Creo que es necesario desarrollar la dimensión espiritual para ser feliz. No creo que se pueda vivir en felicidad atrapado en los espacios de la urgencia, lo material, lo útil y lo inmanente. Estoy seguro de que hay que trascender, contemplar la vida y percatarnos de realidades sublimes, aparentemente improductivas, lentas y vivibles con serenidad, dándole sentido a la existencia humana. Ahí reside la espiritualidad.

Me gusta mucho la frase atribuida a Teilhard de Chardin: "No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana", porque nos permite entender todo desde una perspectiva diferente, enfatizando esa dimensión que Víctor Frankl llamaba noética.

No se puede despreciar ni cercenar la espiritualidad en la educación. Estoy convencido de que un proceso formativo que no considere la espiritualidad terminará distorsionando al ser humano, sumiéndolo en las características de un hombre unidimensional, como señalaba Herbert Marcuse. Para formar seres humanos libres, autónomos, solidarios y compasivos, es necesario potenciar su dimensión espiritual.

¿Cómo hacerlo? No creo que sea mediante la imposición de relatos religiosos desprovistos de contextos literarios, históricos y teológicos, ni imponiendo rituales anacrónicos y distantes de la cotidianidad de los educandos. La experiencia religiosa, con sus estructuras, siempre es posterior a la vivencia espiritual. En mi opinión, se hace necesario al menos desarrollar tres habilidades:

1. Autoconciencia: Que los individuos sepan quiénes son y qué están haciendo, que comprendan que su ser va más allá de su estrato social, sus acciones y relaciones. Que aprendan a no vivir de manera automática, es decir, que puedan reflexionar y meditar sobre por qué y para qué hacen lo que hacen. Procesos de interiorización, explicitación de acciones automáticas, oración y meditación pueden desarrollar esta habilidad. No permitir que nada los aliena y estar alertas a lo que experimentan.

2. Solidaridad: Comprender que somos parte de un sistema, que nuestra individualidad no nos define completamente, que somos personas: individuos que se relacionan con otros. Esto implica desarrollar empatía, compasión y participación en actividades de servicio social. Esta solidaridad también exige una conexión con el planeta que debemos cuidar para cuidarnos a nosotros mismos.

3. Alegría: Reconocer que la razón de la existencia es disfrutarla, con la responsabilidad necesaria para no destruirnos.

Si volviera a dedicarme a la educación en primaria y bachillerato, trabajaré en prácticas que fomenten este desarrollo.

@PLinero

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Espiritualidad y Educación | Columna de Alberto Linero

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28.04.2024

Creo que es necesario desarrollar la dimensión espiritual para ser feliz. No creo que se pueda vivir en felicidad atrapado en los espacios de la urgencia, lo material, lo útil y lo inmanente. Estoy seguro de que hay que trascender, contemplar la vida y percatarnos de realidades sublimes, aparentemente improductivas, lentas y vivibles con serenidad, dándole sentido a la existencia humana. Ahí reside la espiritualidad.

Me gusta mucho la frase atribuida a Teilhard de Chardin: "No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana", porque nos permite entender todo desde una perspectiva diferente,........

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