Uno de los problemas más serios que tenemos en América Latina es la falta de continuidad de los proyectos y programas que empieza un gobierno y el siguiente deja de lado. Eso pasa en los temas nacionales e internacionales, infortunadamente. En este artículo voy a referirme a un ejemplo que conozco bien e ilustra los costos de nuestra incapacidad de construir sobre lo construido: la Alianza del Pacífico.

Empiezo con un hecho que ocurrió la semana pasada, pero pasó inadvertido. Vimos la imagen de algunos presidentes con Biden en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en San Francisco, a la que asistió Petro. Los presidentes de México y Colombia no saludaron a su colega peruana Dina Boluarte porque no la reconocen como presidenta, a pesar de que lo es porque la Constitución peruana contempla la posibilidad de que el Congreso revoque el mandato del presidente por situaciones específicas, como ocurrió con Pedro Castillo. Son reacciones impropias de jefes de Estado, para quienes saludar es una regla de elemental cortesía.

Este episodio me sirve para pensar en la Alianza del Pacífico, que involucra a Colombia, México y Chile con Perú. En 2011, durante el gobierno del presidente Santos, por invitación del presidente del Perú, Alan García, en compañía de Chile y México, nos propusimos construir un mecanismo regional que se dedicara exclusivamente a los temas económicos y comerciales que nos interesaban, poniendo especial cuidado en que no se dejara contaminar por consideraciones ideológicas que, en otros casos, acabaron o debilitaron los mecanismos existentes.

En un período muy corto se convirtió en un mecanismo pragmático que obtuvo resultados concretos. Organizamos la libre circulación de bienes, personas, servicios y capitales, firmamos un ambicioso Tratado de Libre Comercio, las bolsas de valores se unieron y se conformó un grupo de trabajo constituido por empresarios de los cuatro países, quienes ayudaban con su experiencia a que los Estados fueran más eficientes en las reglas y los procedimientos para fomentar la actividad empresarial. Los ministros de Salud firmaron un acuerdo para la compra de medicamentos en conjunto, buscando precios más competitivos, entre muchas de las cosas que se hicieron.

México quitó la exigencia de visa para colombianos y peruanos, y cada país otorga 100 becas a estudiantes provenientes de los demás. La relación de estos cuatro Estados fue extraordinaria, con los beneficios que un buen entendimiento entre gobiernos implica para los estudiantes, turistas y empresarios, entre otros. Cada año, 63 países observadores asistían a la cumbre presidencial para ver los avances de la Alianza. Cuatro países solicitaron ser Estados asociados: Singapur, Nueva Zelanda, Australia y Canadá. Por primera vez la región era realmente atractiva para Asia.

La última reunión de presidentes fue en enero del 2022, este año se canceló por el tema del Perú, y el nivel de reuniones es cada vez más bajo. Infortunadamente, no hemos entendido la importancia de la integración. En América Latina, eso depende de la posición política de los presidentes de turno.

La participación de México en la Alianza fue un mensaje político más que económico: querían afirmar su condición de latinoamericanos, porque ellos comercialmente tienen todas las ventajas por su vecindad con Estados Unidos. Colombia era el mayor beneficiario de esta alianza. Es infortunado lo que está pasando y durará, porque la presidenta Boluarte estará en su cargo hasta el 2026. Tristemente, la Alianza del Pacífico está por desaparecer.

QOSHE - Salvemos la Alianza del Pacífico - María Ángela Holguín
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Salvemos la Alianza del Pacífico

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23.11.2023

Uno de los problemas más serios que tenemos en América Latina es la falta de continuidad de los proyectos y programas que empieza un gobierno y el siguiente deja de lado. Eso pasa en los temas nacionales e internacionales, infortunadamente. En este artículo voy a referirme a un ejemplo que conozco bien e ilustra los costos de nuestra incapacidad de construir sobre lo construido: la Alianza del Pacífico.

Empiezo con un hecho que ocurrió la semana pasada, pero pasó inadvertido. Vimos la imagen de algunos presidentes con Biden en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en San Francisco, a la que asistió Petro. Los presidentes de México y Colombia no saludaron a su colega peruana Dina Boluarte porque no la reconocen como presidenta, a pesar de que lo es porque la Constitución peruana contempla la posibilidad de que el Congreso revoque el mandato del presidente por........

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