Desde la época de los griegos se hizo énfasis en la necesidad de educar a la juventud para la participación política. Platón en su libro la República, aboga por la construcción de un Estado justo, donde gracias a la educación y a sus sabios gobernantes se pueda lograr la armonía y la colaboración mutua entre todos los ciudadanos. Platón no defendía una democracia, de la cual el más bien desconfiaba, sino un estado aristocrático, el cual mirado desde la crítica filosófica aparece a muchos, en particular al filósofo Karl Popper, como un Estado totalitario. Pero lo que es digno de mencionar en aquel gran pensador es el papel tan importante que le atribuye a la educación para lograr los fines del Estado, cualquiera que ellos sean.

Hoy casi todos los países rechazan profundamente los totalitarismos, y el modelo de sociedad que la mayoría quisiéramos construir, es democrático, porque la democracia, como bien decía Aristóteles, no es un sistema perfecto - ningún sistema político puede serlo, pero sí parece ser el menos malo entre los malos, ya que permite crear mecanismos de control para el ejercicio del poder y favorece la libre expresión y participación de todos los ciudadanos. Sin embargo, la organización de una sociedad democrática es harto difícil, porque la democracia siempre será un proyecto en construcción que busca engendrar sociedades abiertas, fundamentadas en el humanismo, la razón y la libertad, con cuatro características muy importantes:

1.Libertad de crítica para poder propiciar la discusión abierta de todos los asuntos públicos, fundamentalmente de los asuntos políticos. Los ciudadanos deben controlar mediante la crítica el abuso del poder de los políticos y obligarlos a cumplir la misión que se les ha encomendado con el voto. Dentro de esta discusión crítica juegan un papel fundamental los partidos políticos, no sólo para ejercer una oposición responsable al partido de gobierno, sino también por su liderazgo en la educación política de los ciudadanos.

2. Instituciones creadas democráticamente que controlen y protejan el ejercicio de la libertad e impidan los abusos del poder; entre esas instituciones sobresale la Constitución, la cual se constituye en la Carta de navegación que marca el rumbo, la dirección y la meta hacia donde deben apuntar todas las leyes y decisiones que se tomen para el bien común. ¿Puede un pueblo sin educación participar responsablemente en los organismos de control del Estado

3. Elecciones libres para poder acabar con los malos gobiernos sin necesidad de acudir a la violencia armada. ¿Puede un pueblo sin educación acudir libremente a las urnas? 4. Conciencia clara en todos los ciudadanos de que no hay sociedades perfectas y de que sólo a través de reformas graduales, serias y responsables, podemos ir perfeccionando lo existente y creando algo mejor.

Si miramos de cerca las anteriores características ninguna de ellas puede lograrse sin una esmerada educación de todos sus ciudadanos. Una educación que nos enseñe a todos a respetar la libertad de los otros, a hacer uso responsable de nuestra propia libertad, y que a su vez nos impulse a usar nuestra propia inteligencia para mejorar la vida individual y social en búsqueda de una convivencia armónica y justa.

Una educación que nos enseñe a lograr diálogos y consensos que nos permitan en la práctica ir poco a poco transformando la sociedad, mejorando las condiciones de existencia para todos, sin arrebatos utópicos, ni activismos incontrolados, que pudieran llevar a empeorar las cosas, a aumentar la miseria y las desigualdades y a poner en peligro las mismas conquistas humanitarias que poco a poco hemos conseguido. Una educación que nos permita encontrar mecanismos para disminuir las desigualdades sin menoscabo de las libertades. Una educación que dé a cada uno la posibilidad de realizar todas sus capacidades en el ejercicio de un trabajo digno y bien remunerado, para que nadie se sienta obligado a mendigar, ni a vender su conciencia dándole su voto a un ciudadano indigno de representarle políticamente.

Por todo lo anterior dicho y mucho de lo que falta por decir, salta a la vista que construir un país democrático es una tarea a largo plazo, un proyecto político que quizá jamás logre realizarse plenamente y que exige, además, una voluntad política enfocada toda hacia la transformación de la sociedad mediante la educación. Esta educación debe empezar desde la familia, atravesar todos los estamentos de la sociedad y no detenerse jamás. En nuestra sociedad habría que empezar por educar a la clase política para que sea consciente del papel absolutamente fundamental que tiene la educación en el logro y realización de la democracia participativa, de la cual ellos tanto hablan, pero poco practican. Educar para la democracia exige una gran responsabilidad ética de todos los integrantes de la sociedad y muy particularmente de los representantes de las Instituciones democráticas, porque, sin ÉTICA toda política democrática fracasa, porque sin ella no hay confianza en las Instituciones, y sin confianza éstas no podrán dirigir con éxito los destinos de un pueblo.

La educación para la democracia exige además tomar conciencia de la capacidad corruptora que tiene el poder económico (el dinero) sobre el poder político, y en general sobre todas las Instituciones del Estado, y apoyar todos los mecanismos que puedan controlarlo.

Colombia necesita para poder fortalecer su democracia una verdadera revolución educativa. Si no tomamos conciencia de ello y no trabajamos en esta dirección es muy posible que la paz siga siendo un sueño imposible, y que muchos de los programas del Estado, por excelentes que sean, fracasen. ¿Qué podemos hacer? En esta gran revolución educativa el Estado tiene una gran responsabilidad, pero todos, absolutamente todos, deberíamos aportar nuestro granito de arena, en especial aquellos que hemos recibido más, en especial los profesionales porque nosotros hemos recibido una educación calificada y formamos parte de la minoría privilegiada de este país.

De sobremesa:

Me llama la atención que el señor Gustavo Petro cuando fue Alcalde de Bogotá de lo que más hablaba era de la educación, de lograr que en todos los colegios públicos pudieran los alumnos permanecer todo el día, en jornada única, no en Doble Jornada, algo que yo aplaudí en su momento, porque creo que esto es fundamental, para librar a nuestros niños y jóvenes de tantos peligros que les ofrece la calle, y para que en los colegios públicos los alumnos reciban una educación sólida y bien fundamentada que les abra luego las puertas de las universidades a quienes deseen hacer carreras largas, o las de los Institutos tecnológicos, donde se les prepara para ejercer trabajos bien remunerados que no les exijan pasar seis o más años en una universidad. Hoy hay países como Canadá que buscan jóvenes entre los 20 y los 35 años con buena formación por ejemplo en el Sena y quieran trabajar allá en diversas actividades.

De cuántos peligros defenderíamos a nuestras juventudes si pudieran pasar todo el día aprendiendo cosas interesantes en sus institutos educativos, y no en la calle expuestos a toda clase de peligros. Hoy pareciera que el señor presidente Petro por querer cambiarlo todo y al mismo tiempo, se ha olvidado de lo más importante: La educación

Blanca Inés Prada Márquez

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La educación como el principal proyecto político | Los lectores escriben

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01.05.2024

Desde la época de los griegos se hizo énfasis en la necesidad de educar a la juventud para la participación política. Platón en su libro la República, aboga por la construcción de un Estado justo, donde gracias a la educación y a sus sabios gobernantes se pueda lograr la armonía y la colaboración mutua entre todos los ciudadanos. Platón no defendía una democracia, de la cual el más bien desconfiaba, sino un estado aristocrático, el cual mirado desde la crítica filosófica aparece a muchos, en particular al filósofo Karl Popper, como un Estado totalitario. Pero lo que es digno de mencionar en aquel gran pensador es el papel tan importante que le atribuye a la educación para lograr los fines del Estado, cualquiera que ellos sean.

Hoy casi todos los países rechazan profundamente los totalitarismos, y el modelo de sociedad que la mayoría quisiéramos construir, es democrático, porque la democracia, como bien decía Aristóteles, no es un sistema perfecto - ningún sistema político puede serlo, pero sí parece ser el menos malo entre los malos, ya que permite crear mecanismos de control para el ejercicio del poder y favorece la libre expresión y participación de todos los ciudadanos. Sin embargo, la organización de una sociedad democrática es harto difícil, porque la democracia siempre será un proyecto en construcción que busca engendrar sociedades abiertas, fundamentadas en el humanismo, la razón y la libertad, con cuatro características muy importantes:

1.Libertad de crítica para poder propiciar la discusión abierta de todos los asuntos públicos, fundamentalmente de los asuntos políticos. Los ciudadanos deben controlar mediante la crítica el abuso del poder de los políticos y obligarlos a cumplir la misión que se les ha encomendado con el voto. Dentro de esta discusión crítica juegan un papel fundamental los........

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