La noción tradicional de clase media está ligada a conceptos como nivel de ingresos y consumo; sin embargo, es mucho más que eso. Es un modo de vida, que tiene sus propias prácticas y valores.
Las sociedades de mejores estándares de vida son aquellas donde la mayoría de la población es de clase media. En América Latina, la alta concentración del poder económico no ha permitido una expansión de los sectores medios, viviendo la mayoría en condiciones de pobreza.

Según el Banco Mundial, la clase media en Colombia representa entre el 20 y 29% de la población. Solo Uruguay, Chile y Costa Rica sobrepasan el 30%. En el país, lo que más ha contribuido a la construcción de una clase media ha sido, a partir de los años 60, cuando las mujeres iniciaron su ingreso cada vez más masivo al mundo del trabajo remunerado, permitiendo que cada familia tuviera dos ingresos. Así, si uno de ellos perdía el trabajo, no se perdía la totalidad del ingreso familiar.

El otro aspecto que ha influido ha sido la expansión de oportunidades en educación superior, especialmente por la creación de universidades privadas; sin embargo, en los últimos años la devaluación educativa es tan marcada, que podemos ver a jóvenes profesionales que empiezan a laboral hasta por un salario mínimo.

La clase media es conductualmente individualista y arribista, centra su interés no solo en tener bienes materiales, sino también en exhibir su supuesto bienestar: ha logrado comprar una vivienda a crédito de largo plazo, igual que su automóvil. Usa ropa de marca, sus hijos van a escuelas privadas. El viaje a Disney es fundamental, al igual que comer en restaurantes costosos. Todo publicitado a través de Instagram y Facebook, porque psicológicamente siempre hay que mostrar que se está bien. Su lista de necesidades materiales es ilimitada. Entonces, tienen altas posibilidades de vivir permanentemente insatisfechos.

Con el gobierno del presidente Gustavo Petro, a la mayoría de la clase media le ha ido mal. Mientras las políticas sociales en los regímenes socialdemócratas son para toda la población, en el modelo neoliberal la inversión social se focaliza en los más necesitados. Y el actual gobierno ha centrado gran parte de su inversión en subsidiar a los más pobres. Sin embargo, la clase media se ve cada vez más amenazada.

Los dueños de tienda tienen que compartir sus escuálidos ingresos con el parásito extorsionador. Las familias deben gastar más en seguridad, para proteger su vivienda. Las facturas del consumo de electricidad crecen sin control, llevándose parte importante del ingreso familiar. Y si es contratista, los impuestos le quitan casi la mitad de lo que supuestamente gana.

Aunque es legítimo que el Gobierno invierta los recursos escasos en mejorar la vida de los más necesitados, es importante aliviar la situación de la clase media, que está ahogada económicamente; y si siguen aumentando los subsidios, será mejor declararse pobre.

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Pobre clase media empobrecida | Columna de José Amar Amar

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29.04.2024

La noción tradicional de clase media está ligada a conceptos como nivel de ingresos y consumo; sin embargo, es mucho más que eso. Es un modo de vida, que tiene sus propias prácticas y valores.
Las sociedades de mejores estándares de vida son aquellas donde la mayoría de la población es de clase media. En América Latina, la alta concentración del poder económico no ha permitido una expansión de los sectores medios, viviendo la mayoría en condiciones de pobreza.

Según el Banco Mundial, la clase media en Colombia representa entre el 20 y 29% de la población. Solo Uruguay, Chile y Costa Rica sobrepasan el 30%. En el país, lo que más ha contribuido a la construcción de una clase media ha sido, a partir de los años 60, cuando........

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