana donde vives.

Es desde el barrio donde la necesidad es más sentida. Es en el barrio donde trascienden los hábitos, se proyecta la seguridad, se ordena la movilidad, se camina. Es trabajar desde lo pequeño a lo grande, desde el cuidado del entorno más cercano, más delimitado y homogéneo en adelante. Entonces, la selección de los alcaldes locales, el trabajo con los ediles y una moderna comunicación con el ciudadano serán definitivas.

Además del mensaje de trabajo desde el núcleo de la ciudad, como son el barrio y el ciudadano responsable, Galán manifestó el abierto interés por integrar una ciudad nueva, capaz de fortalecer acuerdos que le permitan avanzar, romper con los egos políticos y sentar una espiral de continuidad. Esa continuidad que es sinónimo de progreso, especialmente en el desarrollo de urbe, que puede determinar la satisfacción y popularidad, de su gobierno y los siguientes.

Finalmente, “Para volver a creer en Bogotá” sintetiza el mayor de los intereses de los bogotanos, bien resumido por el mandatario en cuanto: “la ciudad necesita ver resultados y verlos pronto”. Hay una visión en marcha. Es un buen comienzo para quien se le han puesto todas las esperanzas.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

Uribemariaelisa@gmail.com

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El discurso de posesión de Galán

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08.01.2024

Puede decirse que un discurso de posesión de un cargo, si es bueno, logra proyectar del dirigente: qué recibe y cómo va a cambiar, continuar o mejorar las gestas. No necesariamente se centra en realizaciones sino más bien en una emoción central que inspire confianza. Para un político es clave porque es ahí donde comienza a dar señales de su posible capacidad para cumplir con las esperanzas removidas. Es algo así como el primer día de los cien primeros que tienden a marcar el talante y la efectividad de un gobierno.

Es el inicio de la administración. En este sentido, se resalta del discurso de posesión de Carlos Fernando Galán, como nuevo alcalde de Bogotá, su énfasis en el ímpetu que espera liderar. Rescatando de ímpetu, su connotación de impulso y movimiento o cambio. Esto resulta bueno para una ciudad ecléctica, donde las........

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