Ciertamente, el formato del debate no permitió la libre confrontación de ideas, pero hay que decirlo, ese acartonamiento lo propiciaron los propios representantes de las candidatas, sobre todo de Claudia Sheinbaum, en un afán por cuidarla y no exponerla ante los severos cuestionamientos e incluso de acusaciones por negligencia y corrupción.

Entre los yerros del reloj y de transmisión y el propio diseño del formato del debate, se perdió la oportunidad de ver en todo su esplendor a los tres candidatos que, seguramente, se quedaron con muchos temas guardados ante la imposibilidad de exponerlos por falta de tiempo.

Es deseable que en los dos próximos debates presidenciales, el propio INE de Guadalupe Taddei, difunda los pormenores de los acuerdos entre los representantes de los candidatos que intervienen en la construcción del formato, porque si no lo hacen, deberá ese instituto cargar con culpas ajenas por ese exceso de cuidados que tienen Morena y sus aliados por su abanderada presidencial.

A qué le temen, a que Claudia sea avasallada por su adversaria, eso seguramente no pasaría, porque tiene la experiencia en debates y la preparación académica, además de la experiencia en el servicio público, para estar a la altura de las circunstancias, empero eso no es suficiente para sus representantes y asesores, quienes no quieren ni que la toquen con el pétalo de una rosa.

Al pretender hacer un ejercicio inclusivo al promover la participación de la ciudadanía en la elaboración de las preguntas para escoger solo algunas que respondan los tres aspirantes, se perdió demasiado tiempo por contestar temas específicos e inquietudes de los habitantes de las diversas regiones del país.

Así como ya se definió la temática que abordarán los candidatos en los restantes debates, se debería plantear solo el tema a tratar y fijarles su bolsa de tiempo para dar pie a la esgrima verbal entre los tres y tan solo los moderadores deben constreñirse a mantener el diálogo en los cauces del respeto.

Eso sería más interesante para los electores y seguramente abonaría en la consolidación de la incipiente democracia mexicana que pretende un menor abstencionismo.

Al observar los pormenores del debate, nos atrevemos a esbozar algunas actitudes que no deberían repetir los tres candidatos, como la sempiterna sonrisa de Jorge Álvarez Máynez, o la pretensión de mantenerse impávida y “fría” de la suspirante oficialista ante los embates de sus opositores.

O bien las tomas televisivas a Xóchitl Gálvez que en nada la favorecieron y que nada hicieron sus asesores para cuidarla.

Al término del debate, la hidalguense debió salir con un mensaje contundente de triunfo a los medios de comunicación e imponer su agenda mediática, pero lo omitió.

Los tres políticos son capaces e hicieron la tarea, pero para la hidalguense es necesario escoger bien sus batallas para repetir los argumentos hasta que se posicionen entre el electorado, como por ejemplo, que los chilangos fueron tratados durante la pandemia de Covid-19 con un producto utilizado para combatir los piojos.

Este caso es emblemático para evidenciar la incompetencia y la corrupción del oficialismo, pero al incorporar otras denuncias en el debate, pues se diluyó.

Entre la tragedia del Colegio Rébsamen y el fatal percance en la Línea 12 del Metro se desperdiciaron otros misiles lanzados por la opositora.

Se anticipa que los dos próximos debates no serán un día de campo para Sheinbaum, porque Gálvez se preparará mejor para hacerla tropezar.

En otra colaboración decimos que las dos candidatas cargan con una loza sobre sus espaldas; una, el fracaso de AMLO en temas relevantes como la inseguridad, corrupción, el desmantelamiento institucional de programas asistenciales que paliaban la pobreza y la marginación, como el Seguro Popular y las Escuelas de Tiempo Completo; la crisis en el sector salud y educativo, tan solo por citar algunos; y la otra aspirante tiene que cargar con los negativos del PRI y el PAN, principalmente.

A quién demonios se le ocurrió sugerirle a Jorge Álvarez Máynez esbozar una plena sonrisa después de sus intervenciones, hecho que se prestó a la burla, aunque hay que reconocerlo, dio material suficiente para nutrir los memes en redes sociales. Igual en una de esas su destino es el camino de la comedia.

Los debates, sea como sea, contribuyen al fortalecimiento de la democracia que ve una de sus manifestaciones más claras en la expresión del voto ciudadano para elegir a sus gobernantes, entonces en esta lógica es menester que se hagan con un nuevo esquema que permita la libre confrontación de las ideas.

QOSHE - Ecos del debate - Alejo Sánchez Cano
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Ecos del debate

15 30
09.04.2024

Ciertamente, el formato del debate no permitió la libre confrontación de ideas, pero hay que decirlo, ese acartonamiento lo propiciaron los propios representantes de las candidatas, sobre todo de Claudia Sheinbaum, en un afán por cuidarla y no exponerla ante los severos cuestionamientos e incluso de acusaciones por negligencia y corrupción.

Entre los yerros del reloj y de transmisión y el propio diseño del formato del debate, se perdió la oportunidad de ver en todo su esplendor a los tres candidatos que, seguramente, se quedaron con muchos temas guardados ante la imposibilidad de exponerlos por falta de tiempo.

Es deseable que en los dos próximos debates presidenciales, el propio INE de Guadalupe Taddei, difunda los pormenores de los acuerdos entre los representantes de los candidatos que intervienen en la construcción del formato, porque si no lo hacen, deberá ese instituto cargar con culpas ajenas por ese exceso de cuidados que tienen Morena y sus aliados por su abanderada presidencial.

A qué le temen, a que Claudia sea avasallada por su adversaria, eso seguramente no pasaría, porque tiene la experiencia en debates y la preparación........

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