Escribo esta columna en memoria de mi hermano Roberto fallecido el pasado 15 de abril.

Aparte de decir este mes que el español se cuenta entre las cinco lenguas más habladas del mundo y de repetir que Cervantes es el genio de las letras españolas, el ritual del Día del Idioma obliga a expresar una desmesura de García Márquez: “el español es la lengua más maravillosa del mundo”.

Jorge Luis Borges, que recitaba de memoria en el inglés de su abuela paterna versos enteros de poetas anglosajones para asombro del público de Harvard, eligió el español como destino de su fantástica obra. La lengua es un destino que uno escoge, incluso si es el único idioma que conoce. En tiempos en que los anglicismos invaden nuestra lengua, uno tiene que elegir, después de nacer en él, en qué idioma quiere crecer y morir. Y sobre todo escribir. Escritores que tuvieron que dejar sus países de origen, se exiliaron en España por razones idiomáticas. Para seguir pensando en español de manera que su escritura resulte incontaminada.

Mario Vargas Llosa es otro ejemplo de escritor refugiado en España en donde ha escrito obras como Le dedico mi silencio, sin superar la genialidad del lenguaje de La ciudad y los perros y otras escritas en Perú donde nació. Lo que no quita que su autor de inspiración ha sido el escritor francés Gustave Flaubert, según confesó cuando ingresó a la Academia francesa, como si se tratara de la entrada de un escritor francés, que es la tradición de ese Instituto, y no de un escritor latinoamericano de habla española. La excepción de la regla.

García Márquez salió del país repentinamente en1981 a causa del Estatuto de seguridad de Turbay Ayala, dicen sus biógrafos. Se fue a vivir a México en donde estuvo hasta el final de sus días. El Nobel continuó ahí donde el idioma ata a la tierra. Firmó en el país azteca con otros intelectuales una carta de protesta ante España por la exigencia en otro tiempo de la visa a los latinoamericanos porque “nuestra lengua mayoritaria, nuestra cultura, provienen de España”.

El cubano Guillermo Cabrera Infante tuvo que dejar La Habana, tras caer en desgracia con el régimen castrista en los años de 1960. Acabó refugiándose en Londres en donde murió. Pese a haber escrito una novela en inglés, a Cabrera Infante le publicaron sus obras póstumas en español, una de ellas Cuerpos divinos que le tomó toda la vida rumiarla y escribirla. Aunque inacabada, su escritura transmite en español la nostalgia de su maternal y distante Cuba. El Día del Idioma es la celebración de nuestra lengua materna, nuestra cuna, nuestra tumba.

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La madre de toda la vida | Columna de Jesús Ferro Bayona

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28.04.2024

Escribo esta columna en memoria de mi hermano Roberto fallecido el pasado 15 de abril.

Aparte de decir este mes que el español se cuenta entre las cinco lenguas más habladas del mundo y de repetir que Cervantes es el genio de las letras españolas, el ritual del Día del Idioma obliga a expresar una desmesura de García Márquez: “el español es la lengua más maravillosa del mundo”.

Jorge Luis Borges, que recitaba de memoria en el inglés de su abuela paterna versos enteros de poetas anglosajones para asombro del público de Harvard, eligió el español como destino de su fantástica obra. La lengua es un destino que uno escoge, incluso si........

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