Las imágenes que se vieron la semana pasada en Guayaquil y Quito fueron aterradoras. Mostraron cómo el crimen organizado puede intimidar a la población y poner en riesgo la institucionalidad.

El martes 9 de enero se tomaron un canal de televisión y tuvieron retenidas a las personas en el lugar, aterrorizaron a la gente en la terminal de transportes en Guayaquil y se tomaron la universidad de esa misma ciudad, donde estudiantes y docentes se encerraban en los salones de clase. En Quito, al mismo tiempo, sembraron pánico en el centro de la ciudad. ¿Cómo se llegó a esto?

Ecuador ha venido desde hace muchos años enfrentando a los carteles del narcotráfico. La presencia de los carteles mexicanos y colombianos, así como de bandas criminales en casi todas las ciudades del país, es cada vez mayor.

Ecuador fue un país ajeno a la violencia en la región, a pesar de la presencia del narcotráfico en su vecindario. Cuando Colombia vivió años terribles y Perú también se convirtió en productor, Ecuador se mantuvo seguro, inmune a esa situación, y no fue un país productor de hoja de coca.

Pero la polarización política y el deterioro gradual de su institucionalidad lo fue llevando a una situación en la que los ecuatorianos no dan crédito a lo que ocurre. Siempre pensaron que estas situaciones pasaban en Colombia, pero que no le llegarían a su territorio. Les faltó entender que los tentáculos del narcotráfico y su poder para meterse en los países y sus instituciones es inmenso. La plata que manejan corrompe indiscriminadamente.

Ecuador vive una crisis compleja, de gran polarización, con un deterioro de la seguridad cada vez mayor. Los actores políticos se culpan mutuamente sin entender que se trata de agentes externos, los grandes carteles, los que penetran en el corazón del país.

Lo que vimos en la campaña presidencial hace unos meses, con el asesinato del candidato Fernando Villavicencio, es una situación nueva para Ecuador. Ver a los candidatos presidenciales con chalecos antibalas y sin salidas a plazas o espacios abiertos ha sido terrible para un pueblo tranquilo.

La crisis carcelaria sin precedentes que se vive en ese país muestra la ausencia de control estatal. En las últimas semanas ha habido motines en siete cárceles del país, 150 funcionarios tomados de rehenes y varios presos escapados. El manejo de la delincuencia desde las cárceles demuestra un grave problema institucional.

El presidente Daniel Noboa, que lleva apenas cinco meses en el poder, decretó un conflicto armado interno, para que las Fuerzas Militares puedan liderar y manejar el control de la situación en todo el territorio. El país rodea al presidente en esta decisión y lo apoya, las medidas que está pasando al Congreso van más allá de las de seguridad y se necesitan para que Ecuador tenga el crecimiento económico necesario para enfrentar esta crisis.

Ecuador necesita a la comunidad internacional, a sus vecinos y a Estados Unidos para enfrentar esta grave amenaza a la democracia. También recursos para fortalecer las instituciones de justicia y seguridad, donde la banca multilateral podría apoyar. Desde Colombia hay mucho que el Gobierno puede hacer, hemos apoyado por décadas a muchos países en la región en el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas y de Policía en la lucha contra el narcotráfico. Este apoyo debe ir más allá de declaraciones de buena voluntad. Se necesita cooperación entre fuerzas militares y de policía, que los países se unan en la lucha contra el crimen organizado, pues solo así se tiene éxito. Colombia no puede dejar solo a Ecuador.

QOSHE - Ecuador está en momentos difíciles - María Ángela Holguín
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Ecuador está en momentos difíciles

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18.01.2024

Las imágenes que se vieron la semana pasada en Guayaquil y Quito fueron aterradoras. Mostraron cómo el crimen organizado puede intimidar a la población y poner en riesgo la institucionalidad.

El martes 9 de enero se tomaron un canal de televisión y tuvieron retenidas a las personas en el lugar, aterrorizaron a la gente en la terminal de transportes en Guayaquil y se tomaron la universidad de esa misma ciudad, donde estudiantes y docentes se encerraban en los salones de clase. En Quito, al mismo tiempo, sembraron pánico en el centro de la ciudad. ¿Cómo se llegó a esto?

Ecuador ha venido desde hace muchos años enfrentando a los carteles del narcotráfico. La presencia de los carteles mexicanos y colombianos, así como de bandas criminales en casi todas las ciudades del país, es cada vez mayor.

Ecuador fue un país ajeno a la violencia en la región, a pesar de la presencia del........

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